Diciembre 16, 2018

Oratoria práctica: Cómo enseñar a los niños a hablar en público

Oratoria práctica: Cómo enseñar a los niños a hablar en público

Por Daniel Colombo – Uno de los aspectos fundamentales para expresar las ideas y conectar con los demás es aprender a hablar en público. El arte de la oratoria se aplica a todo tipo de actividades, y sería esencial que se enseñe desde la primera infancia en adelante.

Muchos profesionales adultos encuentran dificultades a la hora de afrontar al público; en casi todas sus carreras no se les ha enseñado esta habilidad tan necesaria para desempeñarse con mayor asertividad en distintos contextos.

Cuando en la escuela se aprende a leer, aún se aplica un método que, hoy, resulta un tanto contraproducente: la típica “lectura escolar” en voz alta, con ciertos vicios y entonaciones antinaturales. De hecho, hace tan solo unas décadas, se enseñaba “declamación” como una forma de expresión oral. Esto ha quedado tan marcado en el inconsciente de las personas, que, puestos a la hora de afrontar al público, sin darse cuenta repiten esos esquemas totalmente desactualizados para el mundo actual.

Para los niños será estratégico desarrollar la habilidad de hablar ante todo tipo de personas. Aquí, algunos beneficios concretos:

  1. Les dará mayor auto confianza.
  2. Vencerán el miedo al ridículo y a equivocarse; aprenderán de sus errores, comenzando un proceso de mejora continua.
  3. Podrán expresar mejor sus ideas.
  4. Serán capaces de conceptualizar en forma más asertiva de acuerdo con el auditorio al que se dirijan.
  5. Ampliarán notablemente su vocabulario y podrán argumentar con consistencia.
  6. Articularán la conexión entre mente, palabra, cuerpo y emociones.
  7. Entender que la oratoria no es lo mismo que clases de teatro: aquí serán ellos mismos, no un personaje.
  8. Descubrirán cómo pueden traducir en palabras y gestos lo que piensan y sienten, fomentando el debate y el criterio propio.
  9. Tendrán mejores oportunidades de adultos para afrontar desafíos personales y profesionales, ya que la oratoria es una de las habilidades blandas más requeridas en cualquier posición, al igual que las demás herramientas de interacción humanas.
  10. Conocerán el impacto de lo visual, lo auditivo y lo kinestésico (emociones, sensaciones, cuerpo, movimiento), puesto en escena. Los niños son nativos digitales, por lo que dominan muchas herramientas que harán lucir en sus presentaciones.

La comunicación en palabras ocupa sólo el 7% del total de la comunicación humana; el resto son los gestos (55%) y el tono de la voz (38%).

Aprender desde niños

Así como introducir un nuevo idioma es más sencillo desde niños, también es fundamental aprender a hablar en público.

La oratoria se aprende mediante la ejercitación permanente, el registro de la postura corporal, la respiración, el manejo del tiempo, el desarrollo de los temas a abordar y las formas de estimular los sentidos del público, y del propio orador.

Otro aspecto importante es el de la inspiración, la creatividad y la innovación que se despiertan cuando se diseñan las presentaciones: aquí, el componente creativo innato en la infancia es de gran valor.

Claves para enseñar a los niños a hablar en público

Aquí van estas sugerencias prácticas:

1. Una herramienta esencial es fomentar la oratoria conectándola con el espíritu lúdico. Canto, baile, recitados, encarnar diferentes personales en una misma presentación, inventar finales sorprendentes, escribir párrafos y representarlos ante los demás, dar distintos matices y entonaciones ayudarán a entrenarse.

2. Los ejercicios de improvisación son altamente recomendables. Desde muy niños se puede estimular esta herramienta para desarrollar el lenguaje, obtener mayor soltura corporal y una riqueza conceptual que de otra forma quedará oprimida.

3. Potencial creativo. También es necesario explorar la posibilidad creativa de cada niño o niña, permitiéndole conectar ideas diversas. Un buen ejercicio es colocar palabras sueltas, a modo de rompecabezas desarmado; y que, con algunas de ellas, cada uno elabore una presentación basada en un mismo (o diferente) tema.

4. Estimular la lectura en voz alta. En la infancia (y para la mayoría de los adultos) es requisito seguir entrenándose en leer en voz alta todo tipo de textos. Al hacerlo, la persona se conecta con su potencial de comunicador, ya que sale de su ensimismamiento, de su mundo personal interpretativo, para transmitir su mensaje hacia los demás. Es conveniente proveer todo tipo de lecturas, no sólo las que resultan sencillas.

5. Despertar la curiosidad por enfoques diversos de un mismo tema. Para practicar, se puede solicitar que cada niño proponga tres temas. Se elige uno al azar, y se lo invita a presentarlo en forma breve (por ejemplo, un minuto en total), de tres maneras diferentes. Esto les ayudará a entrenar su cerebro en formas de pensamiento lateral para contar el mismo contenido de distinta forma.

6. Evitar que aprendan las cosas de memoria. Cuando el cerebro hace el esfuerzo por memorizar se pierde la capacidad de conceptualizar trazos, ideas y conceptos fundamentales. La intención en la práctica de niños hablando en público es que puedan tener una guía general de lo que van a expresar, y que puedan hacerlo libremente, sin ataduras a la memoria inducida.

7. Enseñar la estructura básica de las presentaciones. Inicio, nudo/desarrollo y final, donde la primera y última parte serán esenciales para generar un impacto en el público. Un ejercicio práctico es invitarlos a desarrollar una guía de lo que quieren expresar. Incluso, se puede ejemplificar con algún cuento o relato inspiracional que los niños hayan escuchado o leído, reconocer su estructura literaria y recrearlo con sus palabras.

8. Conectarlos con las emociones. Otro aspecto esencial es que lo sientan como propio, ya que se traducirá en escena con un impacto mayor que decirlo como si estuviesen actuando en un acto escolar de los de siempre.

9. Dar libertad para que estructuren su Storytelling. Esta herramienta permite que quien expone conecte mejor con el público. Hay una historia detrás de la historia, que no necesariamente debe ser lineal al relatarla: hay miles de formas para explorar. Como sugerencia, es necesario que cada niño se responda: “¿Cómo digo lo que quiero decir?” y “¿Qué impacto emocional quiero lograr?”, para elaborar así su storytelling a medida.

10. Aprender a responder preguntas. Otro eje esencial es tener la habilidad de interpretar qué pregunta el público, y cómo responderles en forma sencilla y directa, en línea con el tema a presentar. Los debates y opiniones son fundamentales para que desde la infancia se desarrolle el espíritu de libre expresión, algo fundamental dentro de los valores humanos, y que se atesorarán por siempre.

Foto: Shutterstock

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