Crónicas clasemedieras: No usar audífonos; por Omar G. Villegas
Por Omar G. Villegas |
Soy peatón de tiempo completo en una ciudad tan complicada, incluso dolorosa, como la de México. El estrés es una sensación cotidiana. Cada minuto uno tiene que controlar la ira, la frustración, el desconcierto causado por las reacciones de otros (y las propias) que, en ocasiones, contravienen por completo las reglas de convivencia.
Un buen día comencé a pensar cómo reducir los niveles de angustia o, de menos, acotar las posibilidades de sufrirla en un entorno tan propicio para que explote. En una de esas puse atención a los audífonos con los que salía religiosamente a la calle para distraerme oyendo música.
Varias veces había escuchado que el uso de audífonos afecta el oído, sobre todo si se hace a volumen alto como, inevitablemente, ocurre en una ciudad tan ruidosa como la de México. Ésa fue la motivación primaria para dejar de usarlos. Otra fue que comencé a pensar que más que un motivo de gozo o distractor, utilizaba la música como un aislante que en nada contribuía a estar, digamos, en paz en con el entorno.
Mientras uno transita por las grandes ciudades difícilmente pone atención a lo que escucha. Más bien se usa como escudo ante lo que ocurre alrededor. Si algo nos molesta, subimos el volumen y hacemos como que no existe. Esto en nada propicia la tranquilidad, más bien la vuelve endeble porque depende de todo menos del control sobre nuestras reacciones.
Por otro lado, justo al usar los audífonos de escudo, obvio cada vez que nos interrumpen, que se acaba la pila del reproductor de música o que ocurre cualquier contingencia que nos saque de esa zona de “protección”, nos molestamos.
Todo lo anterior me orilló a salir de casa sin audífonos. Como experimento. Quería estar más atento (también por seguridad) y ya no quería evitar a los demás ni a los acontecimientos, sino percibirlos, aprehenderlos con los cinco sentidos y, en esa medida, comprenderlos y asimilarlos de la manera más ecuánime y empática posible.
He de decir que luego de unas semanas de hacerlo el resultado ha sido muy afortunado. No sé si confirme lo que expuse anteriormente (que quizá ya había expuesto algún experto, no lo sé), pero salir a la calle sin audífonos ni libros me ha convertido en un peatón más apacible e, insólitamente, sonriente.
Estar. Simplemente estar en la realidad sin escudos me ha dado mayor poder sobre las reacciones que tengo hacia los eventos y al tener la capacidad de elegirlas pues he optado por una más serena. Esto, honestamente y casi sin querer me ha hecho sonreír más.
No sé si los resultados sean similares para todos los peatones porque tenemos caracteres diferentes, pero podría aventurarme a decir que sí porque para convivir inevitablemente hay que relacionarse y si se hace con menos distractores, mejor. ¿O no uno tiene más disposición ante quienes nos dan nuestro lugar como interlocutor?
Omar G. Villegas | Twitter: @omargvillegas |
Omar G. Villegas (Ciudad de México, 1979). Periodista. Ha ejercido el periodismo cultural y de espectáculos en los diarios Reforma, El Universal, La Crónica de Hoy, El Día y, actualmente, en la cadena Tv Azteca, donde también es guionista. Ha colaborado en revistas como ¡Quién! y DEEP, y en el portal The Huffington Post. Ha publicado narrativa breve en su blog Memorias Consustanciales y ensayos en revistas electrónicas especializadas de México, España y Suramérica como Imágenes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Es profesor de Periodismo en la Universidad Iberoamericana. Autor del libro de relatos breves “El jardín de los delirios” (Textofilia, 2012). Egresado de periodismo de la UNAM. Estudió la maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Salamanca, España, con beca de la Fundación Carolina, y la maestría en Historia del Arte en la UNAM.
Foto: Hombre con audífonos / Shutterstock
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