Crónicas clasemedieras: Época de mandarinas
Por Omar G. Villegas |
Hay hechos que acontecen solo en algunas épocas del año, que cuando se presentan se convierten en el sello de esa temporada. Uno de ellos, muy característico del tiempo de fríos en el centro de México, es la vendimia de mandarinas.
Justo después de la llegada del otoño, cuando empiezan a presentarse las primeras mañanas y noches frías, en los mercados, los puestos de frutas, los tianguis y los supermercados comienzan a verse montones de mandarinas, una fruta deliciosa, dulce e ideal para prevenir resfriados.
Es justo ahora cuando en los restaurantes y fruterías empiezan a vender, con bombo y platillo, jugos de mandarina. Presentes en los menús todo el año pero no siempre disponibles. Esta bebida es muy popular en la capital. También en el resto del país, sobre todo en ciudades con climas frescos. Por si fuera poco, en todos lados la mandarina suele ser una fruta de precio accesible.
La llegada de las mandarinas, además, la asocio con el inicio de la época de fiestas. Su aparición es previa al Día de Muertos cuyas celebraciones se extienden en México desde el último día de octubre hasta el 2 de noviembre con ceremonias y ofrendas en las que, por supuesto, las mandarinas tienen una presencia protagónica.
Más tarde, ya en más abundancia, las mandarinas se convierten en una fruta cotidiana en las casas mexicanas y en las celebraciones. En diciembre también tienen un rol estelar. A mediados de mes son infaltables en las posadas pues con ellas se rellenan las piñatas y son parte de las mesas alrededor de las cuales se reúnen las familias y amigos para convivir. Así pasa también con las limas, las cañas, los tejocotes y otras frutas un poco menos populares.
De las mandarinas gusta el sabor más suave y dulce que el de la naranja o la toronja, pero también un hecho por demás relevante: son facilísimas de pelar. Para quitarles la cáscara solamente es necesario hacer un pequeño rasguño en ella y cede sin mayor esfuerzo. No es necesario esforzarse, a veces más allá de lo deseado, como ocurre con las naranjas cuya cáscara es más reticente, razón por la que es habitual que nos ayudemos de cuchillos y cucharas para quitarla.
Por todo ello la mandarina es de las frutas predilectas de muchos de nosotros: por su sabor, por la especificidad de que se le encuentra sólo en estas épocas de fin e inicio de cada año y de que su arribo viene acompañado por celebraciones, alegrías, momentos agradables e, incluso, porque cuando una gripa inconveniente afecta, recurrimos a ella con entusiasmo y suma esperanza de que nos ayudará a estar bien cuanto antes para continuar festejando.
¡Bienvenida sea la época de mandarinas!
Omar G. Villegas | Twitter: @omargvillegas |
Omar G. Villegas (Ciudad de México, 1979). Periodista. Ha ejercido el periodismo cultural y de espectáculos en los diarios Reforma, El Universal, La Crónica de Hoy, El Día y, actualmente, en la cadena Tv Azteca, donde también es guionista. Ha colaborado en revistas como ¡Quién! y DEEP, y en el portal The Huffington Post. Ha publicado narrativa breve en su blog Memorias Consustanciales y ensayos en revistas electrónicas especializadas de México, España y Suramérica como Imágenes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Es profesor de Periodismo en la Universidad Iberoamericana. Autor del libro de relatos breves “El jardín de los delirios” (Textofilia, 2012). Egresado de periodismo de la UNAM. Estudió la maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Salamanca, España, con beca de la Fundación Carolina, y la maestría en Historia del Arte en la UNAM.
Foto: Mandarinas / Shutterstock
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