Quinoa, kale, chía, goji… Detrás de los ‘superalimentos’ solo hay ‘marketing’
Miguel Herrero, CIAL-CSIC Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación
Es casi una tradición. Cada cierto tiempo aparece un nuevo alimento de cuya existencia poco o nada se sabía hasta el momento, que se relaciona con tantos beneficios nutricionales y para la salud que es difícil entender por qué no los habíamos estado consumiendo toda la vida.
Estos alimentos milagro o superalimentos (superfoods), cumplen el mismo patrón: son productos exóticos, utilizados en otras culturas lejanas (o, si no, deben parecerlo). Además, viven una época de furor desmedido y luego desaparecen poco a poco hasta que son sustituidos por los siguientes. Y, por supuesto, suelen tener un precio elevado.
Hablo de estos y otros mitos en mi libro Los falsos mitos de la alimentación.
Los que se fueron
Las bayas de goji fueron un alimento milagro reciente, cuya época dorada ya pasó. Llegaron como de la nada con múltiples promesas relacionadas con su buenísima composición química, que incluye ácidos grasos omega-3, carotenoides, minerales y vitaminas. No es una composición mejor que la de otros alimentos, pero lo que las hacía inútiles era su consumo anecdótico de unas cuantas bayas al día.
De hecho, esta es otra característica común de los mal llamados superalimentos. No se consumen como alimentos reales en cantidades apreciables en la dieta, sino en pequeñas cantidades que no proporcionan ninguna relevancia final sobre la salud.
El resultado es que, aunque las bayas de goji puedan tener más β –caroteno (un compuesto precursor de la vitamina A) que las zanahorias, la ración que se ingiere es mucho menor que la de la zanahoria. En otras palabras, con una sola zanahoria podemos tomar más β-caroteno que con toda una ración de bayas de goji.
Las semillas maravillosas
Las semillas de Chía provienen de una planta herbácea del género Salvia originaria del sur de México y Centroamérica. Se trata de otra planta exótica cuyo uso ha sido solo local hasta hace poco. La composición química de estas semillas destaca por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, así como por un contenido elevado en fibra. El problema, una vez más, es que se consume como aderezo, añadiendo pequeñas cantidades a otros alimentos.
Para dificultar más las cosas, las semillas enteras son muy difíciles de digerir. Pese a ser ricas en ácidos grasos omega-3, la cantidad total que se ingiere de ellos es muy pequeña, irrelevante para el organismo.
Además, se ingiere más fibra en una ración de garbanzos que en una de semillas de chía. Lo que no se menciona normalmente es el elevado contenido calórico que contienen estas semillas, que pueden alcanzar hasta las 500 kcal/100 g.
Entre los alimentos de moda que tienen mucho éxito hoy en día, se encuentra la quinoa o quinua, como se debería escribir. Esta planta es un pseudocereal, es decir, tiene un uso similar al de un cereal pero no lo es. Es típica de Bolivia, Perú y Ecuador, donde se consume con asiduidad.
En el año 2013, la FAO estableció el año internacional de la quinua, lo que dio una gran publicidad y extensión a este cultivo.
El perfil nutricional de la quinua es muy saludable, de nuevo con altas cantidades de fibra y grasas poliinsaturadas. A diferencia de otros alimentos comentados, gracias a que se puede utilizar como si de un cereal se tratara, en este caso sí sería posible integrar este alimento en la dieta y consumirlo en cantidades más apreciables, de forma que contribuyera a una dieta saludable. En cualquier caso, tampoco concede propiedades milagrosas para la salud, ni mucho menos.
Nuevos nombres para viejos conocidos
En un esfuerzo de marketing para hacer surgir nuevas tendencias y alimentos novedosos con propiedades maravillosas, hay casos en los que se recurre a una denominación diferente a la utilizada tradicionalmente. Así, el consumidor piensa que se trata de un producto nuevo.
Si hablamos de col rizada o berza común, casi nadie piensa en beneficios milagrosos ni en propiedades magníficas, sino en comida para ganado y en forraje. No ocurre lo mismo si hablamos de kale, a pesar de que se trate del mismo alimento.
El kale es una hortaliza de hoja verde que se ha consumido en España desde siempre. Es rica en calcio y en algunas vitaminas, así como en fibra. Como contiene una gran proporción de agua, su aporte calórico es reducido, como ocurre con otros vegetales similares.
Se trata de una hortaliza muy similar a otras, incluso de la misma familia y especie, como el brócoli, el repollo y la coliflor. Como ellas, es un vegetal muy recomendable para ser consumido dentro de una dieta variada, y aportará beneficios, así como otros vegetales aportarán otros, pero entre ellos no habrá ninguno milagroso.
Miguel Herrero, Científico Titular (CSIC), CIAL-CSIC Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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