¿Qué secretos esconde la remota ubicación de Machu Picchu?
Al haber sido construida sobre varias fallas geológicas, Machu Picchu no es solo una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno, sino también un misterio arquitectónico pues sigue intacta casi seis siglos después de su construcción… pero, ¿por qué eligieron los Incas esta curiosa ubicación?
Machu Picchu, Santuario Histórico y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, es el nombre contemporáneo que se le da a un antiguo poblado incaico andino construido antes del siglo XV.
Está ubicado en la Cordillera Oriental del sur de Perú, en la cadena montañosa de Los Andes a 2430 metros sobre el nivel del mar. Específicamente a 80 kilómetros al noroeste de Cusco, ciudad del Perú.
Esta obra maestra de la arquitectura y la ingeniería fue construida sobre el batolito de Vilcabamba, compuesto principalmente de granito blanco a grisáceo, que data aproximadamente de unos 250 millones de años.
Este macizo granítico se encuentra cortado por una serie de fallas geológicas que juegan un papel importante la formación actual del relieve de esta maravilla.
El Instituto Geológico Minero y Metalúrgico del Perú realizó un mapa geológico del cuadrángulo de Machu Picchu. En él se pueden observar dos grandes fallas regionales que cortan a la zona: la falla Huayna Picchu y la falla Machu Picchu que, aunque no han tenido actividad reciente, siempre han estado bajo constante monitoreo.
A pesar de que siempre se pensó que los Incas no sabían que habían construido su santuario sobre estas fallas geológicas, una nueva investigación descubrió que, de hecho, lo hicieron de forma premeditada.
Rualdo Menegat, geólogo de la Universidad Federal Rio Grande do Sul de Brasil es el autor de esta nueva investigación.
“La ubicación de Machu Pichu no es una coincidencia”, aseguró el geólogo en un comunicado publicado por la organización The Geological Society of America. “Sería imposible construir un sitio así en las altas montañas si el sustrato no se fracturara”, agregó.
¿Cómo llegó Rualdo Menegat a esta contundente conclusión?
Menegat utilizó «imágenes satelitales y mediciones en campo, con las cuales mapeó una densa red de fallas y fracturas en el terreno sobre el cual se levantó la ciudad», explicó la BBC.
Debido a estas fallas se formó una gran X, que va desde el noreste hasta el sureste, en cuyo centro está Machu Picchu. Este modelo se repite en ciudades incas antiguas como Ollantaytambo, Pisac y Cusco.
Según muestran las imágenes satelitales de Menegat, varios sectores del santuario, campos agrícolas circundantes, los edificios y las escaleras, están orientados a lo largo de los trazos de estas grandes fallas.
Además, la investigación muestra también que estas fallas varían desde grietas “insignificantes” en algunas rocas, hasta líneas que abarcan 175 km de largo y que incluso delimitan algunos de los valles de los ríos importantes que rodean la zona.
Asimismo, el mapeo de Menegat demostró que varias de estas fracturas coinciden con las fallas que dieron origen a las montañas de los Andes centrales durante los pasados 8 millones de años.
Gracias a las fallas, el terreno ofrecía grandes cantidades de rocas fracturadas que podían ser desplazadas, algo que era común en la zona.
Esto ayudaba a los Incas ya que eran más fáciles tallar y ubicar; además, gracias a los temblores las rocas están perfectamente encajadas en su lugar.
Por otro lado, según la BBC, Menegat asegura que «la red de fisuras también sirvió como un suministro de agua» y que “las fallas tectónicas del área canalizaron agua de deshielo y agua de lluvia directamente hacia la ciudadela», por lo que sirvieron como canales para drenar sin necesidad de que ellos construyeran unos.
El geólogo concluyó que, «Machu Picchu nos muestra claramente que la civilización Inca era un imperio de rocas fracturadas».
Fuentes: BBC / La Vaguardia / El Nuevo Día / Foto: Shutterstock
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