Oratoria: 7 secretos que jamás te enseñaron en un curso
Por Daniel Colombo |
La situación de hablar en público es un desafío para más del 75% de las personas que lo padecen en distintos grados, incluso con serias patologías previas, durante y posteriores. Para quienes no están familiarizados con esta experiencia, suelen asociarla con patrones negativos como la burla, el miedo a cometer errores y la vergüenza. En casos extremos se presenta la glosofobia, que es la fobia a ser oradores.
Personas con todo tipo de formación y capacidades, con y sin experiencia, suelen presentar esta dificultad limitante que es superable en base a la práctica continua y el entrenamiento en su auto confianza.
Lo que no te enseñaron
Aquí van 7 recursos que, de tan comunes, suelen ser pasados por alto en todo tipo de cursos de oratoria. Si los aplicas, es posible que puedas afrontar las situaciones con mayor comodidad y sin tantas limitaciones, mientras te vas entrenando en mejorar paso a paso:
1. Ellos no saben lo que tu sí sabes.
Este principio esencial parte de la realidad de que sólo tu conoce de antemano el contenido de tu presentación, discurso o ponencia, por lo que representa una situación de ventaja competitiva frente al público. Hay momentos en que el mejor esquema es no tener un esquema. Significa que necesitas prepararte para lo que irrumpe, como aquel comentario al pasar de un participante que dispara algo muy atractivo para todo el público; la sonrisa cómplice de alguien, e, incluso, tu torpeza en escena. En estos casos, si estás muy aferrado a tu contenido, es posible que no puedas disfrutarlo a pleno. Lo ideal es que prepares el material, aunque no te recomiendo jamás que lo aprendas de memoria.
2. No estrenes zapatos.
Muchos oradores inexpertos utilizan ropa por primera vez al afrontar al público; en si mismo, esto está muy bien siempre que no te coloque en una posición de incomodidad física. Los zapatos son esenciales para todos, por cuanto te sostendrán y representan tus pilares frente al público. Asegúrate de llevar unos que te queden realmente cómodos para no tener otro padecimiento adicional. Para los hombres: evita los zapatos con excesivos accesorios. Para ellas: utiliza un par cómodo, de taco medio o bajo, y que no sean sandalias que dejen tus pies a la vista, ya que distraerás al auditorio. Si bien siempre hay excepciones, en caso de que no conozcas al público en profundidad es preferible ir a lo clásico.
3. Anteojos sí, aunque con cuidado.
Si utilizas anteojos, debes tener cuidado del efecto que producen los cristales en el auditorio. Por ejemplo, si tienen un filtro solar foto cromático, es posible que si recibes mucha luz blanca de frente se pongan más oscuros, e imposibiliten que el público vea tu mirada. El acto de oratoria es una ceremonia de comunicación, por lo que es fundamental mirarse a los ojos todo el tiempo. Hazte un par de anteojos neutros, sólo para conferencias si los necesitas. Algo más: atención con las alhajas de todo tipo y las cosas ostentosas en el vestuario: no sólo son distractoras para la gente, sino que pueden interferir con los micrófonos con el ruido que pueden producir al agitarse sin querer.
4. Hay ciertas cosas que conviene no hacer en la previa.
Reunirte con muchas personas -con la sinfonía de ruido que ello significa-, comer un chocolate o tomar un café, son aspectos que no te recomiendo, puesto que: A) necesitas silenciarte antes de salir a escena, por breve que sea tu participación. Recobra tu eje y energía. B) El chocolate empasta la garganta y la voz, por lo que será difícil clarificarla. Si tienes ansiedad por algo dulce, prueba con una fruta, o con un pequeño caramelo. C) El café te dará un sacudón de energía, aunque, como sabes, es posible que te deje un aliento no demasiado agradable. Puedes reemplazarlo por un té con miel, y, de paso, ayudará a tus cuerdas vocales.
5. Los técnicos son tus aliados.
Cuando vas a exponer, ya que estarás afrontando una situación estresante, necesitas conocer todos los aspectos operativos de tu momento. Llega al menos con una hora de antelación. Recorre el salón, verifica que funcionen todos los elementos. Cuenta las hojas del papelógrafo o rotafolio, así como que los marcadores y fibrones escriban bien. Conversa con el técnico de sonido, de luces y el encargado de la sala. Asegúrate de tener agua sin gas a mano para hidratarte tanto como necesites.
6. Ve al sanitario diez minutos antes de empezar.
Aunque parezca excesiva, aquí tienes otra recomendación que no se enseña en los cursos. El estrés y los nervios propios de la situación de oratoria hace que el aparato fisiológico humano tenga algunas alteraciones. Necesitas estar confortable en todo momento. De paso, allí, podrás tomar unos minutos a solas y en silencio. Enfócate en inspirar y expirar con profundidad, llevando el aire desde abajo del estómago -zona del diafragma-, y luego abarcando los pulmones. Con este modo de respiración costo-diafragmático duplicarás tu capacidad de aire; algo muy conveniente sobre todo si tienes que hablar un largo tiempo.
7. Escribe tus notas especiales.
Son esas cosas que van a parte de tu presentación central. Los agradecimientos, las menciones a personas específicas, el orden del protocolo si se aplica en ese caso, las instrucciones para los participantes -por ejemplo, si entregarás un material al final-: apunta todo en una ficha que tendrás a mano en tu mesa de apoyo o el bolsillo de tu traje, para no olvidar las cosas.
Daniel Colombo | www.danielcolombo.com | Tw @danielcolombopr | Ig: @daniel.colombo
Coach especializado en alta gerencia y profesionales; conferencista internacional; escritor y comunicador profesional
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