La olvidada magia de contar cuentos
Por Erika De Paz |
Mi mamá siempre nos leía cuentos antes de dormir. Quizá lo hizo en exceso y, aunque desconozco el efecto que esto tuvo en mis hermanos, al menos yo todavía sufro las terribles consecuencias de querer vivir en un mundo de escarcha, príncipes azules y finales felices. No importa, se lo agradezco. Después de todo, ese momento mágico que ella nos regaló todas las noches, no sólo sirvió para hacernos dormir, sino que resultó sumamente beneficioso para nosotros.
Muchas veces solemos subestimar esos instantes. Tal vez porque nos resultan tan cotidianos y simples que no les damos la importancia que merecen. Y es que detrás de una mamá cansada que es capaz de leer un cuento al final del día, y de entonar y diferenciar de manera perfecta las voces de los distintos personajes, hay muchos kilos de amor. Pero ¿por qué es tan importante este acto tan sencillo?, ¿qué tan poderosa se vuelve una mamá (o un papá) con un cuento en la mano?
Muchos expertos coinciden que este ritual por las noches sirve para relajar a los más pequeños de la casa, ciertamente es un remedio natural que causa los mismos efectos que el que producen las infusiones para dormir. Y mientras ellos se relajan, quien les lee el cuento también lo hace. Pero existen otros aspectos a tomar en cuenta. Escuchar historias permite a los niños desarrollar la imaginación, lo que a su vez potencia su creatividad. Además, fortalece su memoria. De hecho, es común que los niños pequeños adoren que sus papás les lean varias veces el mismo cuento. Y aunque, evidentemente, esto puede resultar agotador para los adultos, es muy positivo: repetir el mismo relato fortalece la memoria de los pequeños.
A través de la lectura se transmiten valores. El cuento es una herramienta que permite educar a los niños. Por ello, siempre será más recomendable una historia divertida que incentive su interés por la lectura. De esta manera, se logra fomentar en ellos el amor por los libros, un amor que difícilmente dejarán de sentir cuando crezcan. Asimismo, con cada nuevo relato, los niños enriquecen su vocabulario, mejoran su habilidad de escuchar y desarrollan la atención.
El hecho de contar un cuento es poderoso, porque permite a los padres mostrarles a sus hijos que en la vida real también existen las dificultades. Y así como en los cuentos de hadas, en la realidad también hay “buenos” y “malos”. Gracias a estas historias, los niños pueden recordar que los personajes “malos” siempre pierden, así que tendrán clara la importancia de portarse bien. Por ello, los cuentos son estupendos para volver a los pequeños más reflexivos y sensibles. Pero, indudablemente, la mejor de las razones que tiene cualquier papá para desempolvar un cuento infantil es la de poder fortalecer enormemente los lazos afectivos con su hijo. Esto es algo mutuo: el niño se siente querido y atendido por su padre, y el padre comparte un momento mágico con él, lleno de preguntas y episodios fantasiosos.
En los tiempos actuales, la tecnología ha acabado con buena parte de estos hábitos tradicionales y hasta extraños para algunos como puede ser leer un cuento. Es una lástima, sobre todo si tomamos en cuenta lo beneficioso y poderoso que resulta compartir un rato leyendo historias. Con seguridad, contar un cuento es una de esas viejas costumbres que no debemos olvidar nunca. No arruinemos el “y vivieron felices para siempre”, esa frase jamás se verá más linda que plasmada en la última página de un libro repleto de hermosas ilustraciones y asombrosas aventuras.
Por: Erika De Paz | IG @ERIKADPS |
Foto: Mamá leyendo un cuento Shutterstock
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