La bicicleta vuelve por sus fueros en China con el propósito de combatir la contaminación
China llegó a ser considerado el reino de las bicicletas, con ciclistas transitando las calles de todas las ciudades del país. Pero en los últimos 40 años, la pujante prosperidad de la economía y la urbanización de China generaron un cambio en su población, que optó por los vehículos automotores para transportarse, causando un peligroso deterioro en la calidad del aire.
El comerciante y explorador veneciano Marco Polo describió alguna vez la ciudad de Hangzhou, en el este del país, como “la más elegante y espléndida del mundo”. Hoy, la vida moderna ha tenido un efecto devastador y el nivel de contaminación del aire que respiran sus habitantes se encuentra muy por encima del que la Organización Mundial de la Salud considera seguro en términos de sanidad.
Para mejorar la salud pública y el medio ambiente, las autoridades de Hangzhou promueven activamente el ciclismo con la tecnología digital como aliada, lo que ha conseguido reducir la polución. Otras ciudades han empezado a seguir este ejemplo.
Durante la última década, el gobierno local ha mejorado la infraestructura para el ciclismo, creando carriles y señales de tráfico exclusivamente para ciclistas, y ha puesto a disposición pública casi 86.000 bicicletas. Una tarjeta inteligente permite que los usuarios accedan a todos los medios de transporte público, desde bicicletas hasta barcos y autobuses.
“El total de viajes en bicicleta suma 760 millones, una cifra casi equivalente a la mitad de la población de China”, dice Tao Xuejun, gerente general del Servicio de Bicicletas Públicas de Hangzhou. “Hasta el momento, más de 400 ciudades del país han adoptado nuestro proyecto. Nuestro sueño es promover este modelo en toda China y en el mundo.”
Según Tao, como resultado de estas iniciativas, el ciclismo se ha convertido en una opción popular tanto para los ciudadanos locales como para los turistas, y los esfuerzos de la compañía administrada por el gobierno han sido recompensados con el reconocimiento internacional, incluido el Premio Ashden de Turismo Sostenible en 2017.
Una aplicación que planta millones de árboles
Además de liderar el resurgimiento de la bicicleta en China, Hangzhou es origen de una innovadora manera de alentar un estilo de vida más sostenible con una aplicación para dispositivos móviles que ayuda a detener la desertificación, reducir la contaminación y plantar millones de árboles nuevos.
El programa “Bosque Hormiga” -un programa con sede en Hangzhou de Alipay, empresa dueña de una aplicación de pagos y estilo de vida-, insta a los usuarios a tomar decisiones pequeñas en la vida diaria que beneficien el medio ambiente, como ir en bicicleta en vez de manejar al trabajo o reciclar la ropa. Cuando los usuarios realizan actividades que reducen las emisiones de carbono, reciben puntos virtuales de “energía verde”.
Cuando los usuarios acumulan puntos virtuales suficientes, se planta un árbol real. Según la empresa Ant Financial se han plantado más de 100 millones de árboles gracias a las actividades bajas en emisiones de carbono de 500 millones de individuos, casi el 5% de la población mundial.
Beijing lucha para ver a través del esmog
Uno de los ejemplos internacionales más conocidos de contaminación peligrosa del aire es Beijing, la capital china.
De acuerdo con los autores de un informe de la ONU sobre el control de la contaminación en Beijing, el extraordinario desarrollo de la capital de China en las últimas dos décadas generó una grave y visible polución del aire debido a una combinación de factores entre los que destacan los contaminantes de carbón; el crecimiento del parque vehicular de motor, especialmente de camiones de carga; la industria pesada; y el polvo de edificios y carreteras.
Las partículas finas invisibles que flotan en el aire son en gran parte responsables de las muertes y enfermedades debidas a la contaminación. Las más pequeñas y mortíferas se llaman PM2.5 y son capaces de burlar las defensas del cuerpo y alojarse en los pulmones, el torrente sanguíneo y el cerebro. Los negocios, los edificios públicos y las casas emiten casi la mitad de las partículas PM2.5.
Hoy, la contaminación de partículas finas en Beijing está todavía 7,3 veces por encima del nivel anual seguro establecido por la OMS, pero los gobiernos local y regional han logrado mejorar la situación en los últimos años.
La concentración de partículas finas en el aire se ha reducido una tercera parte mediante el trabajo conjunto de estos gobiernos, cuya estrategia se ha valido de las herramientas legales, económicas y tecnológicas a su disposición para así superar la meta fijada por el Consejo de Estado, el principal órgano administrativo chino.
“Beijing ha alcanzado en muy poco tiempo mejoras impresionantes en la calidad del aire”, apuntó Dechen Tsering, directora de la Oficina Regional de la ONU para el Medio Ambiente en Asia y el Pacífico. “Es un buen ejemplo de cómo una ciudad grande en un país en desarrollo puede equilibrar la protección ambiental y el crecimiento económico”, agregó.
China es sede del Día Mundial del Medio Ambiente este 5 de junio de 2019, que tiene como tema la contaminación del aire. Los principales eventos de la jornada tendrán lugar en Hangzhou.
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