Diciembre 16, 2016

Crónicas clasemedieras: De ira y villanos

Crónicas clasemedieras: De ira y villanos

Por Omar G. Villegas |

1.     Hay veces en las que simplemente estás de malas. Que tu cabeza es un huracán. Que la molestia te invade como el agua a una servilleta. Que no sabes por qué estás tan incómodo contigo. Con todo. En ti. O quizá sí. Por decepción. Por frustración. Por hartazgo. Porque estás abrumado por tus propios demonios, por los otros que devienen demonios y se posan en tu hombro. Por aquellos a los que tendiste la mano y se aprovecharon. Por aquellos a los que apoyaste y te olvidaron. Por aquellos a los que amaste y te ningunearon. Por aquellos a los que te entregaste y te desecharon. Ya entrado en esos ánimos tomas bríos y arremetes contra ti mismo. Por tonto. Entonces te molestas por caer una y otra vez en las tretas de las personas. Por ser tan inseguro y confiado. Por ser tan endeble. Es más. Te cuelgas cuantos despropósitos sabes o encuentras en el diccionario. Luego tomas aire y recapacitas. Tratas de amar eso que tú eres y de comprender las motivaciones de los demás. Tratas de reacomodarte y reacomodar todo. Y resulta que es una tarea complicadísima. Porque el enojo solo necesita una rendijita para abrirse paso y salir a borbotones. Intentar dominarlo es como querer manipular a un mar embravecido. Aparentemente inviable, pero posible. Como Moisés. Con palabras, moviendo las manos. En ocasiones no se necesita más que decir y hacer. Sólo eso: decir y hacer.

 

2.     Sucede que con los años he aprendido que los peores monstruos, los villanos más asquerosos, los más aborrecibles no son los que hacen el trabajo sucio. Ellos permanecen indemnes, alejados, entre lujos, emitiendo una carcajada pérfida, calmos, dando órdenes oscuras como si le escribieran a los Reyes Magos, viviendo una vida perfecta. Desgraciados son los que hacen su trabajo sucio. Los que reciben el odio y los insultos. Los que tienen ese trabajo por necesidad, resignación, avaricia y tal vez un poco de vileza. Pero estos son semejantes a aquellos contra los que arremeten. Surgieron de los mismos barrios. Sus madres quizá se conocen. Es más, posiblemente jugaron juntos de niños. Pasa entonces que la gente se destroza entre sí sin rozar siquiera a los grandes villanos. Por eso los héroes verdaderos evitan asesinar al villano de poca monta y van por el gran demonio. Por eso hay pocos héroes. Porque esa empresa es titánica y en absoluto cómoda. Yo no soy un héroe, pero he aprendido a diferenciar de malos a malos, y a tener piedad (o al menos dedicar un poco de comprensión) a mis semejantes que deciden hacer el trabajo sucio. Claro. Siempre y cuando no se pasen de cabrones.

 

Omar G. Villegas | Twitter: @omargvillegas |

Omar G. Villegas (Ciudad de México, 1979). Periodista. Ha ejercido el periodismo cultural y de espectáculos en los diarios Reforma, El Universal, La Crónica de Hoy, El Día y, actualmente, en la cadena Tv Azteca, donde también es guionista. Ha colaborado en revistas como ¡Quién! y DEEP, y en el portal The Huffington Post. Ha publicado narrativa breve en su blog Memorias Consustanciales y ensayos en revistas electrónicas especializadas de México, España y Suramérica como Imágenes del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Es profesor de Periodismo en la Universidad Iberoamericana. Autor del libro de relatos breves “El jardín de los delirios” (Textofilia, 2012). Egresado de periodismo de la UNAM. Estudió la maestría en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Salamanca, España, con beca de la Fundación Carolina, y la maestría en Historia del Arte en la UNAM.

Foto: Ira / Shutterstock

  • Me encanta 0
  • Me divierte 0
  • Me asombra 0
  • Me entristece 0
  • Me enoja 0