Cápsulas de reflexión: la culpa vs. la responsabilidad
¿Qué es culpa para tí? ¿Sabes cuándo reconocer tus responsabilidades? ¿Puedes distinguir la brecha que existe entre la culpa y la responsabilidad? ¿Qué importancia tiene saber esta diferencia?
Hola, soy Gisela Gilson, psicólogo y coach ontológico en formación, apasionada en el ejercicio de acompañar a las personas en esa incansable búsqueda de encontrar satisfacción vital, y un ser humano como tú, en constante proceso de evolución.
Hoy en el episodio número 11 de “Cápsula de reflexión” hablaré sobre la culpa vs la responsabilidad, y la importancia de reconocer la diferencia entre ambos conceptos y cómo hacerlo nos puede ayudar a conectarnos con las circunstancias de la vida, de manera diferente.
Sentimos culpa, cuando nos hacemos conscientes de haber ocasionado un daño, bien sea intencionalmente o incluso sin intención. Es decir, para que haya culpa, debe existir un daño, del cual podemos o no hacernos cargo; si no lo asumimos, nos ubica en una posición infantil e inmadura, y si lo asumimos, nos puede dejar en posición de desvalidos o víctimas de las circunstancias.
En contraste con este sentimiento de culpa está el de la responsabilidad que surge igualmente cuando nos hacemos conscientes de haber producido un daño, de manera intencional o no, asumimos las consecuencias, y adicionalmente estamos dispuestos a repararlo.
El culpable, siempre va ubicar el origen del daño que produjo, en algo externo a él: -Llegue tarde porque había mucho tráfico: -salí mal en el examen porque estaba muy difícil, -No logré el objetivo porque las condiciones no estaban dadas… y la razón, es el poder justificarse, o cargar en otro, o en algo externo, su cuota de responsabilidad, que si bien por una parte lo libera, por otra parte lo esclaviza, dejándolo sin la posibilidad de evolución que nos da el rectificar y aprender de nuestros errores.
Sentir culpa es instintivo, es reactivo, e incluso hasta infantil, de hecho de niños, al hacer algo y ser descubiertos decimos automáticamente: -Yo no fui, no es mi culpa!, Difícilmente escucharás a un niño decir: -Esa no es mi responsabilidad…
La culpa es automática, la responsabilidad es producto de la auto reflexión.
No es lo mismo decir “yo soy culpable” que decir “yo soy responsable”. A veces al declarar “yo soy culpable” estamos más bien buscando la indulgencia del agraviado, mientras que cuando decimos “yo soy responsable“ estamos de entrada asumiendo una actitud de madurez al estar dispuestos a asumir la consecuencia de nuestros actos.
Cuando somos responsables: respondemos, revisamos nuestras acciones y nos hacemos cargo de ellas y de sus consecuencias, y lejos de hacernos sentir desvalidos, nos engrandece, porque nos da paso al arrepentimiento, con lo que surge la posibilidad de rectificar, como dice el dicho popular: errar es de humanos y rectificar de sabios.
Claro, también es importante aprender a reconocer los límites de la responsabilidad, pues tampoco es sano andar por la vida asumiendo la responsabilidad de todo cuánto nos acontece porque ésto también puede ser un indicador de que algo malo anda en tu autoestima, por eso es importante prestar atención de cuáles actos, tendríamos o no, que hacernos cargos, pues la responsabilidad casi siempre es compartida, asume tu parte, revisa, rectifica, repara lo que debas reparar y sigue adelante.
Recuerda que cada vez que asumes una acción y su consecuencia desde la responsabilidad estás fortaleciendo tu autoestima pues esta posición te permite madurar, crecer, reconocerte, tratarte con auto compasión.
En definitiva, la culpa nos empequeñece, mientras que la responsabilidad nos engrandece ¿Puedes percibir la diferencia? Por esto ten presente y recuerda que el lenguaje no es inocente, tanto en lo que transmitimos con él a los demás, como en la manera como nos define y nos posiciona en el mundo y por eso es bueno prestarle atención; de ahora en adelante y ante cualquier circunstancia pasada, presente o futura te invito, a que en vez de asumir una actitud de culpable, escoge ser responsable y hazte cargo de lo que está en tus manos, de tus actos y sus consecuencias.
Espero haya logrado que puedas comprender la importancia de reconocer la diferencia entre ser culpable y ser responsable, y elijas siempre ser responsable y sepas además definir tus límites de responsabilidad, Esto algunas veces nos puede resultar fácil, pero en ocasiones es necesario pedir ayuda y recuerda que hacerlo no es signo de debilidad, sino más bien de amor propio.
Soy Gisela Gilson, me despido y espero pronto, coincidir nuevamente contigo, en otra CÁPSULA DE REFLEXIÓN. Si necesitas acompañamiento o quieres saber más sobre este tema u otros, contáctame y sígueme por Instagram como @capsulasdereflexión.
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