Cápsulas de reflexión: ¿Eres de los que piensan que “querer es poder”?
Hoy en el séptimo episodio de “Cápsula de reflexión” hablaremos sobre la autoexigencia, qué tan funcional puede resultar en nuestra vida y si realmente esta manera de pensar nos conduce por el camino de la excelencia y el éxito.
Cuántas veces no hemos escuchado esa frase de “Querer es poder”, cuántas veces nos han dicho: -¡No digas no puedo! o -¡Cualquier cosa que te propongas lo puedes lograr… pero ¿esto es cierto? ¿Qué pasa si eso que nos estamos proponiendo hacer o cumplir realmente está fuera de nuestras capacidades? ¿Hasta dónde esta manera de pensar puede resultar un estímulo para lograr cosas que nos proponemos o puede llevarnos a sentir una gran frustración?
Alimentar nuestro “Yo puedo”, desde el “Yo debo”, ignorando el “Yo soy”, es auto exigirnos sin tomar en cuenta nuestras limitaciones y esto puede resultar muy inapropiado para nuestra salud mental y generarnos mucha insatisfacción.
La autoexigencia debe partir del conocimiento personal y el reconocer que no podemos con todo y esto no implica que seamos mejores o peores, sino que nos aceptamos humanos, tal cual somos, con nuestras limitaciones e imperfecciones y no por ello dejamos de sentirnos valiosos.
Aceptar irrefutablemente que siempre “querer es poder” es tratarnos sin autocompasión, es agredirnos y no respetar nuestros límites personales, pues muchas de esas exigencias ni siquiera responden a nuestras expectativas personales sino que son expectativas sociales, que las tomamos como propias asumiendo de manera personal retos que ni podemos, y peor aun, ni queremos realmente lograr, generando esa sensación de insatisfacción que termina lastimando nuestra autoestima.
Cuestionar nuestros propósitos sería una muy buena opción para evitar la sobre exigencia, haciéndonos preguntas como: ¿Realmente estoy en capacidad de lograrlo?, ¿Realmente quiero lograr ese objetivo? ¿Desde quién viene esa exigencia?, ¿Es esa exigencia genuinamente mía o quizá viene de algún “debeismo» impuesto por nuestros padres, pareja, amigos o por la sociedad en general? ¿Qué pasa si eso que quiero lograr no lo consigo? ¿A quien siento que estoy decepcionando? ¿Me hace sentir esto inferior o peor?
Partiendo de estos cuestionamientos sería más apropiado afirmar que “Querer es necesario, si, necesario, pero no es suficiente, por eso “no siempre querer es poder”, y aún cuando haya cosas que no podemos hacer o lograr, no quiere decir que seamos menos valiosos, o nos consideremos exitosos o no.
En este punto podemos cuestionar nuestro concepto de éxito. El éxito debería corresponder con nuestra capacidad de sentirnos satisfechos con nuestros logros, lo que quiere decir que es un concepto absolutamente subjetivo, es personalísimo, por lo tanto lo que es éxito para los demás no tiene porque ser considerado éxito para tí.
Construye tu propio concepto de éxito y aprende a darte autoreconocimiento, y así poder cuidar tu amor propio que va más allá de tus logros o metas alcanzadas; no venimos a este mundo a competir con nadie, a cumplir las expectativas de nadie, librarnos de esta necia e insana actitud puede permitirnos disfrutar mucho más de la vida.
Definir nuestros límites personales puede resultar fácil para algunas personas, sin embargo puede ser una tarea complicada para otros y en estos casos lo mejor es pedir ayuda, sin duda será el primer paso para reconocer nuestras limitaciones, y hacerlo no es signo de debilidad sino más bien en amor propio.
Imagen portada: Shutterstock
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