Cápsulas de reflexión: El perdón, mitos y beneficios
¿Te han herido y sientes que no puedes perdonar? ¿Eres de los que piensan que perdonar es olvidar y aceptar? ¿A quién beneficia el perdón? ¿Que beneficios nos puede dar a buscar salud mental y emocional?
Hola, soy Gisela Gilson, psicólogo y coach ontológico en formación, apasionada en el ejercicio de acompañar a las personas en esa incansable búsqueda de encontrar satisfacción vital, y un ser humano como tú, en constante proceso de evolución.
Hoy en el noveno episodio de “Cápsula de reflexión” hablaré sobre el perdón, un tema que está íntimamente relacionado con la ética y la moral, por lo que daré mi opinión muy personal respecto a lo que para mí significa; y sobre todo qué cosas y qué NO, están implicadas en el perdón, que surge como una necesidad luego de reconocer la existencia de un daño bien sea, que en el hecho ocurrido, seamos el agresor o el agredido.
Qué y a quién perdonar es, en definitiva, algo muy subjetivo y personal, y estará muy relacionado con nuestros principios, valores, límites personales y nuestro amor propio. Sólo tú puedes y tienes el derecho de decidir a quién y qué perdonar en tu vida. Por eso me limitaré a comentarte lo que para mí NO implica perdonar y espero que esto te pueda ayudar a confirmar, definir o redefinir tu propio concepto de perdón… toma lo que te sirva y desecha lo que no.
Primero: Perdonar no implica la voluntad, el reconocimiento o la acción del otro, es decir no necesariamente para que se dé el perdón es necesario que intervengan ambas partes. Si fuiste el agresor, debe haber un arrepentimiento y el reconocimiento del daño causado, sin que necesariamente siempre se dé la absolución del agraviado. Si por el contrario, fuiste tú el agredido, el perdonar no tiene porque implicar la reconciliación o el restablecimiento de las relaciones con tu agresor, sobre todo cuando sabes que hacerlo te puede exponer nuevamente a ser lastimado.
Segundo: El perdón no implica olvidar lo que pasó, de hecho cuando queremos voluntariamente olvidar algo, ocurre absolutamente lo contrario, más pensamos en eso, por eso es importante comprender que el “olvidar” es un proceso que NO se da de la noche a la mañana y ocurre sin que ni siquiera nos demos cuenta. Lo que sí podemos hacer para colaborar con ese proceso natural de olvido, es aprender a detectar esos pensamientos intrusivos, que aunque son involuntarios e incontrolables, podemos evitar rumiar en ellos, es decir, repensarlos, buscando justificaciones, explicaciones y quedarnos allí pegados.
Tercero: el perdonar no implica que estés justificando la acción de ofensa del otro o que estés minimizando las consecuencias de lo ocurrido, sin embargo podemos perdonar sin que ello necesariamente implique buscar justicia o desear venganza, aunque tampoco implica que tengas que librar de responsabilidad a tu agresor y eximirlo de asumir la consecuencia de sus actos y que deje de hacer lo necesario para restituir el daño que ha causado, e incluso si esto hace necesario que cumpla la pena que la sociedad le imponga.
Por último cabe recordar que perdonar no es signo de debilidad, sino más bien de amor propio, de aprender a tratarte con autocompasión; no se trata de dar permiso o exponerse para que el otro te vuelva a hacer daño, sino que más bien implica realizar las acciones que sean necesarias para no seguirnos auto lastimando con el recuerdo de lo sucedido, y conectarnos con este de una manera más funcional; no es lo mismo decir: -Ha sido la experiencia en la que más he sufrido, que decir: -ha sido la experiencia en la que más he aprendido.
Respecto a quién realmente se beneficia con el perdón, reflexionemos: si mantenernos atados a esos hechos, nos impide continuar en la vida, y recordar lo ocurrido sólo nos produce dolor ¿A quién crees que puede beneficiar tomar la decisión de perdonar? Anímate a darte el permiso de conectar con la posibilidad de seguir avanzando, el que algo te duela no está mal, es signo de dignidad, la mayoría de las veces no es tu culpa, sin embargo soltar ese dolor si es tu decisión y responsabilidad y es signo de amor propio.
Soy Gisela Gilson, me despido y espero pronto, coincidir nuevamente contigo, en otra CÁPSULA DE REFLEXIÓN. Si necesitas acompañamiento o quieres saber más sobre este tema u otros, contáctame y sígueme por Instagram como @capsulasdereflexión.
Imagen portada: Shutterstock
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