Anisocoria: la afección visual que marcó la hipnótica mirada de David Bowie
Kevin Hunt, Nottingham Trent University
«At the centre of it all, your eyes, your eyes…»
La capacidad camaleónica de David Bowie para cambiar de aspecto y de estilo musical es muy conocida, pero su rasgo más icónico fue una parte de su cuerpo que no cambió en toda su carrera: el inusual aspecto de sus ojos. Desde la carátula de sus primeros álbumes, como David Bowie (1969), hasta el vídeo del primer sencillo de su último disco ★Blackstar —que incluye la enigmática letra de la canción que aparece arriba—, los inconfundibles ojos de distinto color de Bowie, de cuya muerte se cumplirán muy pronto tres años, fueron un elemento clave de su personaje estelar.
Su presencia icónica, concebida como jeroglíficos por el diseñador gráfico Jonathan Barnbrook, apareció incluso en la campaña publicitaria del álbum ★Blackstar. Para mucha gente, es la apariencia mística de Bowie —con sus ojos como elemento principal— la que define su identidad como un artista que adoptó la «otredad» y destacó entre la multitud.
¿Por qué parecía tener ojos de diferente color?
La heterocromía completa es una anomalía poco común (en los seres humanos) en la que cada iris es de un color marcadamente distinto, como por ejemplo un iris azul y otro marrón.
Pero este no es el motivo por el que los ojos de Bowie eran diferentes.
La apariencia inusual de los ojos de Bowie se debía a una afección llamada «anisocoria». La anisocoria es una condición que se caracteriza por el tamaño desigual de las pupilas de una persona. En el caso de Bowie, la pupila izquierda estaba permanentemente dilatada.
Esto podía dar la impresión de que tenía los ojos de diferente color, dado que la pupila fija no respondía a los cambios de luz, mientras que la pupila derecha sí. Por tanto, el ojo izquierdo de Bowie a menudo parecía bastante oscuro, debido a la oscuridad de la pupila dilatada, en comparación con el iris azul verdoso de su ojo derecho.
La pupila dilatada del ojo izquierdo también era más propensa a sufrir el efecto de “ojos rojos”. Esto a veces aumentaba la sensación de que el ojo izquierdo era de un color diferente al compararlo con el ojo derecho.
El efecto de ojos rojos se produce cuando la luz se refleja en la retina (la parte posterior del ojo) a través de una pupila abierta y plasma una coloración roja al adquirir la tonalidad de la sangre de la coroides, que cubre el globo ocular.
Esto se puede ver con claridad en la fotografía Aladdin Sane – Eyes Open de Brian Duffy (tomada en 1973, pero inédita hasta 2011), que se utilizó como imagen principal en los carteles de la exposición «David Bowie is» (2013) del Museo V&A (Museo de Victoria y Alberto) de Londres.
Entonces, ¿qué pasó?
Como anécdota, la causa de la anisocoria de Bowie se achaca a las consecuencias de una pelea durante la primavera de 1962. Bowie llegó a las manos con un amigo, George Underwood, tras una riña debido a una chica con la que ambos querían salir.
Por aquel entonces, Bowie y Underwood tenían unos quince años y su amistad se conservó intacta. Los dos tocaron juntos en varias bandas antes de que Underwood pasara de la música a la pintura y al diseño gráfico. Sin embargo, el ojo izquierdo de Bowie quedó seriamente dañado.
Un puñetazo impulsivo dañó por accidente el globo ocular de Bowie, lo que le provocó una parálisis de los músculos que contraen el iris. Desde aquel día, la pupila izquierda de Bowie se quedó en una posición abierta fija.
Con el tiempo, por lo visto, Bowie le dio las gracias a su amigo por su famosa lesión ocular y le dijo a Underwood que le había otorgado «algo de mística». Esta mística ayudó a impulsar algunas de las mejores creaciones de Bowie y a realzar imágenes icónicas, como la carátula del álbum Heroes (1977).
Sus ojos parecían misteriosos y dispares, de forma que generaban una mirada cautivadora o hipnótica tanto desde el escenario como a través de una cámara. El extraño aspecto de los ojos de Bowie era perfecto para un artista que abrazaba los conceptos de lo extraño, lo ajeno, lo místico y lo oculto.
En un mundo cada vez más visual y aparentemente preocupado por la perfección, la pupila izquierda dañada de Bowie se convirtió en una parte intrínseca y llamativa de su identidad enigmática.
Kevin Hunt, Senior Lecturer in Design, Culture and Context, Nottingham Trent University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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