Abril 12, 2019

7 secretos de los grandes conferencistas que seguro no sabías

7 secretos de los grandes conferencistas que seguro no sabías

Por Daniel Colombo |

Ser conferencista es cosa seria; es una profesión que se aprende en base a dedicación, esfuerzo, estudio, investigación, horas y horas de preparación… y muchos errores.

A muchas personas les da la sensación de que pararse frente a un auditorio de cualquier tamaño es cosa sencilla: vas, dices lo que sabes, y ¡listo! Nada más alejado de la realidad. Hay un sinfín de recursos, herramientas y técnicas que entran en juego para impactar en el público. Conocerlas te dará una gran ventaja competitiva.

Como conferencista speaker internacional, he brindado más de 600 conferencias alcanzando a casi un millón de personas en el total de mis actividades. Cada una de esas experiencias ha sido reveladora, puesto que no hay un público igual que otro.

Y aquí va el primer secreto de los grandes conferenciantes expertos en hablar en público:

  1. Calibran al público antes, durante y después.

El proceso de “calibrar” se refiere a conocer de antemano y en el lugar todos los aspectos relativos al público que vendrá. Cuanto más conozcas, mejor, ya que podrás dirigir mejor tu mensaje. Dentro del contenido, están los “key messages”, mensajes clave en dos o tres conceptos -no más que eso- que quieres que la gente atesore en su mente y en su corazón. Si no detectas la “cuerda mental y emocional” que tiene tu auditorio el día de tu conferencia, serás uno más, como un profesor que repite una lección y no le importa qué le pasa quienes están allí.

El conferencista profesional está al servicio del público, por más encumbrado que sea; y no al revés. Por eso es muy importante que dejes el ego de lado y te dispongas a brindar lo mejor de ti.

Transitando escenarios he trabajado junto a algunos de los mejores y más renombrados conferencistas internacionales de distintas temáticas. En muchos observé un patrón en común: diseñan dos o tres temas, y ofrecen eso en distintos mercados. Es una buena estrategia, ya que si quieres ahorrarte el enorme trabajo de generar nuevo contenido podría funcionar.

También hay otra forma de hacer las cosas que, en mi experiencia, funciona y mucho mejor:

  1. En mi caso, diseño “a medida” cada conferencia. La creo desde cero.

Es distinta la situación en la que he decidido trabajar y con la que me he podido convertir en uno de los speakers más solicitados en los últimos años: diseño a medida. Como un sastre que prepara el traje de talla justa, el evento en el que participo tendrá el toque especial que le da un contenido pensado para ese público y situación. Incluso muchas veces me permito ajustar la conferencia minutos antes, al calibrar al público.

Uno de los objetivos que se proponen los grandes conferenciantes es impactar en las personas; no de una forma eufórica (aunque, definitivamente, es uno de los recursos), sino de menor a mayor, en un crescendo que haga vivir tu presentación como una película. Para esto necesitas considerar que el contenido sea el correcto, presentarlo como un storytelling de excelencia y utilizar todos los recursos técnicos disponibles, como pantallas, proyecciones, visuales digitales, aromas en el ambiente, sonido, experiencias táctiles, materiales de apoyo, utilería para algún momento especial.

Esto significa que el experto en conferencias trabaja el contenido y la forma, la puesta en escena; lo ensaya; corrige y pule hasta obtener una versión final mejorada, siempre perfectible.

Todo esto nos lleva directo al siguiente paso:

  1. Estimular la participación permanente del público, en forma activa o pasiva.

¿De qué valdría que salgas a escena y entregues una presentación estándar y aburrida? (te aseguro que abundan en este mercado de los speakers). La intención es llegar rápido y mejor a las personas, despojarte de las formas acartonadas y conectar entrando por la mejor puerta de acceso: el corazón.

Ni bien empiezas tienes apenas 15 a 20 segundos para que todo ese público que quizás no te conozca previamente, se forme una idea de ti: por cómo vistes, cómo te mueves, qué dices, de qué forma te plantas en el escenario y qué delatan tus emociones proyectadas hacia ellos.

Para generar participación muchos piensan en salidas como hacer chistes: no te lo recomiendo sobre todo si no eres bueno contándolos. Aquí van tres técnicas que utilizamos los conferencistas profesionales para que explores: a) Utiliza ejemplos en tríadas: muestra lo mismo en pocas palabras, de tres formas diferentes, para llegar a las personas visuales, auditivas y kinestésicas.  b) Haz que digan que sí con la cabeza. Inconscientemente estarán brindándote su apoyo. c) Movilízalos, aunque no se puedan desplazar: levantar la mano, hacer preguntas retóricas (las que se responden por sí o no), y monitorear el estado de las personas en pocos segundos.

Y aquí viene otro secreto no revelado:

  1. Trabajan los universos representacionales de las personas.

Los speakers profesionales sabemos leer los auditorios incluso antes de que ingresen a la sala. La previa es tan importante como el tiempo de tu conferencia. Siguiendo los pasos del punto anterior logras formar un “mapeo”, un diagrama de la energía del público que tienes adelante. Con muchos años de experiencia podrás “ver” claramente quién es quién, qué grupo te presta más atención, cuáles se han dispersado y necesitas traerlos de nuevo y muchos detalles más.

También obtendrás información muy valiosa cuando te animas a interactuar con el público de distintas maneras: rompiendo lo que en teatro se llama “la cuarta pared” (la del frente del escenario), poniéndote a su altura física para hablar directamente con una persona, realizando un ejercicio en el que participen activamente, tomando sus palabras y opiniones y refrescarlas dentro de tus conceptos más adelante, y creando experiencias de valor para las diferentes personas.

Las conferencias, además de entretenidas, necesitan ser útiles. Sin esto no se produce el efecto virtuoso: necesitas hacer sentir, reconocer y vivir que la persona salió de allí mejor de lo que entró, porque tú fuiste su servidor y ayudaste a que aprenda algo nuevo, se sorprenda, se divierta, se emocione, entre tantos otros resultados.

Para hacerlo realidad, es importante que seas un conferencista innovador, por lo que el siguiente punto es estratégico para proyectar calidad y excelencia en lo que haces.

  1. Evitan repetirse.

Quienes somos speakers profesionales basamos la carrera como un trabajo; y en verdad lo es, ya que invertimos muchas horas de preparación para cada presentación, además de los viajes, agendas apretadas, y generalmente compromisos adicionales en cada ciudad, como ruedas de prensa y encuentros de logística con los organizadores, por citar sólo un par.

En su contenido, los conferencistas destacados evitan repetirse, no sólo porque el público hoy tiene acceso a mucho material en Internet, sino porque es aburrido para uno.

Un conferencista NO es un actor o actriz que representa un papel. De hecho, la falta de autenticidad se percibe a kilómetros de distancia. Y la falta de humildad, mucho más.

Te invito a renovarte, a probar fórmulas diferentes; a crear tu propia marca personal como speaker y a desarrollar tu carrera en forma absolutamente profesional con todo lo que ello implica.

Cuando estés en este punto, las personas ya se habrán formado una opinión sobre ti, porque te conocerán en la promoción previa, posiblemente hayan investigado en tu página web (si no tienes, haz ya mismo una que privilegie el contenido por sobre la venta pura), y navegando en Internet. Y también es posible que hayan leído algún material escrito por ti: en este aspecto, recomiendo que seas un muy buen generador de contenido, como disparadores para que las personas opinen, compartan y creen conversaciones acerca de tus temas. Por eso, el encuentro contigo necesita ser especial, cautivante y que genere expectativa.

Hay varias cosas que distingue a un conferencista profesional de una persona que habla bien en escena. Observa estos sellos distintivos de los excelentes speakers:

  1. Transmiten entusiasmo, energía y liderazgo. Por eso se ven solventes, seguros de sí mismos y deben ser coherentes en todo sentido.

En escena, eres el capitán del barco; y los asistentes deben elegir en base a su disposición, actitud y percepciones que TÚ les generes, si serán los pasajeros del viaje de tu conferencia.

Si tu energía se entrega al público en forma honesta, sincera, directa, transparente; energía alta, limpia y transparente; si los movilizas con un contenido que los sorprende y los invita a repensarse, es altamente probable que te prestarán su confianza.

Por eso que es fundamental la concordancia entre lo que piensas, dices, haces y sientes. Y que eso sea muy visible en TU VIDA PERSONAL Y PROFESIONAL. No puedes transmitir calidad ni impactar en el corazón de las personas si llevas una vida totalmente opuesta a lo que pregonas en escena. Eres una sola persona, en distintos roles. Esta falta de coherencia es percibida por el público de inmediato.

Para finalizar, otro secreto que pocas personas se animan a explorar, porque te compromete a ti, como ser humano (más allá del conferencista profesional que la gente observa).

  1. Crean un impacto emocional permanente, aún en temas racionales.

Si de verdad quieres diferenciarte, el componente clave es la emoción. Necesitas ser experto en conectar con las personas. No temas en mirar sus ojos profundamente (no solamente “ver” a la gente); ve profundo y entrégate sinceramente a tu tema. Que tu apasionamiento se trasluzca en los gestos, en tus movimientos, en tu contacto con el auditorio.

Que tus silencios traspasen los sentidos.

Que tus proyecciones sean disparadores de ideas y de reflexiones para cada persona.

Que tus palabras toquen el alma de la gente, y sirvan para elevarlas, no para degradarlas o herirlas.

Que tus sentidos estén totalmente abiertos y receptivos para interactuar con los de la gente: de esta forma, estarás más sensitivo a lo que sucede, y podrás generar una conferencia de alto impacto e inolvidable para quienes te han honrado con su atención.

A ellos te debes. No lo olvides jamás.

Foto: Shutterstock

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