#Opinión: ¡El poder de dar gracias!
Por Christopher Barquero | Life Coach @ChrisBarquero |
Lo primero que hago cuando me despierto es poner mi mano en el pecho. Me maravilla sentir mi corazón latir y saber que puedo esforzarme por encontrar el propósito por el cual se me concede el milagro de la vida. Me enfoco en agradecer y desde que lo hago, mi vida tiene un nuevo matiz.
No siempre fue así, quizás me identifico mucho con la historia de una madre que solía orar en las noches con una hija pequeña al acostarla.
Una noche la madre le dijo:
– Hoy vamos a pedir a Dios un poco más para que sane a la tía Marta.
Oraron por la tía Marta, cada noche, durante un par de semanas. Después, la madre no dijo nada y dejaron de pedir. A la tercera o cuarta noche sin hacerlo, la niña preguntó:
– Mamá, ¿por qué no oramos por la tía Marta?
– Es que Diosito ya la puso buena, respondió la madre.
– Y si la puso buena, replicó la niña- ¿no deberíamos orar para darle las gracias?
¿A poco a ti no te ha pasado? La vida, Dios, la fuente, la energía, el Universo -como le quieras llamar- nos da lo que pedimos y más. Y a pesar de eso somos más dados a pedir que a agradecer.
Esta semana muchos recordamos que hay que dar gracias y para ello preparamos una rica cena de Thanksgiving (Acción de gracias) para compartir con familiares y amigos, lo cual está bien, sin embargo, agradecer es un hábito que debemos cultivar diariamente y en cada momento que podamos. Así mero como lavarnos los dientes mínimo tres veces al día para evitar las caries. Como sabiamente dijo William Arthur Ward: “sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no darlo”.
“Gracias” es definitivamente una palabra bien corta con tanto poder que si nos enfocamos en ella la vida nos puede cambiar. A mí me sucedió, yo tuve años de frustración, angustia y depresión porque enfocaba mi energía en quejarme, renegar, compararme, anhelar y pedir. Cuando empecé a agradecer por lo que tengo, en vez de pensar en lo que no tengo o no había logrado, las cosas cambiaron y todos los caminos se fueron abrieron. Empezó a llegar hasta más de lo que yo creí podía aspirar, y no me refiero solo a lo material, de hecho eso pasó a segundo plano.
Muchas de las cosas materiales que tenemos, de las situaciones que vivimos, de las bendiciones que la vida nos concede, damos por un hecho que las tienen todos y eso no es así, por lo que se nos olvida agradecer.
Leía en un escrito de Miguel Corrales para Unity Latino, lo siguiente: “Gracias, qué mágico poder lleva consigo. Poder; que sin saberlo es la llave que puede liberar una energía inusitada para el que la usa. ¡Sí…! cuando decimos gracias, estamos reconociendo el bien, y aunque no nos demos cuenta de ello, estamos reconociendo el Bien absoluto, ya que todo bien viene de Dios, o es Dios”.
“Si al decir gracias, hacemos conciencia de este hecho, estaremos dándole un factor multiplicador a nuestro crecimiento, liberando tal cantidad de energía que no cabrá en nuestro pecho, estaremos dando gracias con un sentimiento de eternidad, con una conciencia de liberación y en una conciencia divina. Practiquemos la condición de dar gracias conscientemente, viendo el bien absoluto del Padre en toda acción”, agrega Corrales.
Todos recordamos que Gracias es una de las primeras palabras que se nos enseña de niños cuando apenas aprendíamos hablar y a interactuar con el mundo, porque expresar gratitud es más que simplemente buenos modales. Estar agradecido puede mejorar nuestras relaciones, bienestar y atraer más bendiciones a nuestras vidas.
Cada persona con la que interactúas te ofrece una gran cantidad de bendiciones en tu vida, bendiciones por las que debemos estar agradecidos. La Kabbalah enseña “que dar gracias de todo corazón crea más Luz para el mundo; ya sea que muestres tu gratitud con un abrazo, una nota, un apretón de manos, un regalo, un pastel o una sonrisa, la persona a la que estás agradeciendo no sólo te asocia a esa Luz, también siente que ha hecho una diferencia en el mundo y es más propensa a hacer lo mismo por otras personas”.
El líder espiritual de la Kabbalah, Yehuda Berg sostiene que “No se necesita mucho para agradecer a quienes nos ayudan o hacen nuestros días un poco más brillantes. Pero, ¿Qué ocurre con las personas que nos retan o nos presionan a examinar nuestros defectos? No es fácil ver los retos como bendiciones. A menudo culpamos a los demás por hacer difícil nuestra vida o por bloquearnos el camino a lograr nuestras metas, sin embargo, quienes nos retan también merecen nuestra gratitud. Quizás te preguntes, ¿Cómo es posible agradecer a quien me quita mi puesto en el estacionamiento? Ya sea que nos ayuden al darnos exactamente lo que queremos o al forzarnos a crecer a través de la superación de un obstáculo, aquellos que nos ayudan son canales de Luz, a veces es difícil creerlo pero es así. Si olvidamos mostrar gratitud, estamos cortando nuestra conexión con la fuente de más bendiciones”.
La lección 197 del libro Un Curso de Milagros es: No puede ser sino mi propia gratitud la que me gano y extraigo algunas de las ideas que allí menciona: “Da gracias según las recibes. No abrigues ningún sentimiento de ingratitud hacia nadie que complete tu Ser. Gánate ahora la gratitud que te negaste al olvidar la función que Dios te dio. Pero nunca pienses que Él ha dejado de darte las gracias a ti”.
Cuando los profesores de psicología, Robert A. Emmons y Michael E. McCullough, estudiaron la relación entre la gratitud y el bienestar diario, pidieron a algunos estudiantes que hicieran un diario de gratitud. Cada semana los participantes escribían cinco cosas por las que estaban agradecidos, sus respuestas no tenían que ser largas, una frase bastaba. Después de un tiempo, aquellos que escribieron en el diario se sintieron más optimistas, felices y comprometidos en más actividades que aquellos que no tomaron nota de las bendiciones semanales.
Hoy, aquí y ahora mismo, haz un recuento de todas las bendiciones que has recibido a la largo de tu vida y de las que ahora mismo tienes: sobretodo que tu corazón palpita, un gran milagro que damos por un hecho que meremos y que en realidad es un regalo, que además nos dice que estamos acá por algún motivo, porque tenemos un propósito, y que gracias a ello, con esfuerzo y dedicación, con paciencia, sin importar lo que esté pasando en nuestras vidas, las situaciones que estemos enfrentando o las circunstancias, podemos avanzar hacia nuestros objetivos, lograr nuestros sueños y ser plenos con actitud, controlando nuestros pensamientos y sabiendo que tan solo viviremos el producto de nuestras decisiones.
Nunca es tarde para decir gracias, busca a quienes les debes un “Gracias” y agradéceles.
Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!
Sobre todo: ¡A despertar a la vida, gente! Para VIVIR.
Christopher Barquero
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