Oratoria: Las 25 técnicas más eficaces para abrir tu presentación en público
Por Daniel Colombo | Hablar en público y la capacidad de la oratoria aparece en este tiempo como una de las diez habilidades blandas indispensables para el mundo de hoy y del futuro.
La capacidad de conectar con los demás, presentar y fundamentar ideas, transmitir en lenguaje sencillo conceptos complejos y hacer aportes de valor mediante charlas, conferencias y declaraciones públicas, son parte de la caja de herramientas que necesitan ser reforzadas permanentemente.
No se trata de tomar un curso de pocas horas y ¡ya está! Más bien, el adquirir las destrezas necesarias lleva tiempo, dedicación, y, sobre todo, mucha práctica en distintos contextos.
Recuerda esto: Cualquier situación de oratoria es una danza donde bailan dos: el público (siempre en primer lugar) y tú. De lo bien que practiques y sepas esos pasos depende directamente tu éxito.
Las 25 técnicas de oratoria para abrir tus presentaciones
¿Cómo arrancar y romper el hielo? Aquí comparto las 15 técnicas probadas y efectivas que te ayudarán a diseñar un muy buen comienzo:
- Lanza una pregunta movilizante. No demores demasiado en el “muchas gracias” después que te presentan, o en detalles que no suman. Ve al punto directamente y lanza una pregunta universal que los deje pensando. Ejemplo: “¿Cuál es el aspecto que estás postergando hoy para lograr xxx cosa?”
- Entra desde atrás. O desde un lugar inesperado. La gente se sorprenderá. La idea es que hables mientras vas entrando; es decir que esto forma parte del diseño de tu presentación.
- Proyecta una frase. Si utilizas proyecciones para tu charla, puedes colocar una gran frase, un sonido especial y hacer unos 10 segundos de misterio antes de pronunciar tus primeras palabras con las que conectarás lo que digas con el sentido de la frase.
- Cuenta una anécdota que invite a reflexionar. Piensa varias historias de tu vida que puedas resumir en 5, 3, 1 minuto y en 30 segundos. En este caso, adáptala al tema de tu charla y preséntala en 1 minuto: si lo haces bien conectando emocionalmente con el público, te aseguro que estarán de tu lado de inmediato.
- Haz silencio por 30 segundos. Hay una creencia en que hay que llegar de palabras todo el tiempo de tu presentación; sin embargo, es importante valorizar las pausas. Una de 30 segundos al inicio podría poner un poco desconcertado a tu público: justo lo que querrás lograr. Entra a escena, fíjate en el centro, y mira a los ojos de todas las personas. Luego, conecta esa incomodidad con el tema de tu charla y avanza… o quizás se haya generado un clima de conexión entre el público, y contigo. Pruébalo.
- Genera curiosidad por saber más. En este caso tu primer minuto estará enfocado en lanzar unas dos o tres reflexiones cortas, que contendrán promesas que cumplirás durante tu charla. Ejemplo: “Hoy compartiré algunas herramientas invaluables, que sé que funcionan porque las ejercito cada día, para duplicar tu productividad y tu capacidad mental de enfoque”. ¿Quién puede resistirse?
- Haz un Storytelling de tu vida en 30 segundos. Se trata de la herramienta que permite contar quién eres, qué haces y algún aspecto de tu historia personal, puesto al servicio del mensaje actual. La conexión empática entre tu vivencia y la del público es lo que crea la magia emocional.
- Propón que se saluden como si fuese un cocktail. Si te toca hablar a la mañana temprano, luego del almuerzo o al final del día, son momentos de mayor dificultad para el orador porque la atención está puesta en otras cosas (por ejemplo, la digestión del mediodía). Haz una dinámica con instrucciones claras.
- Ponte a la par. Genera cercanía bajando del estrado o escenario y desplazándote entre la gente en cierto momento de tu charla.
- Haz que digan que SÍ muchas veces con la cabeza. Es una técnica excelente por repetición que contagiará inconscientemente en la sala un sentido afirmativo y de aprobación a lo que estás compartiendo.
- Agradece y ve al grano. No pierdas demasiado tiempo en el comienzo. Introduce el tema directamente en forma amena, segura y profunda.
- Anota algo en una pizarra. Presenta el tema y anota alguna palabra clave en un pizarrón a la vista de todos. Esto ayudará a integrar la atención que pueda haberse dispersado en el inicio.
- Explica en 15 segundos de qué va tu charla. Para hacerlo, cuando la diseñas prepararás 3 frases de cinco palabras cada una, que sintetizan (cada una de ellas) el espíritu total de lo que vas a compartir. Y eso mencionarás al comienzo y otras veces en tu disertación, como un “mantra” para que se fije en la mente del público.
- Si hay indicaciones o reglas, las harás a los 10 minutos. Según el contexto, si necesitas explicar algunas reglas (por ejemplo, “apaguen sus celulares”, “tomen notas”, etc.) no es necesario decirlas ni bien comienzas. Espera diez minutos para que ya hayas entrado en tema y, luego, introduces este aspecto. En definitiva, a nadie le gusta la disciplina (y en el fondo, de eso se trata).
- Utiliza una música. En lo personal soy fanático de incorporar música y movimiento en las presentaciones. En este caso, busca canciones que conozca todo el mundo (no te bases sólo en lo que a ti te gusta), y además, que sean concordantes con tu tema. Puede ser una fanfarria, una canción con letra muy conocida, o que el título de tu charla sea una frase musical muy famosa.
- Crea un marco emocional. El aprendizaje se da a través de la experiencia. Y para que la mente subconsciente lo capte a través de los pensamientos (que están en la mente consciente), necesitas generar emociones. Cuenta historias, acércate, a veces estrechar la mano de alguien o dar un abrazo -si cuadra- son anclas emocionales que te ayudarán a lograr impacto desde el primer segundo.
- Vístete apropiadamente… o no. La vestimenta comunica; es preferible siempre ir a lo formal, que a lo muy informal y quedar fuera de tono. Salvo que quieras romper el molde y disfrazarte, o quitarte alguna prenda en el camino de tu charla (por ejemplo, llevando debajo una camiseta con una frase o inscripción).
- Rompe el hielo. Hay muchas técnicas para hacerlo; por ejemplo, preguntar: “¿Cómo están hoy?”, “Me quedé pensando en tal cosa que dijo xxx -el orador anterior-. ¿Verdad que hay algo de valor en eso?”; o saluda a todas las personas cuando van entrando al salón: de paso, recabas nombres e información que luego utilizarás en escena.
- Haz una dinámica sencilla. Mira a tu izquierda/derecha y sonríe a quien tienes al lado; aplaude levantando las dos palmas de frente a esa persona que quieres reconocer y en silencio (aplauso silencioso); haz un gesto de respeto oriental a tus compañeros de grupo de trabajo; o cualquier otra situación que conecte, movilice y haga participar al público.
- No impongas reglas. Preséntalas como “una forma de mantenernos enfocados en la charla” o como “sugerencias para que todos podamos sacar de este día el máximo beneficio”.
- Logra que levanten la mano para responder según tú indiques. Haz que la gente participe, y levantar la mano es una de las formas más efectivas. Lanza una idea o pregunta, y haz que respondan levantando la mano. Truco profesional: tú levantas la mano para motivar a que el público también lo haga; si no la levantas tú, ellos no sabrán qué hacer o dirán tímidamente “Sí” o “No” según el caso.
- Trabaja con temáticas universales. Este recurso no falla. Independientemente del tema específico que abordes, los primeros segundos puedes diseñarlos con temas que atraviesen e interesen a todos. “¿Quién está un poco extenuado de esos días largos de trabajo?”, “¿A quién le gustaría tener más tiempo libre?”, etcétera. Busca encuadres que permitan que cada uno se identifique con lo que dices.
- Involucra a todos. Al desplazarte en el salón y dirigirte desde escena siempre mantén una posición equitativa abarcando a todos los presentes, por más lejos que estén.
- Busca un par de cómplices en el público. Si tienes algunas personas que percibes que te siguen con mucho interés, identifica sus nombres y busca su complicidad. También funciona con aquellos que quieren interrumpir siempre tu charla y que les prestes atención: lograrás controlarlos si mencionas sus nombres y con eso se quedarán tranquilos y te dejarán hacer tu trabajo.
- Recuerda los nombres de las personas. Esta personalización agrega mucho valor a tu presentación: te hace ver como una persona cálida, cercana y humilde que entrega su conocimiento de valor al público.
Foto: Shutterstock
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