La adicción a la aprobación
Por Christopher Barquero | Life Coach @ChrisBarquero |
El otro día atrapé en la televisión un programa en el cual Sara Ferguson estaba en terapia con el famoso psicólogo clínico, el doctor Phil. Durante todo el espacio el especialista hurgó en la vida de la famosa para encontrar la causa del porqué hacía cosas que no deseaba. Casi al final del episodio llega el dictamen: Ferguson es adicta a la aprobación. Para ella fue una sorpresa, pues creía que la adicción era exclusiva de las drogas, el alcohol y el trabajo, sin embargo, se mostraba feliz de haber dado en el clavo del porqué su conducta que querer agradarles a todos en el camino de su vida.
Tremenda sacudida fue para mí, pues estaba viéndome a mí mismo en Ferguson. Y es que a menos que hayas sido desde niño alguien con una gran seguridad y empoderamiento familiar y propio, todos hemos buscado, de alguna u otra manera, la aprobación, aceptación y reconocimiento de los demás. La cosa es cuando eso se convierte en una necesidad vital y cuando dependemos de esa aprobación externa para poder llevar una vida “plena”, pues ante la ausencia o una respuesta no esperada, aparece el conflicto, el auto juzgamiento, la tristeza, la desesperación y la autoestima baja como cuando el celular se nos queda sin batería.
La búsqueda excesiva y constante e insaciable de aprobación de los demás, que llega a ser una adicción, no es más que la consecuencia de una baja autoestima y que se genera en las personas que han sufrido bullying o rechazo de forma severa y que se aferran a agradar para ser incluidos, integrados y elevar el autoestima que tan minado tienen.
Por lo general los adictos a la aprobación externa, son personas inseguras, con la sombra del miedo que les persigue a todos lados, el temor, y una gran necesidad de sentirse incluidos, aprobados. Viven una gran frustración y son demasiados severos consigo mismo. Lo digo con todo el conocimiento de la palabra porque es un aspecto de mi vida que yo honestamente sigo trabajando, no puedo alardear que ya lo tengo dominado.
Sin saberlo, por años estuve ansioso de buscar siempre la aprobación y el reconocimiento de los demás. Ahora sé que lo que los demás digan o piensen de mí no me define, pero el proceso para llegar a eso, ha sido un largo camino.
¿Y es que cuántas veces estamos buscando encajar, ser parte de los demás, cuando en realidad somos únicos y eso es el mejor regalo que podamos tener? Aún así, vamos como la manada, queriendo “pertenecer” a un determinado grupo social, a un estatus profesional, tener cierto cuerpo para ser admirados, cierta condición económica y la lista es larga si la continúas. ¿Cuánta gente hoy en día ha cambiando el color de su cabello, de sus ojos, sus rasgos, su cuerpo, su manera de vestir, para sentirse parte de, para estar dentro de los límites establecidos por la sociedad, cuando lo único, lo más preciado es ser quien eres?
La inseguridad surge de mirarnos a nosotros mismos, de enfocarnos afanadamente en nuestros defectos e incapacidades. Nuestros defectos o debilidades, como prefiero llamarles, sin duda alguna nos distraerán si ponemos demasiada atención en ellos. Es mejor enfocarnos en lo que tenemos, ver el lado amable de quienes somos y nuestra perfección interna.
No podemos depende del reconocimiento de los demás sino del de nosotros mismos. Un gran trabajo que muchos tienen en puerta. Es más, muchas veces, existen personas que proyectan o venden imagen de fuertes, de exitosos, de maduros y por dentro están más frágiles que quienes realmente reconocen que deben trabajar en aumentar su autoestima.
Es cuando la seguridad, el valor, depende de los demás y no del reconocimiento de sí mismos. Llegar a necesitar siempre de la aceptación de los demás para sentirse feliz, plenos y seguros, te tumba, te asfixia.
La aprobación se puede necesitar en muchos aspectos de la vida, hay quienes por una seguridad personal, otros en su trabajo o por estatus profesional, en su relación de pareja, en una situación de amistad, grupo de estudios, familiar y demás.
Recuerdo que durante una entrevista con Alejandra Guzmán, me comentaba que ella se llegó a sentir fea y además que su autoestima estaba tan baja que hacía todo por agradar a su pareja en ese momento, ya que en vez de empezar a reconocerse, aprobarse y amarse ella misma, pensaba que si no hacía lo que él quería, ella se quedaría sola y nadie más la volvería a ver. Y vaya que esto le sucede a más gente de la que usted se percata.
A otros nos ha pasado que en algún momento nos perdemos y empezamos a hacer todo lo que los demás quieren que hagamos, todo lo que ellos esperan de nosotros y muchas con tal de escalar o llegar donde deseamos la vida se convierte en un infierno por estar haciendo todo menos lo que nosotros deseamos. Aprender a decir no y simplemente saber a qué estamos dispuestos y a qué no es vital en todo aspecto de la vida.
“Como cualquier otro adicto, las personas inseguras necesitan de alguien que les reafirme o asegure que todo marcha bien y son aceptados. La aprobación externa que buscan les dicta el comportamiento. Buscan conseguir una aprobación o un elogio y se sienten bien por un momento, pero hallan después que necesitan unos cuantos más”, explica Joyce Meyer en su libro “Adicción a la aprobación”.
El control y el sentido de tu vida es tuyo, no le pertenece ni debes cederle ese poder a nadie más. Ya que cuando lo haces, si no tienes la aprobación que buscas, tu vida se vuelve un infierno, te deprimes y te pones grave. Hay quienes creen que son una posición social, un determinado traje, un auto de tal marca, un grupo de amigos y cuando por alguna circunstancia eso ya no existe caen en un hoyo profundo.
“Esas personas sufren por esos sentimientos, y tienden a buscar la aprobación de las demás para evitar el dolor. Se sienten abatidas si alguien parece no aprobarlas de alguna manera o por alguna razón, y se ponen ansiosas por la desaprobación hasta tanto sientan que son aceptadas de nuevo. Derivan su sentido de valor basándose en la aceptación de los demás en vez de la esencia de quienes son. Es por eso que algunas personas se convierten en adictas a la aprobación, por estas son personas controladas por su adicción. La aprobación se torna en algo que piensan no podrían vivir sin ella. Si la tienen, son felices y se sienten bien de sí mismas; pero si no la tienen, se deprimen y ponen graves”, apunta Meyer en su libro.
¿Cómo salir? Identificando qué episodios, personas, situaciones a largo de tu vida te marcaron y te hicieron perder el poder de reconocerte, ese poder interno que está en ti de amor, aceptación, aprobación, seguridad, valor y apreciación propios.
Empieza a amarte, a reconocerte, a saber que mereces lo mejor y a aceptarlo. No aceptes menos, ni tampoco dependas de los demás. Aprende a decir que no. Sé libre, sé quien eres y punto, a quien no le guste quizás sea porque quisiera ser todo lo que tú eres. Que nadie ni ninguna circunstancia te domine. Quien debe tener el control de tu vida eres tú.
Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!
¡Gracias por existir, compartir y estar!
Christopher Barquero | Twitter: @ChrisBarquero | Facebook: Chris Barquero | Instagram: @ChrisBarquero
Christopher Barquero es periodista, productor y conductor de televisión costarricense radicado en México. Trabaja para la cadena Televisa y es colaborador de CNN. También dirige su propia agencia de relaciones públicas y mercadeo. Christopher es Life Coach, dedicado a impartir sesiones de Life Coach, Coach Ejecutivo y Empresarial. Es ferviente seguidor de las filosofías para el desarrollo, crecimiento personal y espiritual del ser humano, así como todo lo relacionado con la inteligencia emocional, autoayuda, meditación, metafísica, alimentación, ejercicio, programación neurolingüística, aplicación mental, kabbalah y yoga. Actualmente escribe su primer libro, una guía para el bienestar emocional, físico y espiritual.
Foto: Shutterstock
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