‘Game of Thrones’: El preludio de un final en llamas
El penúltimo episodio de Game of Thrones puede traducirse como un cúmulo de emociones incontenibles. Varys, la eterna voz de la verdad; Tyrion y Jaime enlazados por un incondicional amor fraternal; Daenerys arraigada a la naturaleza de su sangre y Arya envuelta en la más deleitable poesía visual. Todo ello ocurrió en el 8×05, el preludio de un final en llamas.
“Sé un dragón”
La recapitulación, justo antes del inicio del episodio, nos preparó como audiencia para lo que estábamos a punto de presenciar.
“Sé un dragón” fueron las palabras de Olenna Tyrell en la séptima temporada de la serie, refiriéndose a Daenerys y a la dualidad de su naturaleza. Por más que la Rompedora de Cadenas haya querido mantenerse al margen del lema “fuego y sangre”, la herencia Targaryen corría por sus venas, motivo por el cual, a lo largo de la serie el personaje fue desencadenando una serie de sucesos sutiles que, más tarde, se convertirían en el detonante de su propia locura.
Después de la muerte de Missandei, el rostro de Daenerys nos transmitiría exactamente lo que pasaba por su mente: “¡Quémalos a todos”!
Sin embargo, a pesar de que en el 8×05 Daenerys pasó a ser la reina demente que todos temíamos que se convirtiese, sus acciones no son un elemento nuevo dentro del desarrollo de su arco argumental.
Dentro de la lógica que persigue al personaje de la Madre de los Dragones, quemar King’s Landing era simplemente la cúspide de las decisiones que la habían desplazado desde la primera temporada.
Varys y el acertijo de la moneda
Varys ha sido, durante todo este tiempo, uno de los personajes más inteligentes e interesantes de la serie. Una clara evidencia de ello radica en que fue el único, además de Sansa y Arya, en realmente llevar a cabo una acción concreta una vez que supo la verdad sobre el verdadero origen de Jon Snow.
El episodio comienza con Varys escribiendo cartas a sus distintos aliados, informándoles sobre las circunstancias que ahora posicionan al rey en el Norte como legítimo heredero al trono de hierro. Luego, a raíz de la llegada de Jon a Dragonstone, describe a través de un acertijo el detonante que todos sabíamos que ocurriría tarde o temprano.
“Cada vez que un Targaryen nace, los dioses lanzan la moneda al aire y el mundo aguanta la respiración para ver de qué lado cae” – Varys
El maestro de los susurros no vacila demasiado al decir estas palabras, pues con ellas, le da a entender al heredero que su reina no solo está a punto de enloquecer, sino que ya lo hizo, y solo basta con que llegue el momento oportuno para desatar la ira que se ha venido construyendo en ella durante los últimos episodios.
“Espero merecer esto. Espero estar equivocado” Varys
A pesar de conocer el riesgo que representaba su traición ante la mujer más poderosa de todo Westeros, Varys decidió defender lo que consideraba correcto hasta el final de sus días, y es ese deseo consciente lo que le hizo buscar al gobernante más apto hasta el último respiro.
Los presagios de Jon Snow
Un recurso bastante bien utilizado, en cuanto a la construcción narrativa del personaje de Jon Snow, radica en que desde el principio de la temporada se ha mostrado más que abnegado a las palabras de la reina a quien juró lealtad.
El heredero al trono ha sabido utilizar su filosofía moral al punto de convertirla en su mayor fortaleza. Sin embargo, a lo largo de los cinco episodios que han conformado la temporada final de Game of Thrones, sus palabras se han transformado en su propia sentencia.
El hecho de repetir una premisa tantas veces buscando que, de esta manera, se convierta en una verdad, no implica necesariamente que esta lo sea. Es por ello que, justo cuando suenan las campanas y Daenerys prosigue con su ataque, ignorando los gritos de rendición, Jon se encuentra a sí mismo vivenciando un momento de anagnórisis, donde se percata de que quizás Sansa, Arya y Varys nunca estuvieron equivocados. Simplemente buscaba permanecer fiel a su palabra.
Los fotogramas paralelos de Cersei
La temporada final de Game of Thrones no ha escatimado en plasmar un reflejo de escenas de sus entregas anteriores. En el caso de Cersei, asomada en los balcones de su palacio en King’s Landing, es inevitable pensar que bajo esa mirada cruel y esos duros ropajes, debe existir un plan de contingencia con el que, una vez más, se saldría con la suya.
Sin embargo, esta vez la mirada de Cersei nos trasladaba hacia tiempos que para ella fueron indudablemente mejores. Con la seguridad que la sostenía al encargarse de quemar el Septo, la reina observaba la masacre y el ataque de la Madre de los Dragones desde la comodidad de su palco, rechazando la posibilidad de que por esta vez ninguno de sus planes serviría de algo.
La poética muerte de los hermanos Clegane
«The Bells» puede traducirse como un cúmulo de emociones contenidas. La atmósfera bélica, la sed de venganza y el retrato de la fraternidad desde distintos puntos de vista nos permitieron ver el cierre de más de una historia.
Al igual que Arya; Sandor Clegane ha sido un personaje marcado por un anhelo insaciable de venganza. Sin embargo, a diferencia de ella, Sandor siempre estuvo definido como un ser que cultivó ese deseo a tal punto de convertirlo en el proyecto de su vida.
La secuencia que sucede a la llegada de The Hound a la Fortaleza Roja, deja en evidencia que el personaje estaba dispuesto a morir con tal de enfrentarse a su némesis por última vez.
Si bien no se trata de la primera vez que vemos a los hermanos Clegane enfrentarse en un combate cuerpo a cuerpo -pero para ello debemos trasladarnos a nada más y nada menos que a la primera temporada-, el duelo nos produce una sensación de clímax tan sombrío como mítico.
A pesar de que estábamos al tanto de que La Montaña había permanecido con vida gracias a los experimentos de Qyburn, no habíamos tenido la oportunidad de evidenciar en lo que este se había convertido.
El hecho de que Sandor no haya reaccionado a la monstruosidad de su hermano con más que una simple respuesta: “Sí, ese eres tú”, nos da a conocer un punto clave en la construcción del personaje de La Montaña.
Sir Gregor Clegane, el personaje abyecto que actuaba por simple maldad y alevosía, aquel capaz de quemar casi por completo el rostro de su hermano pequeño durante la infancia, y el encargado de la sanguinaria muerte de Oberyn Martell, finalmente ha exteriorizado lo que durante años lo caracterizaba en el interior: era un monstruo.
Es precisamente esa antinaturaleza la que lo impulsa a hacerle a su hermano lo mismo que a Martell, salvo que, apenas tuvo la oportunidad, Sandor no dudó un instante en abalanzarse sobre La Montaña y empujarlo desde lo alto de la Fortaleza… aunque esto implicase acabar también con su vida.
La profecía detrás de la muerte de Cersei
Uno de los temas más discutidos, incluso antes de que se diese inicio a la temporada final, habría sido sin duda alguna la muerte de Cersei.
Las expectativas de cuán sangrienta sería su muerte, y quién la llevaría a cabo, siempre estuvieron construidas bajo profecías en las que se intentaba explicar cómo se le daría fin a la historia de este personaje.
Desde su encuentro con la bruja del bosque, cuando tan solo era una niña, Cersei creció con distintos temores, pero ninguno de ellos la prepararía para asumir una situación tan inminente como la muerte.
A pesar de que todo apuntaba a que sería Arya la encargada de tachar de su lista mortífera a la mujer de los ojos verdes, el factor sorpresa no habría tenido lugar de haber seguido el camino más esperado. Fue así como la profecía en torno a la muerte de Cersei sí se cumplió, salvo que no de la forma en que todos pensaban.
Muchos aficionados especularon sobre la posibilidad de que fuese su hermano menor Tyrion, o incluso Jaime, los encargados de llevar a cargo la tarea de poner fin a la vida de Cersei. No obstante, no se percataron de que las palabras de la profecía contaban con una significación mucho más ambigua de lo que se pensaba:
“Y cuando las lágrimas te ahoguen, el valonqar te rodeará el cuello blanco con las manos y te arrebatará la vida”.
En su sentido más poético, Cersei y Jaime Lannister partirían de este mundo de la misma forma en que llegaron, juntos.
Arya y los «Deus Ex Machina»
La masacre de King’s Landing, más allá de simbolizar el preludio antes del final de la serie, implicó un esfuerzo extraordinario cinematográficamente hablando.
La joven guerrera, en el intento de huir de la ciudad -tal y como en la primera temporada, pero por razones diferentes- se encuentra de frente con la muerte, pero en una dimensión que ni los caminantes blancos le habían hecho experimentar.
A pesar de los esfuerzos de los Inmaculados, la lealtad de sus guerreros y la fuerza de su último dragón, Daenerys no vio suficiente que la ciudad se rindiera, y por ello, decidió destruir todo a su paso.
«The Bells» nos regaló uno de los planos secuencia mejor logrados de la temporada, siendo Arya Stark la protagonista de esta sucesión de escenas donde, en medio del caos y la guerra, la heroína de Winterfell logró vencer a la muerte en más de una oportunidad.
Los «Deus Ex Machina» son un recurso narrativo donde la presencia de una deidad resuelve los conflictos del héroe de la obra, o al menos da un giro importante en su trama. En el caso de Arya, quien parece estar más que resguardada por el dios de la muerte, encontró zafarse de esta, una vez más, dejándonos en mente que, más que una mujer con suerte, es un personaje a quien todavía le queda mucho camino por transitar.
Con información de: New York Times | Página 12| Spoiler Time| Mental Floss
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