Para comprar un aparato tecnológico, buscamos el parecer de los usuarios. Para poner un nuevo producto en el mercado, estudiamos lo que opina el consumidor. Para contratar o promover a alguien, pedimos referencias. Al parecer el feedback importa…y le creemos.
Pero ¿qué ocurre en nuestras relaciones laborales? ¿Le estamos dando el setting que realmente merece?
El feedback (ida y vuelta) como le han llamado, parece en muchas empresas quedar relegado a ese micro espacio de conversación intima en que el jefe, hace uso estratégico de los desempeños positivos de su colaborador, con el fin de llegar suavemente al punto álgido: el desempeño deficiente. Algo así como una suerte de lubricante para el ácido.
Pero…¿Cuál es el real sentido del feedback?
¿Debemos solo acostumbrarnos a recibir feedback?
¿Están nuestros jefes preparados -o abiertos- para recibir feedback de sus colaboradores?
¿Están los colaboradores preparados para dar un feedback poderoso para el buen desarrollo del otro y del clima laboral?
El feedback debe ser una oportunidad de crecimiento y mejora. Quienes no lo perciban así, seguramente no estarán preparados ni para otorgarlo ni para recibirlo.
Hacer uso del feedback solo como parte de un proceso de evaluación de desempeño, es restarle poder y eficacia en el día a día. Es reducir a nada la eficiencia de un fenómeno que está presente en todas y cada una de las interacciones diarias en nuestras relaciones humanas. Sin ir mas lejos, damos y recibimos feedback todos los días!!! Los movimientos, los gestos, la ropa, el tono de voz, las miradas, el cuerpo, el lenguaje del otro….son elementos de re-alimentación para nosotros. Damos feedback todo el día, a nuestra pareja, a nuestros hijos, a los compañeros de pega, a nuestros jefes, al colegio de los niños, a los amigos, etc. Escuchar lo que decimos y nos dicen, es estar en medio del efecto feedback.
Agradecer, es otro potente modo de re-alimentar aquello que valoramos del otro. Conlleva una disposición especial, la cual estamos quizá poco acostumbrados a presenciar en nuestras empresas, una mezcla entre humildad y admiración. Un jefe que agradece distintivamente a un colaborador por una determinada conducta, hazaña, logro, etc., es un líder que poniendo a descansar su cargo por un rato, supo conectar de igual a igual con el sentido ultimo de esa persona. Un colaborador que agradece a su jefatura, es también un líder en cuanto remueve cosas y genera que aquel que está a la cabeza, se detenga un minuto para mirarse y mirar aquello que está haciendo bien.
Para que el feedback alcance su real potencial dentro de un equipo o una empresa, ¡debe ser multidireccional!
De poco sirve el feedback «en picada», aquel de arriba hacia abajo, si aquellos que están a la cabeza de la organización no están dispuestos a cuestionar (se) sus modos habituales de ser y gerenciar y dan cátedra de poca plasticidad mientras piden cambio a sus colaboradores.
El feedback es mas que un proceso, puede ser vivido como un estilo relacional, una manera de interactuar, incluso de vivir. Es el arte de ser espejo por un rato y permitirle al otro verse y -con una mirada apreciativa- tomarse la foto de los errores y aciertos, con la única finalidad de crecer y aprender. Pero ojo, te permito que te mires, no impongo la imagen que tengo de ti! Te permito observarte en determinado dominio, no hago un juicio estático e irrevocable de la persona que eres, solo miramos juntos tu actuar.
El contexto para que ello ocurra es primordial. La contención y el diálogo abiertos, el soltar los juicios, la confianza y apertura para escuchar son elementos fundamentales. El contexto involucra también la contingencia: la importancia de brindar feedback cuando sea necesario, ahí cuando aparezca la oportunidad de mejora, la oportunidad de agradecer, la oportunidad de mirar la herida o las alas! no cuando el sistema nos indica que ha llegado la fecha de la evaluación de desempeño o cuando la rabia nos impulsa a cantar la cartilla de desaciertos.
El historial es también importante. Una jefatura que posiciona una cultura de feedback no solo negativo, que valora el agradecimiento, que está atento a mostrar las oportunidades de mejora y que por sobre todas las cosas, está abierto y dispuesto a recibir «de vuelta» de sus colaboradores, abierto a la indagación del parecer del otro y se muestra interesado en crecer y cambiar, es una figura de aliento, similar a la de un padre que reconforta, valora y aprecia lo bueno y que en ocasiones castiga, cuando es necesario…. el compromiso que tenemos con esa figura es altamente mayor!
¡Feedback para todos! Multidireccional y multi-dimensional ¿por que no? Quizá sería bueno comenzar a hurgar en otras dimensiones del ser que hemos dejado de mirar en la empresa. Dimensiones fundamentales que hemos tachado de poco relevantes para trabajar.
¡Pero para todos!
En Chile, por ejemplo, ya existen empresas que han situado el paradigma de la receptividad junto al del Liderazgo. BEME es una de ellas, con su «matriz de escucha» y su «Directorio de Nuevas Generaciones» en el cual colaboradores con un alto compromiso y buenos resultados, que llevan entre 3 meses a 1 año de pertenencia en la empresa, se convierten en asesores durante un año, de la Gerencia General.
Que mejor muestra de valoración del feedback como oportunidad de crecimiento, para todos, no solo para algunos.
@maricelgrowth para @Culturizando
Maricel Chinchón R. Psicóloga. Coach Ejecutivo
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