‘Estás contaminado’ por Magdalena del Río
Por Magdalena del Río |
Todos estamos contaminados, porque todos tenemos problemas en la vida. Sí, así de claro lo digo. Me acabo de leer millones de artículos sobre las personas tóxicas, y algunos están muy bien. Sin embargo a todos se les olvida decir que todos tenemos un poco de toxicidad.
Así somos. Un poco de preocupación y mala suerte pueden matar nuestra esencia positiva, nuestra paz interior o la ilusión que le ponemos al día a día. Una persona tóxica es aquella que irradia malas vibraciones y contamina su alrededor.
¿Y quién jamás en la vida lo ha hecho? “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Y nadie puede tirarla, porque todos tenemos rachas malas en las que necesitamos desahogarnos, todos de vez en cuando nos quejamos a los demás. La vida es un manjar, pero agridulce. Los ratos dulces son preciosos… Pero… ¿Y los agrios?
Pues en todos lados pone que el principal consejo ante una persona tóxica es ¡alejarte de ella! Y yo digo: ¡Qué injusticia!
Convivir con alguien así es difícil, es verdad, a veces te frena el impulso por mejorar y por crecer, acaba con la paciencia de cualquiera. Pero todos hemos sido personas así en algún momento. Durante la muerte de un ser querido, una situación económica difícil, una enfermedad poco llevadera, una ruptura amorosa… Aquí no hay quien se libre. Imaginaos que cada vez que alguien fuera tóxico, lo dejásemos solo. ¿Cuántos de nosotros estaríamos ahora aislados?
Quizá ahora alguno esté pensando que no sabe si es tóxico o si convive con alguien así…
¿Quieres saber si tienes a alguien así cerca, incluido tú? Pues vamos a examinar con atención los rasgos característicos que poseen estas personas. Aclaro que no hace falta que los tengas todos, pero sí debería estar identificada en algunos de ellos. También hay que tener en cuenta que todos pasamos por malas rachas en las que desprendemos negatividad, lo importante es reconocer que hay una continuidad en estos rasgos y cambiar lo antes posible. Allá vamos:
1. Habla continuamente y en exceso de sí misma, olvidándose de las personas que tienen a su alrededor y, de esta forma, alimentando inconscientemente su ego.
2. Su discurso está construido a través de quejas y pesimismo.
3. Asume el papel de víctima, quiere ser el centro de atención constantemente o simplemente no pasar desapercibido.
4. Toman la actitud de que el mundo está contra su persona, no se paran a analizar las situaciones que generan ellas mismas a su alrededor.
5. Les definen la envidia, los celos y la soberbia.
6. Las personas que sienten o viven bajo alguna actitud tóxica no son felices ya que su modo de pensar les impedirá vivir en paz y en armonía con los demás y su alrededor.
7. Una persona que sufre y siente la envidia no se alegrará con las alegrías de las personas que quiere ya que, a nivel interno, vive siempre pendiente de su propia carencia.
8. Provocan emociones negativas. Son “habladores negativos” no “hacedoras”: en vez de hacer las cosas, hablan de porqué no se pueden hacer o se quejan.
9. No intentan nada: la gente que intenta cosas difíciles inspiran a los demás y la gente tóxica no inspira, ni si quiera intentan algo o se arriesgan a intentarlo.
10. Se quejan de todo: son especialmente negativas, se centran en los problemas, solo ven la perspectiva negativa y te impiden centrarte en las soluciones. Normalmente, se alegran cuando la gente se une a ellas y se queja de las mismas cosas.
11. Critican a los demás e incluso a si mismas y fomentan los rumores.
12. Son arrogantes: no confiadas, sino arrogantes, es decir, creen que lo saben todo y se sienten superiores a los demás.
13. Mienten: mienten sobre temas que pueden ser dolorosos para las personas objetos de la mentira, juzgan sin saber y sin pensar.
14. Conocen muy bien el arte de la manipulación y la aplican para conseguir todo lo que desean, aunque los de su alrededor salgan mal parados.
ATENCIÓN, PELIGRO
Si ya tienes a alguien en la cabeza que encaje con esta descripción, estarás pensando qué hacer con ella… O contigo mismo.
¡HUYE! Es el primer consejo que te dicen, pero no el mejor ni el más viable. Hace un tiempo chateaba con un amigo lejano que tenía un mal día. Trabaja al lado de una persona tóxica y para colmo… ¡Es su padre!
Hay que quedarse y poner otras soluciones que cuestan más, pero funcionan igual de bien. Crecemos en paciencia, generosidad, amor al prójimo… Y de paso ayudamos a esta persona tóxica a salir de sí misma:
1. Cuando se meta contigo o emprenda algún discurso negativo sobre ti o tus proyectos, quédate en silencio y no gastes energía en rebatir lo que dice. No te va a escuchar. Cuando acabe, sonríe y di: ¿Ya has acabado? ¿Tienes algo más que decir o te has quedado ya a gusto? Las personas tóxicas que ven que no consiguen contaminar el ambiente… Se rinden y se van. Luego en la soledad le vendrán sentimientos de arrepentimiento y, aunque algunas no lo hagan, querrán pedir perdón. Así habrás logrado evitar una pelea y enseñar al que te ha hecho daño.
2. Haz oídos sordos. No dejes que te afecten sus críticas. Piensa en silencio lo afortunado que eres por tener el privilegio de disfrutar de la vida, de tener metas por alcanzar, o ideas buenas que llevar a cabo. Examina una y otra vez todo tu potencial de forma positiva, y canaliza sus malas palabras como energía para seguir adelante. Que su odio sea tu gasolina. Sonríe y da ejemplo de felicidad. La alegría es contagiosa.
3. Controla tu entorno, y que no se acerquen a ti más de la cuenta. Por ejemplo, si compartes trabajo con una persona así, intenta no estar todo el día al lado para que no te sature. Si no es posible, al salir del trabajo olvídate de ella y no te quedes pensando en su comportamiento negativista, despéjate y vuelve con las pilas recargadas. Que no se te acabe la paciencia.
4. Busca otras relaciones enriquecedoras que contrasten el tiempo que pasas con gente tóxica. Es cierto que provocan estrés, pero luego reír con personas felices hace que se te pase.
5. No creas sus ideas absurdas. Si ya te la has creído, apunta en un papel alguna idea que te ha hecho daño, y rebate por escrito por qué no es verdad lo que dice. Es fácil, ya que no suelen tener argumentos muy sólidos, ¡ya lo verás!
6. Mantén el sentido del humor. Hay que intentar convertir el enfado en amabilidad por muy difícil que pueda parecer, ya que es la mejor respuesta frente a los que hacen daño.
7. Compensa sus críticas con buenas palabras. Si dice “Qué asco de día nublado”, di al rato: “Ojalá llueva y se rieguen las flores del campo”. Esto les ayuda a darse cuenta de que estáis viviendo lo mismo pero de diferente manera.
La realidad puede verse desde muchas perspectivas. Nuestra vida es un diamante en bruto, que tiene muchas caras. Tú mismo eres quién decides por cuál de ellas te apetece ver. Desde un lado todo parece triste, y sin embargo hay formas de verlo bonito.
– ¡Me han despedido del trabajo, qué desastre!
– ¡Bien! Vacaciones indefinidas.
– Soy un fracaso de persona…
– Ahora tendré tiempo para arreglar ese mueble de la casa que está regular antes de encontrar otro puesto laboral.
– De todos mis compañeros me he tenido que ir yo. Es que mi jefe me odia.
– Quizá esto sea una señal de la vida para replantearme si me gusta lo que estoy haciendo o debo cambiar el rumbo.
Seis perspectivas de una misma realidad. Por supuesto que no es una buena noticia, pero como decíamos, la vida es agridulce. Si no atravesamos la oscuridad de la noche no podemos ver un bonito amanecer. Si no nos mojamos en la tormenta, nos perdemos un precioso arcoiris…
Yo me quedo con dos cosas. La primera que todos estamos expuestos a la contaminación emocional, y no por ello somos mejores o peores. La segunda que la vida es un diamante en bruto y depende de mí desde qué perspectiva mirarla.
Y vosotros, ¿Qué habéis aprendido?
Por Magdalena del Río | Facebook Magdalena del rio | Twitter – Instagram: @magdaino | www.espantasapos.wordpress.com
- Me gusta 0
- Me encanta 0
- Me divierte 0
- Me asombra 0
- Me entristece 0
- Me enoja 0