Elecciones en España: Rajoy logra una mayoría absoluta
La peor crisis económica de la democracia y la fracasada gestión del Gobierno socialista, que arrancó la legislatura con dos millones de parados y la termina con cinco, ha dado la mayoría absoluta al PP para gestionar con manos libres la salida del pozo en medio del vendaval. El nuevo presidente, Mariano Rajoy, gobernará con el apoyo de sus 186 diputados (por encima del mejor resultado en escaños del PP de Aznar en 2000) frente a los escasos 110 diputados del PSOE, su peor resultado de la reciente etapa democrática.
En su primera comparecencia tras conocer la aplastante victoria, Rajoy ha mostrado una euforia contenida ante las miles de personas que se han acercado a la sede del partido en Madrid para celebrar los resultados. «Gobernaré sin sectarismo. Nadie tiene que sentir inquietud», ha advertido. Con la promesa de ponerse a trabajar desde mañana para situar a España «a la cabeza de Europa», Rajoy ha admitido que, ante la delicada situación financiera, no puede prometer «milagros» y ha invitado a todos, sus votantes y no votantes, a participar del cambio.
Esta contundente victoria —hasta hoy solo se habían registrado tres mayorías absolutas en diez elecciones generales— deja al PP con un poder omnímodo en España. Gobernará en la Administración central sin necesidad de alianzas; ya manda en 11 de las 17 comunidades y en la mitad de los Ayuntamientos. El hundimiento del PSOE, que ha caído 13 puntos en apoyo electoral (del 43% ha pasado a menos del 30%), ha impulsado la mayoría absoluta del PP (44%, casi cinco puntos más que en 2008).
¿Quén es Mariano Rajoy?
El sucesor de José María Aznar, Mariano Rajoy, es un gallego nacido en Santiago de Compostela y criado en Pontevedra. Miembro de todos los gabinetes de Aznar, tiene un hijo y es miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular desde enero de 1989.
Mariano Rajoy Brey nació en Santiago de Compostela (A Coruña), el 27 de marzo de 1955. Crece en Pontevedra, de cuya Audiencia Provincial era presidente su padre. Se licenció en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela.Compaginó el último curso de la carrera con la preparación de las oposiciones a registrador de la Propiedad, las cuales aprueba al año siguiente, convirtiéndose en el registrador más joven de España.
Rajoy está casado desde 1996 con Elvira Fernández Balboa, con quien tiene un hijo.
Un hombre cosido a su pedal
No hay tópico que mejor defina a Rajoy que el del viejo refranero español -el que la sigue la consigue, o mejor, el que resiste, gana-, ni metáfora que más le cuadre que la del ciclista cosido a su pedal. En ocho años, el presidente del PP no se ha bajado de la bicicleta ni ha dejado un solo momento de pedalear. Eso sí, a su ritmo, el de fondista de la política; a velocidad de crucero, unos ratos en pendiente y otros, los más, en cuesta. Y así lo ha hecho por dos cosas: por veterano y por gallego. La veteranía en Rajoy -y vamos por partes- es un grado.
Volviendo al refranero, sabe más el diablo por viejo que por diablo, y Rajoy tenía 26 años cuando se estrenó como diputado autonómico, 27 cuando fue concejal, y 31 cuando manejó su primer presupuesto público desde la Diputación Provincial de Pontevedra. No es casual que en sus últimos discursos, el hombre que llegó a ser el número dos y vicetodo del Gobierno de la mayoría absoluta de José María Aznar, haya reivindicado el recuerdo de la inauguración del tendido electrico en los pueblos gallegos. También en el partido, muchos años antes de que ganara su polémico Congreso de Valencia de 2008 al frente del PP, había ganado otro, de la mano del más breve sucesor de Manuel Fraga, Antonio Hernández-Mancha, que rápidamente fue descabalgado por el propio partido. Así que bien sabía Rajoy que había de aguantar al mando y, sobre todo, ganar elecciones. Sólo ahora, cuando las encuestas le empujan a las puertas de La Moncloa, su currículum se revela como un activo casi desbordante. Vicepresidente y cinco veces ministro -de Administraciones Públicas, Educación, Presidencia, Interior y Portavoz-, Rajoy supera con mucho el retrato del político profesional. La gestión del Prestige hacia el final del mandato, o su contribución en los primeros meses del Consejo de Ministros, le avalan como gestor de crisis, y los dos acuerdos de financiación autonómica le justifican como negociador.
Pero junto a la veteranía, a Rajoy le define más que nada su galleguidad. No es que cueste adivinar, volviendo al tópico, si sube o baja en medio de la escalera. Lo que cuesta es romper la muralla de cortesías y silencios, tras la cual se esconde un tipo divertido y socarrón, de lengua vulnerable al gin-tonic y memoria de opositor. Decir Rajoy es decir hombre sobrio, poco osado, inteligente -muy inteligente- y desconfiado. Rápido en el análisis político, lento en la acción. Un hombre antiguo y familiar -tiene dos hijos con su también gallega y discreta esposa, Viri Fernández-; mucho más conservador que liberal, pero por encima de cualquier ideología, un pragmático; que cree en las cosas como si no se las creyera demasiado, y que siempre prefiere un mal acuerdo a un lío innecesario. Su ambición es volver a ser hombre de Estado.
@Culturizando
Fuente: Terra | El Mundo | El País
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