Decálogo de escritores anónimos; por Juan Pablo Quintero
Por Juan Pablo Quintero |
I. Ambiciona la inmortalidad como el aire que respiras, aún a sabiendas que la muerte por asfixia es tu destino natural.
II. Crece hasta recuperar tu infancia
III. Permítete derramar en papel todos los recuerdos de los que no tengas seguro su veracidad.
IV. Exprime de tu imaginación el significado de tus propias historias inconclusas.
V. No vayas a dormir sin preguntarte sobre los acontecimientos insólitos que te aguardan el día siguiente.
VI. Si no portas papel ni lápiz en tus bolsillos domestica la vocación efímera y el olvido de las ideas haciendo analogías con los episodios extravagantes de tu propia vida, la memoria hará el resto cuando aterrices en casa.
VII. Convencido interioriza que, más allá de toda intuición, la única verdad sobre la presencia humana en el mundo se reduce a nuestra condición de seres pasajeros. Nuestro tránsito episódico solo deja tras sí tormentas de arena, cualquier esperanza de trascender el futuro está consagrada al fracaso.
VIII. La sangre de tus ancestros impregnan tu mente, no podrás eludir tu origen ni tu historia, aunque ignores sus detalles, también te está vedado sacudir del tuétano de tus huesos el legado de las generaciones anteriores. No pierdas el tiempo ni te desveles tratando de parir una idea original, ir a contracorriente de la historia solo te retornará al mismo sitio de dónde saliste.
IX. La autenticidad del estilo reposa en una impostura, es decir, en el hábito falsario de pretenderse ajeno a sí mismo y el deseo encubierto de deslastrarse de la inclinación autobiográfica de toda escritura.
X. Suicida de raíz el amor al hermetismo y la tentación de encontrar placer en sentirte incomprendido. Una historia sin desenlace sólo alimentará el odio y la indiferencia de tus lectores
Juan Pablo Quintero / @ivanpablov | Foto: Escritor / Shutterstock
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