Cuando un adulto es un eterno niño o adolescente…
Por Christopher Barquero | Life Coach @ChrisBarquero |
La primera vez que me hablaron sobre el tema fue cuando me explicaban el caso de una actriz y cantante que inició en el mundo de la farándula desde muy pequeña. Desde niña su madre siempre estuvo al pendiente de ella dirigiendo su vida, tanto, que aunque se casó y tuvo sus hijos dependía de su madre para todo. La colega terapeuta me comentaba que esa mujer no había sido criada para ser adulta ni tomaba sus propias decisiones, vivía la vida que su madre orquestaba. Cuando la madre de la famosa murió, ésta quedó como una niña sola y abandonada. A pesar de ser una mujer adulta, no tenía la capacidad ni control sobre su mundo, su vida, ya que siempre había dependido de su progenitora o de otras personas que tomaran las decisiones por ella, que le dijeran como tenía que actuar, qué hacer, donde ir, cómo y así.
De hecho, ese caso de la famosa demuestra que sigue dependiendo de alguien pues ahora es su marido quien hasta le dice cómo vestirse en los conciertos y maneja todo lo que hace y lo que no puede hacer. Y bueno, aunque en la vida podemos escuchar opiniones para tomar decisiones, la última palabra es de nosotros, no podemos darles el control de todo a los demás. Sin embargo, hay padres, que inconscientemente no crían a sus hijos para que sean adultos, sino que aunque estos hijos crecen son eternos niños. Aquellos que todo se los resuelven, se los solucionan y quienes además dominan en qué hacer, vestir, comer, conducirse y así.
El punto es que si te pones a analizar, conoces a alguien así o en tu misma familia debe haber quien aunque sea adulto para todo depende de sus padres o de uno de ellos, aquellos que no están preparados para tomar decisiones, afrontar la vida con madurez, sacar adelante un matrimonio. Simplemente no pueden porque están dependiendo de la ayuda de los padres. Y claro que unos hijos pueden tener el apoyo de su familia en general, pero una cosa es apoyo y otra cosa es dependencia, no dar un paso si no te dicen qué hacer, no ser capaz de elegir, de asumir riesgos.
El segundo encuentro que tuve con este tema y por el cual me decidí a compartirlo hoy contigo es porque leyendo un libro de Bernardo Stamateas, a quien admiro muchísimo, me encontré con que no solo hay niños eternos, sino que hay quienes se quedan toda la vida en la etapa adolescente. Igual, pueden llegar a 40, 50 años y seguir siendo niños porque dependen de los padres, dependen de que alguien les diga que deben hacer y lo más característico es que andan tras de eso haciendo berrinche contra todo el mundo y haciendo lo que se les pega la gana, incluso cuando están casados y tienen responsabilidad e hijos no consideran eso y hacen su vida como les viene en gana, con la irreverencia propia de la época que es la transición entre la niñez y la etapa adulta.
Claro está que estos dos casos son todo lo contrario a los niños o adolescentes que por circunstancias del destino se convierten en adultos tempranamente, ya que deben asumir las responsabilidades de alguien mayor, para cuidar a sus hermanos, salir a trabajar o bien encargarse de la casa porque sus padres o su madre sola, en muchos casos, vayan a trabajar. Se convierten en los padres o madres de la casa, dejando de vivir la etapa que les corresponde, todo lo contrario a los niños y adolescentes adultos que se estacan en esas etapas de la vida.
En lo personal considero que quienes se estancan en esa etapa es porque están evadiendo asumir la responsabilidad de la adultez. Quizás están en una zona de confort en donde todo siempre se los han resulto y se los siguen resolviendo y entonces se niegan a tomar el control de sus vidas quizás porque no recibieron la motivación, inspiración, o de hecho los padres sienten que deben hacer todo por sus hijos porque ellos no son capaces; en cierta manera les transmiten la idea de que son inútiles y ellos terminan creyendo que son incapaces y que para todo necesitan la mano de alguien.
Y si usted estaba pensando en algún caso que conoce, sepa que es más frecuente en los hombres, pues no solo se trata en muchos casos de la dependencia sino por la inmadurez, pues son personas evaden los compromisos y las obligaciones. El psicólogo Dan Kiley denominó Síndrome de Peter Pan al conjunto de comportamientos que se caracterizan por una inmadurez marcada, dependencia emocional, miedo a crecer y un desfasaje entre la edad cronológica y emocional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que la etapa para madurar se puede tardar hasta los 25 años. Y algunos expertos no dudan en pronosticar que posiblemente se amplíe hasta los 35 años.
Por lo general, además, son personas que necesitan sentirse admirados y reconocidos en sus labores, ya que sufren de baja autoestima. Así como los niños buscan llamar la atención y que siempre se responda a sus antojos, el adulto inmaduro tiene la necesidad de ganar y que todo se haga a su manera.
La sicóloga clínica Belén Vitellesch asegura que “pueden ser personas que aparentan seguridad y liderazgo, tener un buen puesto y ser buenos socializadores. Pero, aun así, no saben qué hacer con su vida, ya que se han dejado llevar por la suerte y las sugerencias. Les cuesta tener aspiraciones y ponerse objetivos. Exageran sus éxitos cuando los tienen y esconden o disfrazan las limitaciones”.
Además, que “no suelen sentirse listos para tomar decisiones serias por temor a equivocarse y a los cambios; o pueden tomarlas impulsivamente basados en un fin caprichoso. -Suelen proyectar la culpa en los otros al presentar dificultad en admitir errores y aceptar sus consecuencias. -Amantes del facilismo, desean nuevos desafíos pero el esfuerzo que conllevan disuade su valentía. -El humor puede mutar de un optimismo extraordinario a un enojo desmedido. Hacen algo similar a un “berrinche” frente a situaciones de esperas u opiniones diferentes que puedan obstaculizar sus proyectos.- Si es posible delegan, evaden o postergan el asumir más responsabilidades. No les gusta confrontar ni que los confronten. Así como Peter Pan vuela alejándose según su conveniencia, estos “niños-eternos” no dudan en escaparse al momento de hacer frente a las adversidades”.
Leyendo al respecto, encontré las declaraciones de la especialista María Ester Buzzoni, quien dice que una persona que identifique que está en la niñez o adolescencia eterna puede soltar esa etapa y madurar.
“Siempre se puede crecer y aprender. Las experiencias de la vida siempre son una buena oportunidad para hacer un nuevo intento de crecer. Sin embargo, cuando una persona se da cuenta de que por más que lo intente, no logra superar sus dificultades, existen las experiencias terapéuticas, que pueden permitir sobrepasar con la ayuda de otro, esas dificultades”.
Así que si eres padre, presta atención de criar un adulto responsable y que vaya sorteando por sí mismo las situaciones de la vida, de eso se trata vivir al fin y al cabo y si te identificas con el tema y eres un niño o adolescente eterno, tú sabrás si decides madurar. Yo siento que todos tenemos un poco de niños o adolescentes y eso es normal, sin embargo ya estancarse en esas etapas no es lo mejor. De todos modos, la vida es elección. ¡Tú decides!
Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!
¡Gracias por existir, compartir!
Foto: Adulto niño / Shutterstock
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