Cómo trabajar con personas complicadas
Por Daniel Colombo |
El entorno del trabajo es un mundo en sí mismo donde conviven todo tipo de estilos, personalidades y temperamentos. Sin embargo, hay dos rasgos que sobresalen de todos los demás: las personas que facilitan las cosas, y aquellos que son “complicadores” por naturaleza.
La diferencia entre uno y otro se puede medir en términos de resultados, energía puesta en juego y, sobre todo, la actitud y disposición para el hacer cotidiano.
En el primer caso, en los equipos siempre hay gente facilitadora; aquella que acerca ideas, es predispuesta, hace aportes de valor y tiene una mirada positiva y superadora de los problemas.
En cambio, del lado del campo de juego de los “complicadores”, suelen ser personas con una inestabilidad emocional muy evidente, cuestionadoras hasta del pelo al huevo, con baja energía y capaces de aniquilar con sus enredos mentales al más positivo de los mortales.
Si bien un buen equipo de trabajo se basa en relaciones, confianza y empuje para llevar las tareas adelante, el tener que sortear los palos en la rueda que ponen continuamente los que complican donde no hay complicaciones hace que se viva en un nivel de tensión permanente y que hasta las cosas más sencillas parezcan una odisea digna de la película “Gladiador”.
Veamos algunos rasgos distintivos de estos dos estilos:
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Personas Facilitadoras
- Hacen que todo sea fluido. Hacen, promueven entornos saludables y fluyen en una ‘velocidad crucero’ que aleja las turbulencias que amenazan de vez en cuando.
- Son automotivados y motivan. Otra de sus características es que tienen mucha fuerza interna, disposición al cambio y flexibilidad.
- Se auto lideran. Otro aspecto destacable es que poseen una auto regulación de su inteligencia emocional que les permite liderarse a sí mismos, lo que les permite ser más equilibrados para gestionarse.
- Contribuyen al bien común. Entendemos por bien común como aquello que necesitamos hacer en favor de la mayoría del equipo, y el objetivo mayor que se tiene.
- Se enfocan en soluciones. Permanentemente miran las alternativas de salidas favorables hasta en el más complicado de los escenarios.
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Personas Complicadoras:
- Hacen complejo hasta lo más simple. Son vuelteros, demoran las respuestas adrede, cuestionan todo -hasta lo más simple-, y muestran poca colaboración para que las cosas salgan adelante.
- Son discutidoras. Esta es otra de sus características, ya que les encanta polemizar, genera problemas, y en ciertos casos, subirse a la ola de chismes con tal de complicar las cosas.
- Son inflexibles. Es difícil sacarlos de su estado interno emocional de complicación, puesto que tienen muy baja empatía, que es la habilidad de mirar las cosas desde la perspectiva del otro.
- Baja motivación. Por lo general los “complicadores” tienen energía muy baja, ya que los consume el estar todo el tiempo enredados en su propio laberinto.
- Se enfocan en problemas. En este caso, siempre ve la parte negativa de todo; y no lo hace como una simple observación, sino que busca justamente el camino más difícil. Carece de sentido práctico; envidia a los facilitadores por su habilidad para ejecutar o clarificar las cosas; y, sumado a esto, son expertos en analizar las cosas que hacen los demás y en argumentar -a veces sin demasiado sustento- sus complicadas teorías.
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Soluciones para hacer convivir facilitadores y complicadores en un equipo
Desde la perspectiva del líder es un gran desafío ecualizar y armonizar a estos dos bandos dentro de un mismo equipo, ya que no se trata solamente de cuestiones que aparecen de vez en cuando, sino de una realidad cotidiana que consume y desgasta; genera peleas y discordias y enturbia el clima laboral.
Aquí van estas soluciones para equilibrar el desempeño sobre todo de los complicadores, aunque es fundamental -también- que se trabaje con la tolerancia de los facilitadores, ya que es posible que las relaciones hayan sufrido algún desgaste propio de la disparidad de encuadres en estos dos tipos de personas:
a. Hacerlos trabajar junto a personas facilitadoras creando un ‘frente’ de apoyo.
Como coach empresarial y de equipos, una idea que he practicado junto a varias empresas con equipos de estas características es que se asignen a los complicadores un proyecto especial, individual o con otros de su mismo estilo; y sea otro team de facilitadores quienes los acompañen. En esta prueba de desempeño es posible transferir habilidades de asertividad de los últimos para que los más enredados del equipo empiecen a observar otras modalidades de hacer las cosas.
b. Dar feedback.
La retroalimentación es fundamental para que las personas maduren y crezcan dentro del equipo. El líder se puede entrenar en la buena práctica del feedback para acompañar a los facilitadores en su tolerancia y nuevas formas de convivir con los complicadores; a su vez, el responsable trabajará junto a estos entregando sus oportunidades de mejora semanalmente, para que la persona sea consciente de que está siendo evaluada también por este rasgo que la caracteriza, y que es invitada a cambiar e integrar sub modalidades positivas que puedan ser acordes al resultado que se necesita lograr.
c. Detectar el motivo subyacente detrás de su complejidad.
Si bien el responsable no tiene el rol de psicólogo del equipo, una de sus funciones es contener. Dentro de este espectro será de su incumbencia detectar los motivos que están por debajo de la conducta. La idea es que pueda entender para operar más eficazmente en la transformación de acoplamiento de los complicados con los facilitadores. No se trata de justificar, sino de ir a la raíz del comportamiento. El coaching ejecutivo y de equipos es una herramienta excelente para armonizar este tipo de disparidades.
d. Verificar cada tarea que se les delegue (triple Check)
En el caso de los complicadores, o cuando los facilitadores se integran con éstos, es fundamental hacer un triple chequeo de tareas y en el seguimiento pormenorizado. La clave es asegurarse de que se avanza según el resultado que se necesita. La intención aquí es obtener una radiografía del estado emocional presente, para contribuir a generar un mayor equilibrio en el equipo.
e. Estimularlos sin expectativa de cambio rápido.
Para las personas complicadas, que suelen ser negadoras de su naturaleza y reacciones, es indicado no enfatizar su negatividad y, menos aún, tratarlos en forma diferente. Al medir resultados se lo hará igual que a todos; y es conveniente que el líder los estimule de formas diversas, para observar si estos ‘anabolizadores’ emocionales internos producen el resultado que se espera, que es un cambio de actitud frente al trabajo. Felicitarlos por una tarea bien realizada, invitarlos a participar de la toma de decisiones, aprovechar su sentido crítico hacia todo y todos en alguna ocasión, pueden ser estimulante. Aunque, en verdad, es posible que la transformación no se vea rápidamente, ya que, por lo general, se trata de conductas de base que la misma persona necesita estar dispuesta a modificar.
Foto: Shutterstock
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