Cómo entender el léxico sobre la pandemia (y estar bien informado)
Las noticias sobre la Covid-19 han ido aumentando durante los últimos meses de manera exorbitante, en consonancia con el interés del ciudadano por conocer la realidad de la enfermedad.
Toda la información sobre esta pandemia se expresa por medio de un lenguaje científico y técnico para el que precisamos herramientas de alfabetización científica de fácil acceso que nos ayuden a vacunarnos contra la desinformación.
El lenguaje es el eje articulador de toda actividad humana. La situación actual nos sitúa como receptores de una gran cantidad de datos que se presentan a través de una terminología muy técnica, procedente del sector sociosanitario de la epidemiología.
Esto implica la necesidad de información de los ciudadanos y la comprensión de lo que se publica para evitar la infodemia o la sobreabundancia de información, alguna rigurosa y otra falsa, sobre un tema.
La misma Organización Mundial de la Salud, al calificar de pandemia la enfermedad Covid-19, pidió que se entendiera bien el significado de este término –es decir, “epidemia de una enfermedad transmisible que afecta a un amplio número de individuos y se extiende por diversos países en distintos continentes”– y que no se emplease a la ligera, ya que su uso indebido puede generar más sufrimiento y muerte.
Para explicar la situación, los periodistas, instituciones, divulgadores y gestores necesitan utilizar un léxico concreto, inconfundible, técnico, y los receptores de estos mensajes deben tener la capacidad o perspicacia para entender suficientemente esta información: enfermedades zoonóticas, fómite, gel hidro-alcohólico, gel higienizante, incidencia, grado de positividad, PCR o prueba molecular, transmisión, paciente cero, SARS-CoV-2 o síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus tipo 2, etc.
El vocabulario científico tiene una naturaleza diferente al general de la lengua. La adquisición de la terminología científica específica hace posible comunicar adecuadamente una parte muy relevante de la experiencia humana y comprender suficientemente lo que otras personas expresan sobre ella.
No es raro que en algunas publicaciones no académicas aparezcan breves explicaciones que son útiles para que el destinatario se implique en la solución y no tenga la sensación de que está perdido entre todos estos términos científicos o técnicos.
La necesidad de esta comprensión del lenguaje técnico ha generado innumerables respuestas, sobre todo en la red. Si escribimos “léxico de la pandemia” en cualquier buscador web, nos devuelve más de 21 000 resultados; “vocabulario de la pandemia”, unos 97 200 resultados o “vocabulario Covid español”, aproximadamente 772 000 resultados. Los usuarios de la lengua española han remitido multitud de preguntas de tipo lingüístico a la Fundación del español urgente (Fundéu) y a la Real Academia Española (RAE).
Las redes sociales han contribuido a alfabetizar
En este contexto comunicativo actual, distintas redes sociales han desarrollado algunas iniciativas que de manera indirecta han contribuido a la alfabetización en la competencia científica con su respectivo vocabulario.
Facebook ha creado el Centro de información sobre el coronavirus (COVID-19), en el que se aloja información sobre la pandemia, además de las últimas actualizaciones y recomendaciones ofrecidas por organizaciones de la salud, globales y locales.
Las aplicaciones TikTok y Twiter proponen seguir a determinados científicos de diferentes países para explicar su rol en el esfuerzo global por desarrollar una vacuna. Las explicaciones de estos están en el llamado “Team Halo”, que toma este nombre del anillo de ciencia interconectada que rodea la Tierra.
Entre las aportaciones de estos científicos y trabajadores sanitarios se encuentran multitud de vídeos en los que se interactúa con el usuario para explicar la creación de la vacuna.
A pesar de estos esfuerzos, las confusiones se siguen produciendo entre muchos ciudadanos. No es fácil evitar equívocos. En el lenguaje técnico cada expresión, cada palabra tiene un significado concreto e inconfundible que debe mantenerse sin alteraciones para propiciar una comunicación adecuada y para que no exista una posible confusión, que traería consecuencias muy negativas.
Los gestores políticos se apoyan en las recomendaciones de los epidemiólogos que explican sus decisiones en datos, en ciencia, y por eso todos los días nos intentan explicar conceptos que los estudiantes de medicina tardan años en dominar: posibles diferencias semánticas entre incidencia–prevalencia, tasa de mortalidad–tasa de letalidad, cuarentena–aislamiento–confinamiento, gel desinfectante–gel higienizante, periodo de incubación–periodo de latencia, etc.
Herramientas que le ayudarán a entender
Un esfuerzo suplementario por parte del ciudadano necesita de otras herramientas más concretas. Entre ellas, es obligado indicar las siguientes que pueden ser útiles por ser de libre acceso:
- El Diccionario de términos médicos es una de ellas. Perteneciente a la Real Academia de Medicina de España, en su web se aclara que esta versión electrónica “contará con actualizaciones periódicas, correcciones y mejoras”, lo que nos garantiza estar al día sobre el significado de cualquier término médico asociado a la pandemia.
- También Wikipedia, enciclopedia en línea y de código abierto que cualquier persona con acceso a Internet puede consultar si decide iniciar un camino de formación personal, proporciona una serie de términos médicos avalados por la OMS para intentar crear una vía de acceso fiable a la información sobre la Covid-19.
Wikipedia es leída por un público global de millones de personas que se benefician del conocimiento compartido de miles de autores que contribuyen de manera voluntaria a informar. Dada su característica de conocimiento construido de manera colaborativa y voluntaria, se ha comentado muchas veces la dudosa fiabilidad de los datos que aparecen en esta enciclopedia. Esta cuestión parece no afectar a los artículos del campo de la medicina con respecto a la Covid-19.
- Por otro lado, el recurso Enclave de Ciencia fue lanzado en mayo de 2020 y se presenta como una plataforma de soporte a la comunicación científica y tecnológica desarrollada por la RAE y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España.
Para superar la desinformación y la infodemia es esencial la alfabetización en términos de salud. La ampliación de la competencia científica en la ciudadanía, tal como propone la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a través del informe PISA, es necesaria para entender y acceder a la información, es decir, para adquirir a su vez la competencia comunicativa que nos permita expresar opiniones y tomar decisiones relacionadas con la promoción y el mantenimiento de la salud.
Esto es aplicable en diferentes contextos, entornos y a lo largo de toda la vida. Esta relación entre ciencia y comunicación nos debe dar una idea de la importancia de ambas habilidades, no solo en el mundo académico, sino en la vida en general.
María-Teresa Cáceres-Lorenzo, Profesora e investigadora de la ULPGC, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Imagen: Shutterstock
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