5 estrategias para vivir libre de expectativas
Por Daniel Colombo | Las expectativas son el principal motivo de decepción y frustración en la mayoría de los seres humanos.
La expectativa es una proyección subjetiva de tu fantasía acerca de cómo quisieras o deberían ser las cosas, desde tu perspectiva, y conforma un conjunto de suposiciones de elaboración propia, en la que subyace una intencionalidad de querer controlar, manipular o cambiar el curso del fluir natural de la vida.
Queda claro que la expectativa no tiene que ver con tu ilusión, esa fuerza interior poderosa que puede ayudar a materializar tus sueños y anhelos.
La expectativa, por el contrario, es un filtro que actúa casi como un freno de mano para dejar que el otro (el mundo de las relaciones) se exprese tal cual es, independientemente del resultado que a ti te gustaría obtener.
En general, viene acompañada de unos cuantos ingredientes basados en creencias limitantes, como que la otra persona debería comportarse de cierta manera; o ser físicamente como a ti te gusta; o que su desempeño alcanzará determinado nivel de talento.
Para graficarlo, solemos tener expectativas acerca de nosotros y de los demás y del entorno:
Expectativas propias: son aquellas que dependen pura y exclusivamente de nosotros. Muchas surgen en los primeros años, cuando se depositan en nosotros deseos de otros (ser un buen hijo, sano, trabajador, inteligente, abundante).
Al creerlas y querer accionarlas para ser aceptados, queridos y cuidados, las hago verdad inconscientemente, ya que no dispongo aún de la estructura psíquica para procesar y contrastar experiencias. Ejemplo: de jóvenes o adultos, cuando asumimos un reto y ponemos energía, entusiasmo y enfoque por concluir eficientemente una meta; o en el caso de que quiero alcanzar determinado resultado, y me frustro por no haber dado lo suficiente. O cuando calladamente acepto estudiar para ser un abogado siguiendo la tradición familiar, aunque lo que me apasiona es la ciencia.
Expectativas ajenas -puestas en los otros o en el entorno-: aparecen cuando mido una experiencia de acuerdo con mi escala de valores y lo que me gustaría / deberían ser las cosas. Ejemplo: cuando ingreso a un nuevo trabajo, y me hago una representación del ambiente laboral que no coincide con lo que es en realidad. Por lo general, me dejo llevar por apariencias o por una construcción interna, que difiere de cómo se presentan las cosas.
También es muy frecuente en relaciones amorosas y de pareja, al proyectar en el otro lo que quisiera que sea según mi óptica, e incluso quiero forzarlo para que coincida con mi mirada. En el caso del entorno, un ejemplo claro es cuando elijo un gobernante y su accionar no representa mi expectativa previa, produciéndose el efecto de decepción y generalmente, echándole la culpa de casi todos mis males.
· Proceso inconsciente
Las expectativas son inconscientes, y funcionan como un espejo distorsionado donde solo se ve reflejada la imagen a la que yo aspiro. Cuando dicha imagen (propia o del otro) no coincide con mi elaboración previa interna, surge la decepción y la frustración, acompañadas de sufrimiento, culpa, resentimiento y dolor. Estas son cargas emocionales.
Como las expectativas influyen en nuestra forma de ver y accionar en el mundo, determinan en gran parte el éxito o fracaso de nuestros vínculos, empezando por el más relevante: conmigo.
5 estrategias prácticas para vivir libre de expectativas
Para trascender las expectativas y vivir en el presente, abierto a todo aunque sin estar apegado a los resultados, aquí tienes estas cinco estrategias que pueden ayudarte:
1. Identifica las expectativas propias y sobre los demás
Vivimos en un mundo donde somos co-creadores. Deja que los demás hagan su parte, y sólo encárgate de la tuya. Haz el esfuerzo consciente de promover un silenciamiento interno e introspección cada vez que quieras controlar el curso de las cosas. Obsérvate y déjate fluir.
2. Quita el juicio subyacente
Muchas veces cada expectativa frustrada encierra un juicio de valor. Reconociendo la cantidad de juicios que emites inconscientemente a cada momento, podrás darte cuenta de la energía desperdiciada que podrías reconducir hacia algo constructivo. La clave es la aceptación y el perdón.
3. Elimina los adjetivos calificativos acerca de ti y los otros
Cuando calificas las experiencias como buenas/malas, positiva/negativa, etcétera, estás en desventaja, ya que posiblemente se afirma una cierta tendencia a proyectar tu expectativa en el afán de control. Busca la neutralidad y disfruta del momento tal cual se presenta. Siempre hay un aprendizaje.
4. Concilia tu autoimagen con lo que eres en esencia
La forma en que te ves en tu interacción con el mundo, es tu autoimagen. Si la autoimagen interna no está en consonancia con el resultado externo, significa que hay una distorsión. Trabaja conscientemente por hacer estos ajustes, para que lo de adentro (el ser, lo sutil y profundo) y lo de afuera (tus hechos, relaciones, resultados) sean concordantes todo el tiempo.
5. Libera la carga oculta
Las expectativas frustradas crean un peso de energía negativa acumulada en ti, en forma inconsciente. Desarrolla la destreza de no arrastrar tanto lastre por la vida; aprende a soltar lo que no coincide con tu molde mental/emocional en el momento en que ocurre. Se trata de que te animes a vivir pequeños duelos cotidianos, incluso en las cosas más sencillas. Pronto empezarás a sentirte más liviano, con menos carga y sin peso. El resultado final es la libertad de las ataduras que te mantuvieron cautivo durante tantos años.
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