Los verdaderos beneficios de la electroestimulación
La administración de electricidad para generar contracciones musculares involuntarias puede ser un buen complemento al ejercicio físico. Especialmente en personas de movilidad reducida y siempre bajo la supervisión de personal cualificado.
La sociedad se ha vuelto muy sedentaria: entre el 60 % y el 85 % de la población mundial mantiene un estilo de vida físicamente inactivo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene muy claro que es necesario realizar ejercicio de forma recurrente para mantener un buen estado de salud.
Los argumentos que solemos utilizar para no realizar ejercicio físico son la falta de tiempo y la escasa motivación que suscitan los programas convencionales. Esta es la causa principal por la que el sector del fitness y del entrenamiento ha creado distintos tipos de actividad que reducen el tiempo de la sesión y parecen ofrecer los mismos resultados.
Así, hace unos años se puso de moda el entrenamiento interválico de alta intensidad o HIIT (siglas del inglés High Intensity Interval Training). Su principal ventaja es que mantiene los beneficios de un ejercicio prolongado pero en menos tiempo. Podríamos decir que en una sesión de media hora podríamos obtener los mismos resultados que con un entrenamiento de una hora, por ejemplo.
Mal uso y buen uso de una herramienta más para entrenar
En esta misma línea, han surgido nuevos métodos que aumentan la intensidad del ejercicio para obtener beneficios similares o incluso mejores pero con sensaciones distintas.
Es el caso de la electroestimulación global de cuerpo completo. Esta tecnología se ayuda de un traje y una aplicación móvil para producir una contracción involuntaria en distintas partes del cuerpo como el pecho, la espalda, el abdomen o los brazos. En 2021, una revisión de estudios respaldó su eficacia para modificar la composición corporal y aumentar la fuerza muscular en personas no entrenadas.
Sin embargo, un mal marketing y una época “oscura” en la que surgieron más anuncios en la teletienda que artículos científicos provocaron que este método fuera demonizado a principios de la década de 2010. Por ejemplo, una investigación reveló un aumento del daño muscular debido al uso de la electroestimulación.
Me gustaría destacar que hablamos de una herramienta más para entrenar, pero que una mala praxis puede volverla peligrosa. Esto no anula sus potenciales ventajas, ya que puede ayudar a reducir los tiempos de entrenamiento y motivar a la población a hacer ejercicio.
El problema principal reside en que la administración de corriente eléctrica se puede asociar a un aumento de la concentración de la proteína creatina quinasa y llegar a dañar el riñón. Esta proteína de daño muscular también se ve elevada con la práctica de otras disciplinas, como el triatlón o el CrossFit, que no se consideran peligrosas.
Siempre y cuando sea utilizada por personal cualificado, no debería de haber problema alguno. Recientemente, un grupo de expertos hemos publicado una guía para hacer un uso adecuado de la electroestimulación global de cuerpo completo.
Y además, un estudio llevado a cabo en nuestro laboratorio, situado en el Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud de la Universidad de Granada, revela que puede ofrecer grandes beneficios.
Diez hombres “electroestimulados”
El objetivo del experimento fue comprobar si las distintas formas de aplicación de la corriente eléctrica producían distintos resultados. Para que lo entendamos, es como si comparamos levantar 10 kilos 20 veces frente a 20 kilos 10 veces.
Para ello contamos con la colaboración de 10 hombres sanos y físicamente activos que acudieron en dos ocasiones a nuestro laboratorio. Así pudimos realizar una comparativa con los distintos tipos de electroestimulación, tanto en reposo (tumbados) como caminando.
Los participantes iban conectados a un carro metabólico que mide el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono a través de una mascarilla. Gracias a unas fórmulas matemáticas, obtenemos el número de calorías que se consumen con ese determinado ejercicio. Y el resultado fue sorprendente.
Los voluntarios lograron aumentar un 604 % el número de calorías que consumían mientras estaban tumbados, y un 44 % mientras realizaban ejercicio. Pero lo más increíble fue que el número de calorías quemadas con electroestimulación en reposo era similar al que gastaban caminando a una intensidad moderada sin el dispositivo.
Es decir, evidenciamos que en una exposición aguda –es decir, en una única sesión–, mantenerse tumbados con la electroestimulación equivale a estar caminando. No obstante, cabe advertir de que la electricidad aplicada era de alta intensidad y que las personas alcanzaban valores muy elevados de frecuencia cardiaca.
Un complemento interesante a la actividad física
A modo de conclusión, podemos confirmar que la electroestimulación es una herramienta eficaz para elevar el número de calorías que se consumen tanto en reposo como durante el ejercicio. Esto puede ser de gran interés para personas que quieran aumentar el gasto calórico diario en ambas circunstancias.
Cabe señalar que este tipo de tecnología, aplicada en reposo, es muy interesante para personas con movilidad reducida o con extrema obesidad, ya que suelen reportar problemas y dolores durante el ejercicio. Esto nunca debe ser un sustitutivo de la actividad física, sino más bien un complemento.
Mantener una musculatura activa y unos niveles medios de actividad física son necesarios para conservar una buena salud. Y la electroestimulación global de cuerpo completo, según parece, puede ayudarnos a lograrlo.
Unai Adrián Pérez de Arrilucea Le Floc’h, Doctor en Biomedicina, Universidad de Granada
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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