La mayoría podemos aprender a cantar
Leigh Carriage, Southern Cross University
¿Tiene cuerdas vocales que producen sonido? ¿Puede distinguir entre una nota aguda y una grave? ¡Enhorabuena! Usted y aproximadamente el 98,5% de la población pueden aprender a cantar.
¿Y el resto? Bueno, según un reciente estudio canadiense, alrededor de un 1,5% de la población padece una enfermedad llamada “amusia congénita”. Estas personas tienen verdaderas dificultades para distinguir entre diferentes timbres, tonos y ritmos.
Así que si tuviese que interpretar una canción famosa, por ejemplo, el Cumpleaños feliz, y se equivocase en algunas notas, la mayoría de las personas identificaría los errores de inmediato. Sin embargo, alguien con amusia congénita podría no darse cuenta de los fallos. Puede ver ejemplos de esto en el siguiente vídeo, aproximadamente a partir del minuto 3:20.
Hace años recibí una propuesta para dar clases particulares de técnica vocal a una mujer que quería cantar en el cumpleaños de su marido seis meses después.
La primera vez que la escuché me di cuenta de que no era capaz de entonar con facilidad. Vino a clase todas las semanas y cumplió sus deberes con una diligencia increíble. Lo que le faltaba de habilidad natural lo compensó con pasión y disciplina. En seis meses, no solo entonaba, sino que cantaba patrones de octava y media gradualmente en todo su registro (por ejemplo, de do grave a la en la siguiente octava superior).
Y lo que es más importante, si cantaba mal una nota, podía distinguirla y corregirla. Cantó la canción ante su familia y tan felices.
Esta experiencia demuestra que el trabajo duro da sus frutos, pero no es el único factor. Un trabajo de investigadores alemanes descubrió que no solo tiene importancia cuánto se ensaye, sino también la rapidez en la identificación y corrección de los errores. Esto es lo que hace que un buen cantante se convierta en un intérprete experto. Dicho esto, hasta el cantante con más talento se quedará estancado si no ensaya de forma regular.
Cómo funciona el canto
Entender cómo funciona exactamente el canto es sorprendentemente complejo. No es lo mismo cantar en la ducha o formar parte de un coro –aunque son un buen punto de partida– que dedicarse a cantar de manera profesional.
La práctica y entrenamiento del canto implican generar sensación de soltura vocal: es lo que ocurre cuando alguien canta sin esfuerzo aparente y percibimos emoción y belleza. La mayoría de los cantantes necesitan años de práctica para desarrollar ese tipo de libertad.
Como escribe la profesora de canto Jeannette Lovetri:
Se necesitan unos diez años para ser un cantante experto. Diez años de estudio, investigación, implicación, experiencia, experimentación, exploración y desarrollo; es entonces cuando se empieza a ser un artista.
Todos nacemos con lo necesario para el canto. Los primeros balbuceos que hacemos de bebés contienen algunos de los componentes clave del canto: variedad de tonos, dinámicas, ritmos y frases. Pero algunos tienen cierta predisposición genética que mejora con entrenamiento.
El estudio de la Universidad de Melbourne titulado “Let’s Hear Twins Sing” (“Escuchemos cantar a gemelos”) tiene como objetivo descubrir qué factores influyen en la habilidad del canto y en qué medida los genes desempeñan un papel en la precisión del tono.
Habilidad física y control
El acto de cantar parece sencillo, pero implica control muy preciso y coordinación de los músculos, unos músculos que deben ser flexibles y fuertes. El dominio vocal proviene del entrenamiento.
Una persona debe poder controlar la presión del aire en los pulmones y utilizar los músculos abdominales para empujar el aire hasta la tráquea, donde se encuentran las cuerdas vocales, que empiezan a vibrar. Para un cantante excelente, la salud vocal, la postura, la alineación y el control de la respiración van a la par de la imaginación, la expresión y la creatividad.
Los grandes cantantes profesionales de pop de la actualidad no nacieron siéndolo. También necesitan una mente curiosa, dedicación para entender la fisiología del instrumento vocal, disciplina y práctica diaria de calentamiento y de una variedad de ejercicios, un conocimiento profundo de armonía, capacidad de escribir y transcribir música, cierto grado de improvisación y técnicas escénicas.
Las estrellas del cine suelen tener que aprender a cantar para encarnar ciertos papeles (normalmente rodeados de un equipo de profesores de técnica vocal y con meses de práctica diaria). Los resultados no siempre son perfectos, pero eso no es lo importante. Por ejemplo, Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes tiene una voz suave y entrecortada, pero se adapta a su papel y refuerza su personaje.
Por tanto, si nunca ha cantado de forma profesional, pero quiere intentarlo, ¡le animo a que se dé una oportunidad! Lo más probable es que pueda aprender a cantar, y aunque no pueda hacerlo bien, el hecho de intentarlo produce beneficios para la salud.
Cantar mejora el control de la respiración y la capacidad pulmonar, puede mejorar la salud cardiovascular, libera oxitocina (la hormona de la felicidad), levanta el ánimo y reduce el dolor, y hasta puede mejorar el sistema inmunológico.
Así que disfrute cantando. Busque un profesor de canto al que le apasione cantar y enseñar, que cante de forma regular y que incorpore sus conocimientos sobre anatomía y fisiología a sus clases de canto. Una vez que empiece, probablemente se dará cuenta de que cantar puede producirle beneficios de por vida.
Leigh Carriage, Lecturer in Music, Southern Cross University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original. Foto: Shutterstock
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