¿Hay relación entre la exposición a químicos en el embarazo y la presión arterial?
Los trastornos de hipertensión durante el embarazo son una de las principales causas de mortalidad y morbilidad materna y fetal. Un nuevo estudio analiza el impacto de la exposición a 21 sustancias tóxicas no persistentes, como los ftalatos, parabenos o bisfenol A, en la presión arterial de mujeres embarazadas.
Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ”la Caixa”, y que se ha publicado recientemente en el International Journal of Hygiene and Environmental Health, analiza los trastornos de hipertensión durante el embarazo, que son una de las principales causas de mortalidad y morbilidad materna y fetal.
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La exposición a sustancias químicas ambientales podría aumentar el riesgo de hipertensión, pero pocos estudios han investigado el impacto de las sustancias químicas no persistentes –aquellas que permanecen en el cuerpo solo por un breve período de tiempo–, en particular entre las mujeres embarazadas.
En este estudio, que forma parte del proyecto HELIX, se realizó un seguimiento de 152 mujeres embarazadas de Barcelona (España), Grenoble (Francia) y Oslo (Noruega). Se recogieron tres muestras de orina diarias durante una semana en dos trimestres del embarazo con el objetivo de evaluar su exposición a 21 sustancias: diez metabolitos de ftalatos, siete fenoles incluyendo los parabenos o el bisfenol A (BPA), y cuatro metabolitos de pesticidas organofosforados. La presión arterial se midió al final de cada semana.
Los resultados mostraron que “una mayor exposición a algunos ftalatos, BPA y parabenos se asociaba con una disminución significativa de la presión arterial, tanto la sistólica y la diastólica y especialmente en el segundo trimestre de embarazo”, explica Charline Warembourg, investigadora de ISGlobal y primera autora de la publicación. No se halló asociación con la exposición a los pesticidas.
Resultados contradictorios
“Nuestros hallazgos no apoyan la hipótesis que sugerían estudios previos de un efecto hipertensivo de los ftalatos, fenoles o pesticidas durante el embarazo”, concluye Maribel Casas, investigadora de ISGlobal y coordinadora del estudio. “Esta aparente contradicción con investigaciones en poblaciones no embarazadas puede reflejar los cambios fisiológicos que se producen durante el embarazo y que modifican la presión arterial”, añade.
Así, los productos químicos no persistentes podrían expandir el efecto de la disminución de la presión arterial, que se observa frecuentemente en los dos primeros trimestres del embarazo. Otra posible explicación es que «el estudio no cubrió el tercer trimestre de embarazo, momento en el que se inicia el riesgo de aparición de trastornos hipertensivos», comenta por su parte Warembourg.
Un mecanismo potencial que podría explicar cómo estos químicos afectan la presión arterial es la disrupción endocrina. Una vez los compuestos químicos entran en nuestro organismo a través de la dieta, la piel o el aire, viajan por el torrente sanguíneo y pueden imitar la acción de las hormonas. Por ejemplo, el BPA tiene propiedades estrogénicas y los estrógenos tienen un efecto protector sobre la rigidez arterial.
Con información de Agencia SINC | Foto: Irina Murza – HipertenUnsplash
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