Factores de riesgo en el comportamiento de hombres que mantienen sexo con hombres
Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) se han convertido en un importante problema de Salud Pública. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el VIH se ha cobrado ya 33 millones de vidas.
Estudios recientes han señalado que existen ciertos grupos particularmente vulnerables a estas infecciones. Entre ellos, se encuentran inmigrantes, adolescentes, trabajadores sexuales, hombres que tienen sexo con hombres (HSH) e individuos que mantienen relaciones con personas de ambos sexos.
Dentro de ellos, los HSH son un grupo de interés especial debido al aumento en la prevalencia del VIH y otras ETS en las últimas décadas.
Ciertas características del comportamiento sexual de un individuo, como la promiscuidad, las relaciones sexuales, el número de parejas y el uso del preservativo, determinan el nivel de vulnerabilidad en este grupo.
Además, influyen otros factores como el alcohol, las drogas o el uso de internet (que permiten encontrar fácilmente parejas sexuales), la esperanza en los antirretrovirales y la falta de efectividad de los programas de prevención.
Incidencia del VIH en hombres que tienen sexo con hombres
Según la OMS, se estima que en el mundo había, hasta el año 2019, 38 millones de personas con VIH. En este mismo año, en España la cifra de nuevos diagnósticos fue de 2 698 personas.
Más de la mitad de estas, pertenecían al grupo HSH en todas las edades, excepto en las de 50 años o más. Estos números intensifican el interés en estudiar los factores que influyen en este grupo.
Hay determinados elementos que explican estos datos. En primer lugar, el estigma asociado al VIH y a otras ETS, en forma de acoso verbal, discriminación o incluso agresión física, puede desempeñar un papel importante en el aumento del riesgo de contagio.
Por otro lado, el miedo al rechazo social y familiar provocaría una mayor vulnerabilidad frente al VIH. Estas emociones podrían llevar a los individuos a ocultar su orientación sexual y participar en secreto en relaciones sexuales sin protección.
Factores de riesgo en las relaciones sexuales
Ante el aumento de contagios en el grupo de HSH, nos preguntamos cuáles son los comportamientos de riesgo relacionados con el sexo que contribuyen a tal contagio. Entre los más conocidos, destacan el consumo de drogas y alcohol, un elevado número de parejas sexuales ocasionales y un uso inconsistente del preservativo, a pesar de ser el método de protección más efectivo.
Además, hay varias prácticas que contribuyen a aumentar el riesgo. En primer lugar, un estudio encontró que un alto porcentaje de HSH que frecuentaban lugares de cruising habrían realizado sexo sin preservativo. El cruising se define como encuentros sexuales fortuitos y sin la necesidad de que se conozcan los individuos. Estos se concretan a través de internet o en diferentes lugares destinados al mismo.
Por su parte, el consumo de alcohol también se ha relacionado con comportamientos sexuales de riesgo, ya que serviría para aumentar el placer sexual, desinhibirse y enfrentarse a situaciones no controladas.
Por último, el termino Chemsex hace referencia al uso de cualquier fármaco o droga para mantener relaciones sexuales, antes y durante el acto sexual. Entre ellas, el popper es la droga más consumida porque relaja la musculatura anal y evita que el sexo anal sea doloroso. Por tanto, se considera un factor más de riesgo.
Abuso sexual infantil, tipo de pareja y rol sexual
En relación al abuso sexual infantil, un estudio afirma que los hombres que tenían relaciones sexuales forzadas con otros hombres entre los 12 y 16 años, podría hacerlos más propensos a mantener relaciones sexuales de riesgo en la época adulta.
Asimismo, tener una relación estable podría perpetuar la costumbre de no usar preservativo. Así lo demuestra un estudio en el que la infección por VIH se produjo al tener relaciones sexuales sin protección con una pareja estable.
Por otro lado, si hablamos de rol sexual en la pareja, el pasivo se relaciona con un mayor riesgo de contagio ya que la mucosa del recto puede romperse con facilidad.
¿Por qué hay grupos que tienen más riesgo?
Al inicio del texto, comentábamos que el estigma y el miedo al rechazo son dos factores que pueden incrementar el riesgo a tener relaciones sexuales que provoquen ETS. Pero hay otros elementos que también pueden contribuir.
Por ejemplo, el país de origen podría influir en un mayor riesgo de adquirir una enfermedad de transmisión sexual. De hecho, un estudio informó que los HSH de países en vías de desarrollo tenían un mayor riesgo de contagio debido, entre otros factores, a los prejuicios existentes, el menor nivel educativo y la coexistencia de pobreza. Además, los recursos muy escasos y limitados en estos países reducen el acceso a los servicios sanitarios y al uso del preservativo.
Por otro lado, se ha demostrado la relación existente entre los problemas psicosociales y las relaciones sexuales de riesgo en los HSH, al intentar utilizar estas como vía de escape para experimentar nuevas sensaciones y eliminar sentimientos negativos.
Por ejemplo, la depresión, la baja autoestima, la soledad y la ansiedad que conlleva la presión de ser un grupo minoritario discriminado por la sociedad son los problemas que mayoritariamente contribuirían a comportamientos sexuales de riesgo.
Además, en los últimos años, los fármacos antirretrovirales han hecho que pensemos en el VIH como una enfermedad crónica y no terminal. Este optimismo en las nuevas terapias podría reducir el riesgo percibido y provocar una disminución en el uso del preservativo.
En este contexto, los profesionales de la salud, como guardianes y protectores de la salud, adquieren un papel fundamental en la lucha contra las ETS. Su objetivo es identificar conductas de riesgo y prevenir futuros contagios mediante programas de educación para la salud sexual atractivos y, sobre todo, eficaces.
José Antonio Sola Lara, enfermero en el Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda, ha colaborado en la elaboración de este artículo.
Mª Ángeles Pérez Morente, Profesora sustituta interina, Departamento de Enfermería, Ciencias de la Salud, Infecciones de Transmisión Sexual, Universidad de Jaén; César Hueso Montoro, Profesor, Departamento de Enfermería, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Granada y Rafael A. Caparros-Gonzalez, Profesor de Ciencias de la Salud (Enfermería), Universidad de Granada
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original. Foto: Shutterstock
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