Escribir correctamente le ayudará a vivir mejor
Fijemos nuestra atención en tres momentos especialmente relevantes en la historia de la humanidad.
1. La aparición del lenguaje
El primero es la aparición del lenguaje; no sabemos exactamente cuándo ocurrió, pues el lenguaje no deja restos fósiles que puedan ser estudiados, pero sí sabemos que los monos no hablan, así que tuvo que suceder en algún punto entre la separación del hombre del resto de los primates y el momento en el que tenemos certeza de la existencia de lenguas, hace aproximadamente ocho mil años.
Sin detenernos en ello, piense por un momento en el avance que este cambio debió suponer para la humanidad: la aparición del lenguaje permitió a los hombres mejorar en todos sus ámbitos: por poner un ejemplo, pudieron emitir oraciones diferentes como “ten cuidado con el mamut que está detrás de la roca” y “ten cuidado con la roca que está detrás del mamut”.
2. La escritura
El segundo gran cambio es la aparición de la escritura; qué duda cabe de que el desarrollo social, político o económico del ser humano está estrechamente vinculado a esta. Piense que, sin la existencia de la escritura, usted no estaría leyendo esto. Se entiende, por supuesto, que, para que la escritura pudiera ser utilizada como una herramienta exitosa, fue necesario que la comunidad que compartía un mismo sistema fuera capaz de ponerse de acuerdo en utilizar ciertas convenciones.
3. El momento actual: la web
Pasemos ahora al tercer gran momento, íntimamente relacionado con los otros dos, aunque ampliamente separado en el tiempo: se trata del momento actual, la aparición de la web 3.0 y el inmenso número de posibilidades comunicativas que nos proporciona. Con la aparición de las redes sociales y de los smartphones estamos asistiendo a un nuevo paso de gigante en la comunicación; la generación de los millenials y la generación zeta pueden comunicarse como generaciones anteriores, como la mía, ni siquiera nos atrevimos a soñar.
Así pues, nuestro tiempo se estudiará en los libros de Historia por los grandes cambios que estamos viviendo, principalmente en cuanto a las formas de comunicación. Tenemos teléfonos móviles, redes sociales, acceso a Internet… Las ventajas de todo esto son innumerables: las distancias se han acortado, podemos comunicarnos de forma rápida con muchos amigos, entramos en contacto con gente a la que llevamos años sin ver, podemos difundir una idea u opinión en solo unos minutos y tenemos acceso a la información con un clic.
Uso del lenguaje en los medios de hoy
Pero hemos de detenernos un momento a reflexionar sobre el uso del lenguaje que se está haciendo en los actuales medios sociales, especialmente aquel que se produce utilizando los dispositivos móviles, dado que es el que principalmente utilizan las generaciones de hoy en día.
Por este motivo, en 2017 realizamos una encuesta a 300 jóvenes entre 14 y 30 años procedentes del Centro de Estudios Luis Vives, en Madrid, y de la Universidad de Alcalá, y comparamos la información obtenida con la ofrecida por individuos que se sitúan en una franja de edad superior, la comprendida entre los 31 y los 59 años. Los datos arrojados son muy interesantes. Por citar algunos:
— Más del 60 % de los jóvenes entre 14 y 30 años reconoce no cuidar su escritura en redes sociales.
— Más del 90 % de los jóvenes entrevistados admite que, con mayor o menor frecuencia, comete faltas de ortografía cuando utiliza dispositivos móviles.
— El 88,5 % de los jóvenes reconoce que, al escribir en dispositivos móviles, no cuida la elaboración de sus textos como lo haría en otro formato, como pueden ser los trabajos escolares.
Diferencias entre grupos de edad
Llaman la atención, además, diferencias muy interesantes entre los distintos grupos de edad. Así, mientras que los estudiantes de ESO y primero de Bachillerato reconocen no corregir los errores ortográficos que cometen en un porcentaje superior al 80 %, aquellos que cursan segundo de Bachillerato o enseñanzas universitarias muestran mayor interés en este aspecto (alrededor del 40 % afirma que siempre corrigen su ortografía y otro 40 % que lo hace casi siempre).
Por otro lado, el 20 % de los estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria admite que escribe en el dispositivo móvil tal y como habla, frente a un número más reducido de estudiantes universitarios que ronda el 9 %.
Escritura descuidada en el móvil
Parece claro, por tanto, que la mayoría de los jóvenes descuida su forma de escribir en dispositivos móviles, al menos en ciertas ocasiones. Resulta tentador pensar que estos descuidos son producto de los cambios que estamos experimentando y que solamente los sectores más conservadores de la sociedad se oponen a ellos, pero enseguida les mostraré por qué conviene evitar estos errores, más allá del gusto por la buena escritura.
Uno de los motivos que producen estos cambios en la escritura es la gestión del tiempo: se acabaron los momentos de reflexión, la rapidez es tan importante como el mensaje; y, en estas circunstancias, el lenguaje escrito tiene todas las de perder.
Escribir y hablar son procesos diferentes con características distintas. El lenguaje oral es, generalmente, espontáneo y nos permite ciertas licencias: podemos cometer algunos errores gramaticales (“Yo, a mí me parece que no voy a ir”) y nos ayudamos del lenguaje gestual y de la prosodia para que el interlocutor entienda lo que queremos decir. El lenguaje escrito no tiene ninguna de estas ventajas pero, a cambio, le sobra tiempo; tiempo para pensar el texto, escribir las ideas principales, hacer un borrador, modificarlo, escribir el texto, leerlo, volver a modificarlo, releerlo, repetir estos pasos tantas veces como sea necesario, y conseguir un texto que diga exactamente lo que queremos y como queremos.
El problema surge, por tanto, cuando empleamos en el lenguaje escrito el mismo tiempo que en el oral.
¿Tan importante es hacerlo bien?
Pensemos en cada vez que tenemos que rellenar un formulario solicitando algo en la administración pública, o en la compañía de gas, que se ha equivocado y nos ha cobrado de más. Es fundamental conseguir escribir bien para que queden claras nuestras peticiones. Y más aún si estamos optando a un puesto de trabajo y tenemos que escribir una carta de presentación.
La diferencia entre un texto bien escrito y uno con errores es similar a la que hay entre un individuo que va a una entrevista bien vestido aseado y el que no. En muchas empresas se hace una preselección a partir de lo primero que leen.
Pero, además de estas cosas prácticas, escribir (y hablar) bien nos ayuda a expresarnos mejor, lo que contribuirá a evitar malentendidos con la gente que nos rodea, a crear belleza, a disfrutar escribiendo y un enorme conjunto de cosas relacionadas directamente con el disfrute.
Combatir el problema
¿Se puede hacer algo para combatir este problema? Nunca hubo en el mundo índices tan altos de alfabetización como hay en la actualidad. Debemos, pues, ser optimistas ante la situación. Probablemente, un hecho que nos diferencia de otros tiempos es que en la actualidad el problema afecta considerablemente a individuos con estudios superiores, que antes escribían mejor que ahora. ¿Tiene solución? Por supuesto. Me inclino a pensar que las recetas tradicionales son las mejores: tiempo para pensar lo que queremos decir, gusto por hacerlo bien, respeto al texto y, como siempre, lectura, mucha lectura.
Silvia Gumiel Molina, Profesora Titular de Lengua española, Universidad de Alcalá
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original. Foto: Kinga Cichewicz / Unsplash
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