Covid-19: Cómo se vive la pandemia dentro de un hospital
Carlos Tornero Tornero, Universitat de València / Los pacientes con infección covid-19 ingresados en los hospitales durante la primera semana de noviembre han ido incrementándose de forma progresiva. Esto está obligando a tomar medidas cada vez más duras y restrictivas para la población.
La situación dada ya nada tiene que ver con la primera oleada que nos sorprendió a todos, cuando no sabíamos qué hacer. Se trataba de algo totalmente nuevo, pues nunca nos había pasado algo similar.
En marzo nos encontrábamos con unos recursos materiales y humanos no adaptados ni preparados para la crisis que se nos venía encima. Pero pudimos salir adecuadamente de este primer envite del virus.
Al finalizar la primera oleada, sabíamos que venía una segunda en otoño y dijimos que lo haríamos muchísimo mejor porque nos encontraríamos más preparados, más cualificados y más dotados de material y personal.
Durante el mes de mayo de 2020 retomamos lentamente la actividad quirúrgica en los hospitales, intentando volver a esa añorada “normalidad”. Además, continuó el aprovisionamiento de material para poder hacer frente a una segunda oleada.
Un giro de guion
Sin embargo, llegó octubre. Ahora la tesitura es de mayor incertidumbre que en la primera oleada. A nivel hospitalario nos encontramos con diferentes situaciones y escenarios que merecen una profunda reflexión.
En primer lugar, a nivel de material sanitario, podemos decir que hemos hecho bastante bien los deberes de abastecimiento en cada departamento de salud. Todo lo que faltaba en marzo (guantes, equipos de protección individual, respiradores…) ahora lo tenemos, salvo que se prolongue en exceso esta segunda oleada.
En segundo lugar, a nivel de infraestructuras hospitalarias, seguimos fallando. Los gestores políticos no esperaban que se pudiesen cumplir los peores augurios que ahora se están observando.
Los expertos en salud pública recomendaron que lo más adecuado era duplicar la red hospitalaria. De esta forma, en los actuales hospitales, que ya estaban de por sí saturados, se atendería a pacientes no covid-19, como se venía haciendo hasta la fecha.
A un lado de estos, se crearían hospitales monográficos para atender a la población con infección por coronavirus. En muchas ciudades existen actualmente infraestructuras sanitarias que no están en uso y que podrían haberse acondicionado para atender a la población covid-19.
De esta manera, tendríamos hospitales limpios, sin covid-19, que habrían atendido a la población con patologías habituales y estaríamos centralizando los recursos para los pacientes afectados por el SARS-CoV-2. Esto no ha ocurrido ni va a ocurrir en esta segunda oleada.
¿Soportarán los hospitales la presión?
Actualmente en los hospitales estamos utilizando dobles circuitos. Incluso estamos creando hospitales de campaña que son efímeros y que no nos dejarán suficientemente preparados para un futuro repunte.
Nadie piensa a día de hoy en una tercera o cuarta oleada, pero esto puede ocurrir y volveremos a empezar de cero otra vez. Todo esto implica, además del gasto económico, un enorme desgaste personal para los profesionales que atienden y gestionan esta pandemia a nivel local.
Es cierto que la gestión de personas es la tarea más complicada en cualquier empresa. El ámbito sanitario no es diferente y esta pandemia nos ha hecho ver que al buen profesional las crisis lo convierten un mejor profesional. Sin embargo al que ya era mal profesional, lo ha empeorado muchísimo.
Es importante detallar que hay sanitarios que por su condición personal (patologías asociadas, edad, temores…) se abstuvieron, no quisieron estar en primera linea y permanecieron en casa. Esto fue realmente duro dado el agravio comparativo con los que sí estaban arriesgándose cada día yendo a trabajar.
Hartazgo continuado del personal
Esta situación, mantenida en el tiempo, hace que los profesionales que a diario se arriesgan diagnosticando, cuidando y tratando a pacientes con coronavirus estén cada día más hartos y faltos de ilusión.
Esta segunda oleada nos encuentra a todos más cansados, menos fuertes psicológicamente para luchar contra el virus y con un hartazgo hacia el sistema político que juega con nosotros y con los pacientes al darnos a diario informaciones contradictorias.
Asimismo, es importante preguntarnos si estamos adecuadamente dotados de personal para hacer frente a esta pandemia, que está requiriendo un aumento importante de recursos humanos dado que los pacientes infectados por covid-19 así lo requieren.
Para atender al mismo número de pacientes se requiere muchísimo más personal. Cada paciente covid-19 requiere una dedicación mayor de tiempo de trabajo que uno sin esta infección, al tener que equiparse los profesionales sanitarios para atenderlos y estar limitados en sus movimientos.
Durante años, la sanidad ha adolecido de déficit de personal y ahora con esta pandemia se ha visto más en evidencia. Ahora mismo el principal problema a nivel hospitalario es la falta de personal de enfermería y medicina para atender al paciente crítico.
Hay que formar a más profesionales sanitarios ya que la demanda en los próximos años seguirá creciendo. Si ya hemos llegado tarde a esta pandemia, no deberíamos llegar tarde a la siguiente.
Carlos Tornero Tornero, Jefe de Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor Hospital Clínico Universitario de Valencia. Profesor del Departamento de Cirugía. Universitat de Valencia. Director Cátedra del Dolor Fundación Vithas CEU., Universitat de València
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original. / Foto: Shutterstock
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