Conductas que son frutos del rechazo
Por Christopher Barquero | Life Coach @ChrisBarquero |
Leyendo el libro “Dios no está enojado contigo” de Joyce Mayer, autora de éxitos de ventas número uno del New York Times, me encontré con un capítulo muy interesante sobre el dolor del rechazo. Me llamó mucho la atención que es interesante que muchas de las personas más exitosas del mundo y muchos líderes mundiales sean personas que tienen una raíz de rechazo en su vida. Según explica la autora, eso significa que “experimentan sentimientos de rechazo que fueron tan profundos que afectaron a toda su manera de pensar, de sentir y de comportarse durante toda su vida. El rechazo que siempre está en la base de todas sus decisiones e influencia toda su vida. Están tan convencidos de demostrar que valen algo, que lo intentan con más fuerza que otros y finalmente tienen éxito, al menos en los negocios, en la política o en lo que se dediquen”. Y bueno, esto me viene como anillo al dedo, ya que durante muchos años, de una manera inconsciente, y tras el bullying que sufrí en la niñez y adolescencia -que ya te compartí sobre ese tema anteriormente-, yo me dediqué a avanzar y lograr profesionalmente para demostrarles a todos los que se burlaban de mí, hasta dónde podía llegar.
Meyer habla sobre algo que a mí me pasó hasta hace algunos años, y es que con bastante frecuencia y por lo general, aunque esas personas llegan a ser exitosas, casi siempre “no son exitosos en llegar a ser seres humanos plenamente formados y saludables, ya que quienes son está basado en lo que hacen y si alguna vez dejan de hacerlo, en ese instante vuelven a estar sin valor según su propia estimación. Todos debemos de tener cuidado de permitir que nuestro valor descanse en lo que hacemos, porque a pesar de lo que sea que hagamos, llegará probablemente el día en que ya no lo seguiremos haciendo”.
Esto me llamo mucho la atención porque está muy ligado al origen de mi conferencia llamada “Abraza tu vida”, que está dirigida a todas esas personas que aunque supuestamente tienen todo lo que han deseado profesional y materialmente, cuando llegan a la cama no pueden dormir tranquilos, o no se sienten cómodos consigo mismos nunca porque cargan situaciones personales, con sus parejas, con sus hijos, con sus familiares, con sus amigos, con sus compañeros de trabajo y evidentemente, por más exitosos y títulos profesionales que tengan, no logran estar en paz, y eso se lo llevan al trabajo y a sus vidas afectándoles emocionalmente. Y todo, porque aunque cualquiera cree que son personas seguras, independientes y con autoestima alta, detrás de esa fachada no existe más que una gran inseguridad que tiene su origen en algún rechazo que sufrieron de niños o en la tapa de adolescentes.
Según yo, todos, de alguna u otra manera, hemos recibido rechazo en la vida, de alguna persona, de un jefe, de algún compañero, de algún amigo, de algún profesor, de un familiar, de nuestros padres, hermanos.
Muchas personas sienten que tienen que encajar en las expectativas de los demás y es ahí donde dejan de ser ellos mismos y empiezan hacer lo que los demás quieren, algo que vemos con mucha frecuencia simplemente por cumplir estándares, estereotipos, para agradar, encajar o pertenecer a cierto grupo social, de trabajo, de amigos y compañeros. Hasta por no tener problemas con la familia.
En estos casos es frecuente el autorechazo porque las personas empiezan a compararse, entonces no están felices con quienes son porque no reconocen que son seres humanos únicos, y que si la vida, Dios, el universo, la energía, la fuente -como quieras llamarle-, hubiera deseado que tuviera más estatura, menos peso, ojos de diferente color, el cabello de cierto tipo, como la persona con la que se están comparando, la vida se los hubiera dado, pero no lo aceptan y entonces es donde empiezan los problemas porque las personas no pueden ser quienes pretenden ser y no logran ver quiénes en realidad son.
Hay muchas situaciones que pueden hacer sentir a una persona rechazada: por ejemplo, desde la concepción porque no fueron deseados y los padres se encargan de cada vez que pueden recordárselos u hacérselos saber, y obviamente eso hace que un niño se sienta rechazado. Lo mismo sucede cuando una madre cuenta que intentó abortar o que gracias al niño no pudo seguir con su carrera profesional. Están quienes se sienten rechazados porque nacieron con algunas discapacidades físicas o mentales, o porque si los padres se la viven comparándolos con otros hermanos, porque se dan cuenta que son adoptados, porque pierden a uno de sus padres. Incluso el abuso físico, verbal, sexual o emocional puede hacer sentir a un niño rechazado. También están los casos en los que los niños sufren de divorcio de los padres o se experimentan problemas dentro del hogar, de pronto viven la infidelidad de uno de los padres, en fin, cantidad de situaciones hay para que nos sintamos rechazados.
Existen algunas de las conductas “que son frutos del rechazo y que con frecuencia inundan a personas que sienten que no son queridas y aceptadas durante sus años formativos”. Quizás una o muchas de ellas te resulten familiares. Estas son las 18 que Joyce Meyer identifica en su libro. Espero que te aporten, porque a partir de saber si alguna conducta de éstas o varias están en tu vida producto del rechazo, llegó la hora de tomar cartas en el asunto y buscar el modo de trabajar esa parte y deshacerte de esa gran piedra que sin tener porqué, estás cargando contigo.
• Enojo. Las personas que han sido heridas sienten enojo por lo que han sufrido injustamente. La tendencia natural es sentir que alguien nos debe algo.
• Amargura. Todo sobre nuestra vida puede volverse amargo cuando estamos operando desde una raíz de rechazo.
• Competición. Una persona que se siente insegura puede competir con otros intentando siempre ser mejor que ellos.
• Defensiva. Aunque puede que nos sintamos indignos con frecuencia seguiremos defendiéndonos si se dice cualquier cosa que pueda añadir a nuestros sentimientos actuales de rechazo.
• Falta el respeto. Si no confiamos y somos suspicaces, tendemos también a no respetar a las personas.
• Desconfianza. Si no nos sentimos amados incluso desconfiaremos de las personas que nos dicen que nos quieren, sospecharemos, esperaremos que todo el mundo nos haga daño al final.
• Escapismo. Incluyendo drogas, alcohol y ser excesivos en cosas como compras, trabajo, dormir, comer en exceso y televisión, cuando nuestro dolor es extremo con frecuencia encontramos maneras de evitarlo con estas situaciones.
• Temor de todo tipo. El rechazo puede causar fobias de todo tipo. Una persona puede sentirse paralizada por el temor y permitir que éste gobierne su vida.
• Culpabilidad. Puede que sintamos que el rechazo que hemos experimentado es culpa nuestra y por tanto vivimos con un vago sentimiento de culpabilidad.
• Dureza. Podemos vivir con un sentimiento de que nada bueno nos sucederá nunca, ¿así que por qué molestarnos en siquiera pensar que podría suceder?
• Inferioridad. Puede que sintamos que no somos tan buenos como otras personas y que caigamos en la trampa de compararnos a nosotros mismos con ellas.
• Celos. No conocer nuestro valor nos impulsa a querer lo que otras personas tienen a fin de hacernos sentir que somos iguales que ellos. Fácilmente podemos resentir las bendiciones de los demás si tenemos una raíz de rechazo.
• Crítica. Cuando las personas se sienten mal consigo mismas, frecuentemente encuentran faltas en los demás para desviar su propia culpabilidad.
• Perfeccionismo. Podemos esforzarnos por la perfección pensando que entonces nadie será capaz de encontrar ninguna falta en nosotros.
•Mala auto-imagen. Puede que nos consideremos a nosotros mismos los fracasados en general y nos sintamos mal con nosotros mismos en todos los aspectos.
• Pobreza. Si nos sentimos indignos puede que sintamos que no nos merecemos nada y por tanto no trabajemos a fin de tener nada, o no nos reforcemos y nos conformemos.
• Rebelión. Cuando hemos sido heridos, especialmente si alguien en autoridad nos ha hecho daño, puede que tengamos temor de volver a ser heridos y nos rebelemos contra la autoridad.
La autora asegura que la buena noticia es que cada uno de estos patrones de conducta equivocados se pueden trabajar y se pueden modificar esas conductas en nuestras vidas. Si alguna de estas conductas o varias están presentes en tu vida y su origen puede estar precisamente en un acto de rechazo que sufriste en algún momento de tu vida, si le escarbas y eso es posible, busca ayuda para que no lleves tanta carga y puedas ser libre de ese peso.
Y recuerda: ¡a sonreír, agradecer y abrazar tu vida!
¡Gracias por existir, compartir y estar!
Christopher Barquero | Twitter: @ChrisBarquero | Facebook: Chris Barquero | Instagram: @ChrisBarquero
Christopher Barquero es periodista, productor y conductor de televisión costarricense radicado en México. Trabaja para la cadena Televisa y es colaborador de CNN. También dirige su propia agencia de relaciones públicas y mercadeo. Christopher es Life Coach, dedicado a impartir sesiones de Life Coach, Coach Ejecutivo y Empresarial. Es ferviente seguidor de las filosofías para el desarrollo, crecimiento personal y espiritual del ser humano, así como todo lo relacionado con la inteligencia emocional, autoayuda, meditación, metafísica, alimentación, ejercicio, programación neurolingüística, aplicación mental, kabbalah y yoga. Actualmente escribe su primer libro, una guía para el bienestar emocional, físico y espiritual.
Foto: Shutterstock
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