Cómo tener éxito cuando otros fallan; por Christopher Barquero
Christopher Barquero | Life Coach @ChrisBarquero |
En una de las fábulas más conocidas de Esopo, una tortuga reta a una liebre a una carrera a pie y para sorpresa de todo el mundo gana.
Resulta que la liebre era muy orgullosa y ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga. «¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa!» -decía la liebre riéndose de la tortuga.
Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre y asegurarle que podía ganarle una carrera. La liebre, asombrada, aceptó. Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos.
Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y luego, empezó a correr. Corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar. Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.
Varias veces repitió lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida. Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.
Si, la fábula nos deja claro que no hay que burlarse jamás de los demás, pero sobretodo debemos aprender que la pereza y el exceso de confianza pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos. Y es acá donde puede radicar nuestro poco o nulo avance hacia lo que deseamos y el que otros, a paso lento pero seguro, sí logren sus metas. Tenemos la oportunidad cada año para aprender de nuestros errores y volver a intentarlo, pero la cosa es no dormirnos en los laureles ni creer que todo va a llegar si no vamos hacia lo que queremos.
La vida requiere de más acción y menos bla, bla, bla, entre querer y hacer hay un gran trecho y en el mismo es en donde muchas liebres se quedan dormidas y pues claro está que las tortugas por más lentas que sean, pero teniendo claro hacia donde van y sin importar cuánto les tome, llegarán a la meta pues están ese es su objetivo.
Y claro, en el camino debemos considerar varios pasos para accionar, no solo es cuestión de lanzarnos y llevar un ritmo, sino de contar con estrategias que nos acerquen cada vez más a lo que realmente deseamos, sin estarnos comparando con los demás, sean familiares, amigos, compañeros de trabajo, conocidos, vecinos y, aunque teniendo confianza entre nosotros mismos -que es vital–tampoco que ésta se desborde para que nos haga ver cómo la vida pasa y no avanzamos.
Algo importante es establecer metas para diferentes categorías de nuestra vida, este modo tendrás más claro en qué áreas de la vida que deseas invertir más.
Esto nos ayuda a recordar que la felicidad y la plenitud son algo más que una dimensión. La diversificación de los objetivos es también una manera de asegurar por lo menos un cierto éxito, porque vamos a estar naturalmente mejor en algunas áreas que en otras. Por ejemplo:
– Salud («Me voy a correr al menos tres carreras este año»)
– Mejora de carácter personal («Quiero ser un hermano mejor»)
– Académicos («Voy a terminar mi carrera», «Deseo obtener una certificación o especialización en tal o cual materia»)
– Espiritual («Me voy a tener más tiempo para meditar / orar», «iniciaré un curso de yoga», «voy a tomar 3 talleres de crecimiento personal este año», «Voy a leer 4 libros cada seis meses de motivación»)
– Carrera («Quiero abordar más oportunidades de liderazgo en el trabajo», «Quiero una mejor posición laboral», «Quiero un mejor salario», «Quiero moverme de empresa»)
– Familia («Quiero pasar más tiempo con mis hijos, con mis padres, con mis hermanos…»)
Una vez que tienes esos objetivos establecidos en cada área de tu vida que deseas mejorar, asegúrate de que los mismos son específicos y medibles. Los objetivos que pueden ser fácilmente medidos son mucho más eficaces. Por ejemplo, si dices «quiero ser un padre más lindo con mis hijos», puedes voltear ese objetivo a que sea más mesurable y decir algo así: «Voy a invitar al cine y a cenar a mis hijos al menos una vez a la semana «. O si usted tiene una meta de la carrera orientada a «ser más líder en el trabajo», es posible reformular en «Voy a tomar el liderazgo en al menos una nueva iniciativa de cada trimestre».
Teniendo metas específicas y además mensurables, debes entonces dar un paso más: dividir las metas en objetivos intermedios. Un año o el plazo que te establezcas es mucho tiempo y pueden pasar muchas cosas durante esos meses. Los especialistas aseguran que es importante establecer los pasos intermedios para aspirar. Esto también nos permite hacer los ajustes necesarios a nuestros objetivos a medida que aprendemos más sobre nosotros mismos, o si nos encontramos con nuestras circunstancias cambiaron significativamente.
Por ejemplo, si tienes una meta de perder 20 kilos, céntrate pérdida de 4 o 5 kilos durante el primer mes. Es mucho más fácil enfoque en un objetivo a corto plazo, que uno más largo plazo.
Y por supuesto, debes además tener un plan, pues de fijo tendrás que enfrentar situaciones que te quieran hacer desertar o bien pequeños obstáculos que de antemano sabrás como resolver. Al imaginar o prevenir cómo vamos a hacer frente a cada objetivo y discutir el problema y obstáculos, se comienza a formular un plan de acción concreto en nuestras mentes. Las metas pueden ser bastante difícil de lograr por sí mismos, si usted no tiene un plan en marcha, puede ser mucho más difícil de encontrar el éxito.
Mirar atrás en ocasiones es bueno y sobretodo cuando nos trazamos metas, ya que muchas veces ha sido tanto lo que hemos afrontado y superado que ni contabilizamos esos logro e ir atrás en el tiempo para ver lo que era importante para nosotros hace años y cómo lo logramos nos puede ayudar a tener claro qué debemos ejecutar para cada objetivo nuevo. También nos ayudará a analizar –con la mano en el corazón– porqué no logramos alguna de nuestras metas, qué sucedió y qué debemos modificar para que suceda. Ver hacia atrás nos ayuda a mirar hacia adelante a medida que aprendemos de nuestros errores y de nuestros éxitos.
Aprende a ser tan sabio como la tortuga, y no te confíes que si correr tan rápido como la liebre ya la meta es tuya porque te puedes dormir toda tu carrera, la base de todo es usar tus habilidades y talentos para llegar a la meta.
Toma en consideración que las metas son tuyas no son de nadie más, así que si no cumples o esquivas tus pasos para lograr lo que deseas, únicamente te engañas a ti mismo. No olvides que si decides ser fiel a ti mismo y creer en ti los milagros ocurren.
Y recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!
Christopher Barquero | Twitter: @ChrisBarquero | Facebook: Chris Barquero | Instagram: @ChrisBarquero
Christopher Barquero es periodista, productor y conductor de televisión costarricense radicado en México. Trabaja para la cadena Televisa y es colaborador de CNN. También dirige su propia agencia de relaciones públicas y mercadeo. Christopher es Life Coach, dedicado a impartir sesiones de Life Coach, Coach Ejecutivo y Empresarial. Es ferviente seguidor de las filosofías para el desarrollo, crecimiento personal y espiritual del ser humano, así como todo lo relacionado con la inteligencia emocional, autoayuda, meditación, metafísica, alimentación, ejercicio, programación neurolingüística, aplicación mental, kabbalah y yoga. Actualmente escribe su primer libro, una guía para el bienestar emocional, físico y espiritual.
Foto: Hombre exitoso / Shutterstock
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