7 formas de estimular la Inteligencia Emocional desde niños
Por Daniel Colombo | Hemos pasado de varios siglos donde la inteligencia analítica era preponderante, y entrado a una nueva era, en la que las emociones cobran protagonismo en el desarrollo humano, además del pensamiento racional. Es así como estas siete formas de desarrollar la inteligencia emocional desde niños se transforman en una necesidad imperiosa para que crezcan con mayor equilibrio acerca de sus sentimientos y formas de vincularse con ellos mismos y los demás.
La Inteligencia Emocional es la capacidad que tenemos los seres humanos para sentir, entender, gestionar y modificar los estados emocionales, e interactuar los demás. Como las emociones no se pueden controlar, sí es posible gestionarlas al dirigirlas, identificarlas y equilibrarlas. Fue postulada en forma clara, sintética, y difundida a nivel mundial por el psicólogo norteamericano Daniel Goleman, con su extensa obra sobre el tema.
En el caso de los niños y niñas es fundamental educarlos desde la inteligencia emocional, ya que les permitirá canalizar lo que sienten y que incorporen desde pequeños las habilidades que se necesitan para el mundo de hoy.
Las cinco dimensiones de la Inteligencia Emocional
El modelo de Goleman incluye cinco componentes que interactúan entre sí, para desarrollar una mayor efectividad emocional. En los puntos que siguen los encontrarás desarrollados desde la perspectiva de los beneficios para los más pequeños. Para los adultos se aplican los mismos principios.
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Conciencia de uno mismo o autoconciencia
Se trata de desarrollar el conocimiento pleno sobre todos los aspectos de su ser; sus virtudes, defectos, oportunidades para mejorar, los afianzadores de confianza, la capacidad de pensamiento crítico y la toma de decisiones.
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Autorregulación
Por lo general, los niños reaccionan ante los estímulos. Se puede aprender a gestionar la ira, rabia, enojo o los caprichos, por citar algunos ejemplos a partir de la auto regulación para que puedan escoger una mayor serenidad, que les permitirá decidir con tranquilidad y escoger lo mejor.
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Motivación
Como sabemos, la motivación es un combustible esencial para el desarrollo humano. Promueve la acción, la perseverancia, las metas y objetivos. Al desarrollarla desde la infancia aprenderán a tolerar las frustraciones, a enfocarse en el mejor resultado posible; a decidir y escoger las mejores acciones para lograr los resultados que se proponen.
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Empatía
Otra dimensión fundamental para la interacción social es la empatía, habilidad que nos permite ponernos en los zapatos de los demás, reconociendo las emociones de los otros, aplicando la escucha activa y buscando entender sus sentimientos.
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Habilidades sociales
La comunicación, el trabajo en equipo, el intercambio, la cooperación, solidaridad y entendimiento, son parte de estas habilidades sociales con inteligencia emocional. Los niños aprenderán a interactuar mejor con los demás y podrá desarrollar una vida de relaciones más plenas.
Siete formas de desarrollar la Inteligencia Emocional desde niños
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Emocionario
Como si fuese un diccionario, se pueden clasificar las emociones más usuales para generar una mejor identificación. Por ejemplo, colocando en un frasco o cesta un amplio listado de emociones escritas en papeles de colores y con íconos o dibujos alusivos; o en una grilla desplegable. También sirve hacer un diario de emociones, donde se escribirán, dibujarán y asociarán con estados internos, para revisar cuando sea conveniente. Conversar acerca de ellas, incentivar que los niños indiquen qué es lo que sienten y lo ubiquen en esos recursos a modo de ‘emocionarios’, permitirá que aprendan a distinguir las emociones.
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Juegos
El juego es esencial para el desarrollo emocional. Lo ideal es promover aquellos donde no haya siempre un ganador y un perdedor; sino un aprendizaje compartido. Los que estimulan la creatividad, la innovación y la colaboración son ideales para que aprendan sobre inteligencia emocional mientras juegan. La integración de adultos en los momentos recreativos con los niños permitirá que, ambas partes, disfruten de la exploración de sus emociones.
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Juguetes
Los niños tienen una imaginación extraordinaria; por eso los vemos jugando con pequeños objetos y recreando situaciones. Es posible incentivarlos, sugerirles y acompañarlos para que conecten con lo que sienten mientras juegan; incluso cuando representan otros personajes, o cuando arman distintas cosas con materiales diversos. Un ejemplo es al utilizar juguetes encastrables o plastilinas de colores, donde se podrán reflejar los estados emocionales en sus obras (sonrisa, tristeza, dolor, alegría, etcétera). También los de ingenio, armar, crear, innovar a partir de elementos conocidos, son especialmente estimulantes. Es fundamental que los adultos los estimulen con juegos que los ayuden a pensar y pensarse, además de entretenerlos.
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Películas
Actualmente hay una oferta muy amplia de materiales audiovisuales que sirven para la estimulación de la inteligencia emocional. Es importante que los adultos acompañen las conversaciones, rescates y análisis de las películas que ven los niños. Por ejemplo, registrar aspectos emocionales de los personajes y sus diálogos, y luego, convertirlos en conversaciones familiares.
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Conversaciones positivas
Más allá de los problemas y situaciones difíciles familiares, es importante que los adultos fomenten diálogos sobre aspectos positivos; incluso pueden aplicarse las lecciones aprendidas a partir de errores y fracasos de los niños y adultos, y analizar juntos de qué forma lo hicieron, convirtiendo esos hechos en un proceso virtuoso de crecimiento. Recuerda: aquello de “los chicos no entienden nada” es un error, ya que perciben y procesan -quizás en silencio- muchas de las cosas que ven en los adultos, y pueden marcarlos para siempre. Lo apropiado es dialogar y expresar.
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Elegir la mejor actitud
Ante cada situación enojosa, para integrar una mayor inteligencia emocional es importante resignificar los hechos. En primer lugar, buscar que los niños aprendan a no actuar de víctimas de las situaciones, sino que puedan reconocer su parte protagónica del os hechos. Y luego, no menos importante, que junto a los adultos puedan aprender a distinguir qué emoción predominó en aquella cuestión. De esta forma integrarán una mayor destreza para conectar con una actitud constructiva.
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Expresar lo que se siente
Una clave fundamental de la Inteligencia Emocional es aprender a expresar los sentimientos con total honestidad y profundidad. Para lograrlo, es necesario indagar y hacer preguntas que inviten a abrirse, por ejemplo: ¿”Qué estás sintiendo exactamente?”, “¿En qué lugar del cuerpo lo percibes?”, “Si esta emoción fuese un color, ¿cuál sería?”, “¿Qué palabras definen mejor lo que estás viviendo?” De esta manera, el niño o niña se permitirá bucear profundo en su naturaleza emocional, descubrirá matices e irá sacando las capas de su armadura, para llegar al corazón de las cuestiones.
Foto: Shutterstock
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