5 beneficios del silencio y consejos para incorporarlo en nuestra vida diaria
Por Daniel Colombo |
Los ruidos urbanos, las palabras y nuestro bullicio interior a veces se hacen ensordecedores. Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir el silencio prácticamente está ausente en nuestra vida. Los móviles con sus tintineantes alertas, los televisores, radios y reproductores de música, conforman una banda de sonido que, de repetida, casi se ha hecho costumbre.
Los que vivimos y trabajamos usualmente en grandes ciudades experimentamos un alto nivel de contaminación sonora, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe como una plaga moderna, ya que trae aparejada un impacto directo en nuestra salud.
El silencio es una alternativa maravillosa para recobrar el equilibrio interno y reconectarnos. ¿Has observado el impacto que sientes cuando te sumerges en el agua, cuando se aquietan los sonidos externos? La buena noticia es que es posible hacerlo a consciencia diariamente, cada vez que dispongas de unos pocos minutos.
Cuando Beethoven compuso su Quinta Sinfonía, acentúa su espíritu dramático desde los primeros compases. Y lo que le da mayor ímpetu e impacto son, precisamente, los silencios.
De la misma forma actúa el silencio en nuestra vida: acentuando los momentos y dándole cadencias, matices y fluidez al día a día.
El punto de partida es conoce los beneficios de fomentar el silencio:
1. Restaura tu energía
La sobre estimulación sensorial actual implica una carga excesiva en la corteza pre-frontal del cerebro. Esta parte es la que se relaciona con los procesos de toma de decisiones y la resolución de problemas. Con interferencias como los ruidos, nuestra capacidad de poner atención plena y enfoque se ve seriamente afectada. Esto deriva en manifestaciones como fatiga, irritación y nerviosismo. Piensa en las veces en que, cuando necesitas concentrarte, te tapas los oídos como una forma de silenciarte.
2. Aquieta la mente y las emociones
Tener periodos de silencio nos ayuda serenarnos, calmarnos y recobrar el equilibrio vital. También se alivian las tensiones. Empezamos a ser más conscientes de la respiración y esto oxigena mejor todo el organismo. Cuando hay mucho ruido se secreta cortisol, la hormona del estrés. Por eso en una discoteca -por ejemplo-, donde el sonido está en volumen muy alto, y las luces contribuyen a un exceso de estímulos sensoriales, más las bebidas que muchos consumen, se incrementa la presión sanguínea, y hasta aparecen signos de roces, maltrato y hasta violencia en casos extremos. El ruido afecta directamente a la forma en que accionamos frente a las cosas. Cuanto más fuerte, tenemos menos defensas.
3. Ayuda a ser más creativos
Hay una respuesta cerebral estudiada por los científicos, que se llama cognición autogenerada. Si estamos en silencio, ayudamos al órgano central que domina nuestro cuerpo para que libere la mente y la deja permeable a procesos creativos y de innovación. Por eso las ideas fluyen mejor cuando estamos relajados y en calma.
4. Regenera las neuronas
La neuro plasticidad es una función extraordinaria del cerebro que permite no sólo adaptarse e ir evolucionando en sus funciones y comandos, sino en la regeneración de células en el hipocampo, un pequeño órgano con funciones esenciales del sistema límbico, el que regula las emociones. Cuando nos silenciamos mejoramos la memoria y la concentración porque ayudamos a la regeneración cerebral.
5. Promueve el control del estrés
Las personas que se desenvuelven en ambientes caóticos y de alto estrés encuentran en el silencio una de las mejores herramientas para mantener su equilibrio vital. Ante un exceso de estímulos externos, es necesario determinar espacios en silencio para equilibrarse. La rutina, aunque parezca aburrida, también genera estrés. ¿Has visto que en los pequeños pueblos de vida tranquila, las personas también se estresan a menudo? Sucede que es una respuesta natural ante los problemas o situaciones de la vida, muchas veces agigantados por la percepción que le da cada persona.
· Tips para el día a día
– Crea momentos de silencio. Apaga tu automático cuando te despiertas y enciendes la radio o la televisión.
– Descansa de la música. Si bien la música es una herramienta fantástica para acompañarnos y despertar emociones, hay momentos en que podemos elegir silenciarla conscientemente, para estar a solas con nosotros mismos.
– Baja el tono al hablar. No es necesario forzar la voz cuando nos comunicamos. Incluso cuando te entrenas, puedes mantener un tono firme y suave a la vez, logrando mayor empatía con los demás.
– Practica técnicas que tengan al silencio dentro de su estructura. La meditación, el mindfulness (atención plena), yoga y muchas otras disciplinas, toman al silencio como uno de los pilares de la reintegración emocional y psíquica.
– Habla menos. Contabiliza todas las veces que generas conversaciones sin sentido. Vuelve a lo esencial, y la calma se despertará en ti.
– Lee en silencio. Descubre el placer de un buen libro o materiales que te nutran. Será un momento de mucha conexión interior dejándote llevar por las historias, e incorporando nuevos conocimientos.
– Dedica unos minutos a respirar profundamente. Hay muchas técnicas para oxigenarte y estimular tu organismo. Una muy sencilla es sentarte cómodamente, cerrar los ojos, inspirar por la nariz y soltar el aire por la boca, muy suavemente. Hazlo en series de 10 veces. Cuando abras los ojos, permanece un minuto al menos para volver al presente y retomar tus tareas.
– Invita a algún amigo a practicar juntos el silencio.
– Desconecta el móvil en varios momentos del día.
– Toma espacios de relax y silencio: por ejemplo, llena la bañera con agua tibia y dedícate unos minutos sólo a respirar, en silencio. Puedes incluir algún aroma agradable.
– Escucha antes de responder. En el trabajo, no reacciones de inmediato ante las situaciones. Colócate en la posición del observador, el que escucha en silencio. Haz pausas en tus conversaciones.
– Evita crear ruido ambiente. Limita tu aporte a la contaminación sonora en tu ámbito directo.
– Observa la naturaleza y el arte. Es una forma maravillosa de conectarte sin necesidad de ponerle palabras. Admira una obra de arte en la calle, en un museo, en un libro. Son pequeños momentos de conexión y de silencio, que te ayudarán a reintegrar tu vida.
Daniel Colombo | www.danielcolombo.com |Tw @danielcolombopr | Ig @daniel.colombo
Coach especializado en alta gerencia y profesionales; escritor y comunicador profesional
Foto: Hombre relajado / Shutterstock
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